Los más trascendentales proyectos de redención humana, en búsqueda de la libertad y el bienestar, han sustentado sus posibilidades de éxito en el encuentro de la verdad.
Así, la Biblia retrata a Jesús señalando: “Si se mantienen fieles a mis enseñanzas, serán realmente mis discípulos; y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres”. En el mundo de las luchas independentistas de Nuestra América, Eugenio María de Hostos afirmó: “Dadme la verdad, y os doy el mundo. Vosotros, sin la verdad, destrozareis el mundo, y yo, con la verdad, con sólo la verdad, tantas veces reconstruiré el mundo cuantas veces lo hayáis vosotros destrozado”. Simón Bolívar, Libertador de América, fue, al respecto, categórico: “Nos han dominado más por la ignorancia que por la fuerza”; “la esclavitud es hija de tinieblas, un pueblo ignorante es instrumento ciego de su propia destrucción”.
Siguiendo el ideario de estos símbolos del bien, la justicia y la búsqueda de la felicidad para los pueblos, encontrar la verdad es para la Humanidad un asunto de supervivencia, o correr el peligro de caer en la destrucción, la esclavitud y la barbarie. Como el hallazgo de la verdad es fruto siempre de un esfuerzo de búsqueda inconforme, que depende de hacer las preguntas adecuadas para llegar a las respuestas necesarias y no a la ilusión o la fantasía, voy a sugerir tan sólo algunas preguntas que me parecen cruciales respecto del escenario actual en Venezuela:
1. ¿Por qué se dice que en Venezuela se sufre tan grave falta de alimentos que justifica destrozos e incendios, si fue uno de los cuatro países con menos hambre de América Latina en 2012 (de acuerdo con FAO y OMS), esto es inferior al 5%, y uno de los países con mayor índice de niños y jóvenes obesos? Siguiendo la lógica dominante, ¿Por qué no hay peores desmanes en un país hermano como Colombia, en el cual el hambre fue sufrida por el 12.6% de la población, es decir casi el triple que en Venezuela?
2. ¿Por qué si las causas de los destrozos, incendios y manifestaciones es la escasez de productos básicos, se observan acciones de tipo político y no pobladas y saqueos de tiendas y almacenes, que es lo normal y esperable cuando de carencia generalizada se trata, como en República Dominicana en 1984? ¿Por qué uno de los dirigentes opositores, Henrique Capriles, afirma que se debe a “falta de medicinas” si los avances en salud en Venezuela están entre los más destacados de la región?
3. ¿Por qué tanta violencia por supuesta “ausencia” o falta de acceso a comida si The Economist publicaba esta semana que la escasez sólo ha afectado a un 28% de los productos? ¿Por qué los mismos analistas no prevén algo igual en República Dominicana, país en el cual el Latinobarómetro detectó que alrededor del 70% de la población no tiene dinero suficiente para comprar la comida del mes?
4. ¿Por qué el epicentro de las protestas por la “escasez” es Plaza Altamira, en medio de urbanizaciones de clases acomodadas y habitantes con piel tan blanca, y no como es más lógico en barrios pobres y población mestiza, siendo Venezuela el país con mayor proporción de afro-descendientes de Sudamérica, exceptuando Brasil?
5. ¿Por qué Unesco reconoce a Venezuela como el quinto país con mayor matrícula universitaria del mundo, que ha crecido en más de un 800%, siendo alrededor del 75% educación superior pública, y sin embargo no se conoce una sola lucha del “movimiento estudiantil” actual para lograrlo, mientras hay “estudiantes” marchando contra “torturas” y por “comida”?
6. ¿Por qué si los estudiantes de la educación superior en Venezuela ya superan los 2 millones 600 mil (es decir, alrededor de nueve veces lo que existe en República Dominicana) las manifestaciones que se observan son más bien en forma de focos o grupos de decenas o, a lo sumo, cientos de personas? ¿Por qué si lo habitual y normal es que los estudiantes o sindicatos marchen por más bienes y servicios públicos, y leyes más democráticas y equitativas, los “estudiantes” que marchan en Venezuela lo han hecho por papel higiénico, defendiendo la propiedad privada sobre medios de prensa o negocios de consumo? ¿Por qué no se conoce aún el nombre de ninguna federación u organización estudiantil, ningún pliego de demandas ni el nombre de ninguno de sus más importantes dirigentes o miembros de directivas, y sí se conocen los nombres de connotados y antiguos líderes de la oposición partidista y electoral, involucrados en las acciones golpistas de 2002 y 2013?
7. ¿Por qué y quiénes producen las imágenes falsas de torturas, asesinatos y vejaciones posteriores a los confusos hechos del 12 de febrero de 2014, manipulando fotos de Chile, Europa o Siria para que aparezcan en las redes sociales y hasta en medios como CNN como si ocurriesen en Venezuela? ¿Qué liderazgo democrático y civilista se ha valido de algo así en la historia universal?
8. ¿Por qué si los bolivarianos y sus aliados han ganado las elecciones de 2012 y 2013, incluidas las municipales de diciembre recién pasado cuando obtuvieron el 55% de los votos y el 76% de las alcaldías, se habla de que el oficialismo es hoy “minoría? ¿Por qué se propone su renuncia como salida a “la crisis” o un referéndum revocatorio, fuera de todos los plazos y procedimientos legalmente establecidos para ello en la Constitución hecha con el propio liderazgo bolivariana? ¿Por qué se invoca la falta de diálogo si hace apenas dos meses se dio en Venezuela un encuentro histórico entre el Ejecutivo nacional y todos los alcaldes recién electos, incluyendo oficialistas y opositores, y por tanto con la participación de todos los partidos y posiciones? ¿Con quién se dialoga, quién dirige o lidera “la crisis”?
9. ¿Por qué el principal –y prácticamente único- vocero de las manifestaciones, supuestamente pacíficas y alentadas por la ineficiencia” del gobierno, es Leopoldo López, persona que no cuenta con ninguna representación salvo la de su minúsculo partido, y su llamado más importante es, desde hace meses, “sacar a quienes gobiernan”? ¿Por qué no usan las gobernaciones, alcaldías y curules en las Asambleas nacional y estatales para proponer un curso de acción pacífico y político, y por qué no canalizan a través de su enorme incidencia mediática las denuncias de “corrupción”, “fraude”, “totalitarismo”, “hambre y “represión” con pruebas contundentes e irrefutables –no por twitts ni cápsulas de Youtube- cómo sí hacían las oposiciones a Trujillo, Balaguer, Pinochet o Videla?
Y para terminar: 10. ¿Por qué en República Dominicana tienen tanto espacio las voces que acusan la “crisis” y el “caos” en Venezuela, sin dársele casi ninguna oportunidad a la paz y tranquilidad para escuchar a un Gobierno y un bloque de partidos que en un año y medio han ganado tres elecciones, y que encarnan el legado que, según el Presidente de la República Danilo Medina, ha sido con nuestro país “el sinónimo de la solidaridad”?
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