La Piscina Escolar de la Universidad de Chile, ubicada en la intersección de Independencia con Santa María, fue inaugurada en 1929 como parte de un que buscaba mejorar la capacidad física y la calidad de vida de los jóvenes chilenos.
Su diseño pertenece a Luciano Kulczewski, autor también del funicular del cerro San Cristóbal, la sede del Colegio de Arquitectos y el llamado “Edificio de la Gárgola”, entre otras construcciones.
Su brillo arquitectónico, sin embargo, hoy puede pasar desapercibido entre los daños que ha dejado el paso del tiempo, los graffitis que se ven incluso en su parte superior y un entorno que le ha quitado el protagonismo que alguna vez tuvo en el barrio.
“Es una construcción estilo art decó, muy característica y marcada en su línea, representativa de una época. Es de un arquitecto connotado como Kulczewski, que le dio su sello”, dice la arquitecta María Magdalena Barros, quien encabeza a un grupo de especialista que trabaja para que el inmueble sea declarado como monumento histórico.
“En su libro sobre Kulczewski, el académico Fernando Riquelme señala que la piscina es una de sus obras más singulares y vaya que sí lo es, porque solo basta ver la pregnancia de este gran volumen a dos aguas, que es bastante hermético en su aspecto, pero al ingresar primero te encuentras con un hall y finalmente con un espacio de gran transparencia y mucha levedad, con una estructura metálica. Esos también son factores de interés desde el punto de vista del análisis arquitectónico y lo convierten en una obra muy atractiva”, explica la especialista.
La solicitud será presentada al Consejo de Monumentos Nacionales, ha sido elaborada con financiamiento del Fondart y cuenta con el patrocinio de diversas reparticiones de la Universidad de Chile, la municipalidad de Independencia, el Colegio de Arquitectos y la embajada de Polonia, entre otros actores.
También un Fondo del Patrimonio ha permitido hacer mejoras en el interior, pero algunos de los problemas más serios se encuentran en la relación con el entorno: “Las fachadas tienen problemas. A grandes rasgos, el edificio se mantiene, pero hay que hacer mejoras en la conexión con el espacio público. Hay muchos adosamientos de construcciones, en el sector poniente hay estacionamientos y todo eso influye en su deterioro. El vandalismo ha sido recurrente en el tiempo y es facilitado por estos espacios: la gente sube por ahí, llega al techo y hace graffitis”, señala María Magdalena Barros.
“Originalmente, la piscina estaba rodeada de jardines (ver imagen principal). Aun así, sigue siendo un edificio muy notable en su forma y arquitectura. Tiene detalles de interés, como una suerte de coronaciones florales que existían originalmente, de formas geométricas, que estaban en la parte superior de la piscina. Si se llegara a restaurar, sería muy interesante recuperar esas piezas, porque dignifican las fachadas”, añade.
El proyecto forma parte de una estrategia para que diversos edificios pertenecientes a la Universidad de Chile sean conservados. Una de las instituciones que la impulsa es el Archivo Central Andrés Bello, cuya directora, Alejandra Araya, considera que “se ha ido produciendo un mayor interés por resguardar el patrimonio que no está protegido por ley. Son inmuebles como las facultades de Derecho y Medicina de la Universidad de Chile, que han sido generadas por actores internos”.
No obstante, esos procesos no han sido fáciles. Según Alejandra Araya, “se replican las mismas preocupaciones y tensiones de la sociedad chilena respecto de la custodia de los bienes. Es decir, no necesariamente todas las comunidades están de acuerdo con la declaratoria de sus bienes como monumento histórico nacional, por ejemplo, por aprensiones sobre dificultades de su gestión o mayores costos. Entonces la protección del patrimonio de la universidad implica hacerse cargo de una serie de elementos que también están en debate en la sociedad en general”.
Justamente, el Archivo Central Andrés Bello (Arturo Prat 23, Santiago Centro) recibirá a las 19 horas de este martes una charla de María Magdalena Barros sobre la piscina y la solicitud para que sea declarada como monumento histórico. Mientras, en el acceso de la misma piscina, se ha instalado un panel en que cualquier persona puede sumarse al pedido.
Imagen principal: Gentileza Archivo Central Andrés Bello para expediente de declaratoria.Imágenes secundarias: Santiago Kul.