Con este recorte a los subsidios, desde agosto el aumento que sufrirán los clientes del servicio de gas será de entre 100 y 284 por ciento, mientras que por el agua deberán pagar entre 70 y 400 por ciento más.
Al respecto, el ministro de Economía de ese país, Axel Kicillof, dijo que la reducción en los subsidios a los servicios básicos se hará por etapas y habrá incentivos para quienes logren reducir su consumo: “Hay diferentes medidas con las que vamos a ir trabajando para que el consumo de cada uno de los hogares sea más responsable, es decir, que nadie despilfarre el recurso. Porque está subsidiado y tenemos compromiso con eso, pero también es cierto que es un recurso escaso y que ese subsidio depende de la capacidad nuestra de producir gas y cuando no lo producimos, también importarlo. Así que vamos a incentivar fuertemente el consumo responsable”, señaló.
En ese contexto, la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, llamó a los ciudadanos a reducir el consumo de gas y agua. Además, destacó que la medida no se aplicará a la industria, con el objetivo de mantener la competitividad del sector: “La industria argentina, a la que tanto hemos ayudado, que nos ayuden a cuidar este modelo, este proyecto, este país, que es el país de ellos también”, dijo Cristina.
Además, agregó que: “Cuando hoy presentaban la reducción de subsidios y decían que íbamos a exceptuar a la industria, lo hacemos con la firme convicción de mantener la competitividad y que la industria sepa escuchar el mensaje que da el gobierno al mantener las mismas tarifas de energía, para que tengan también esa retribución de agradecimiento a los millones de usuarios y consumidores”, señaló.
Víctor Salas, economista de la Universidad de Santiago, explicó que el anuncio llega en un contexto de crisis económica, bajo crecimiento y poco control sobre la inflación. Además, señaló que con esto el gobierno pretende disminuir el gasto público, para equilibrar el déficit fiscal que se ha expandido de la mano de esos subsidios: “Lo que va a ocurrir con la economía argentina es que va a tener un problema de mayor presión inflacionaria, eso le va a significar un remezón fuerte respecto a las alzas de precio, por un lado, pero también de reducción del costo y gasto fiscal que se estaba realizando y eso es lo que se está buscando con estas medidas”, explicó.
Cristián Fuentes, director del Programa Internacional de Fundación Chile XXI, explicó que el gobierno transandino ha tratado de detener la inflación que afecta directamente a los reajustes salariales. “Los distintos gremios exigen a las autoridades un sueldo por encima de la inflación, lo que ha incidido en la baja de la popularidad de Cristina”, dijo.
En ese sentido, Fuentes se refirió a las consecuencias políticas que podría traer esta situación para el oficialismo, de cara a las elecciones de 2015: “En un año más hay elecciones presidenciales, con problemas bastante complejos para el peronismo gobernante, porque la presidenta no se puede re elegir, porque el kirchnerismo que es la expresión mayoritaria del peronismo gobernante, no tiene candidatos. Entonces todas estas cosas se suman al deterioro de esa facción política. Lo que está intentando hacer el gobierno es ordenar lo más posible, hacer el control de daños más importante posible y por lo tanto poder llegar a las elecciones de la mejor manera”, concluyó.
Argentina perdió el autoabastecimiento energético en 2011 e importa cada vez más gas y combustibles. Esta situación contribuyó a la escasez de divisas, que derivó en la devaluación del peso de enero pasado. Frente a este panorama, los analistas prevén que el gobierno de Fernández también reduzca las subvenciones a la energía eléctrica en el mediano plazo