Hace semanas ya la Confech decidió en sesión plenaria sumarse al Plan de Participación Ciudadana del gobierno sólo bajo el cumplimiento de ciertas garantías. Los recientes dichos del ministro Eyzaguirre sobre la gratuidad y el rol de los estudiantes contradijeron públicamente lo que había dicho el propio ministerio previamente. Como CONFECh lo emplazamos a reunirse con el movimiento estudiantil y explicar su “confusión”, ante lo cual rectificó que con “vinculante” se entendía que las conclusiones del Plan de Participación Ciudadana serían las bases y fundamentos de la reforma educativa. Ante esa pública promesa, además de un plazo de 10 días para enviar la derogación de los artículos del DFL-2, decidimos asistir. Dejaremos el Plan si es que las garantías no se cumplen, si es que se insiste en tender manos a la participación y enviar proyectos de ley inconsultos a la vez o si se relega al Plan al rol de un mero club de debate sobre educación.
Esto es lo que parecieran pretender algunos parlamentarios de la Nueva Mayoría al escandalizarse por el hecho de que la participación de la Concfech sea vinculante, dando cuenta de su estrechísimo entendimiento de lo que es realmente la democracia. Olvidan que si no fuera por la acción decisiva del movimiento estudiantil, por su esfuerzo a lo largo de casi una década, hoy en Chile no se hablaría de la crisis educativa. Olvidan que mientras hemos salido a las calles sistemáticamente, sufriendo represión y perdiendo la vida de Manuel Gutiérrez, militantes de sus filas aparecían vinculados a los escándalos de la Comisión Nacional de Acreditación o invertían en Agencias Técnicas de Educación para recibir millones por la Ley de Subvención Escolar Preferencial ¿Pretenden acaso que confiemos a ciegas y deleguemos la construcción de un nuevo sistema educativo en quienes, rotando por distintos cargos, tienen gran responsabilidad en el actual estado de la educación?
Es por lo mismo que nuestra principal herramienta sigue siendo la movilización. El Plan de Participación, por sí sólo, no asegura nada. La asamblea plenaria del 02 de agosto no sólo debe evaluar el Plan de Participación Ciudadana, sino que también delinear nuestras acciones durante el segundo semestre. Algunas de ellas ya están en marcha, como el avance con el Consejo de Rectores para exigir efectivamente un impulso del estado hacia sus universidades, tema que trataremos paralelamente al Plan de Participación por su urgencia.
El movimiento social por la educación debe seguir empujando, como a lo largo de ésta década, por seguir ampliando los límites de lo posible de hacer y discutir en Chile. En ese impulso, la actual iniciativa de la CONFECh de presentar su propia propuesta de democratización es fundamental. Ésta es una demanda del movimiento estudiantil desde el retorno de la democracia: derogar los artículos del DFL-2 no basta y por eso abogamos porque el derecho a participar de la gobernanza de las instituciones educativas se haga efectivo.
Una medida así apunta directamente a los pilares del sistema de educación de mercado: el autoritarismo. Debemos trabajar y movilizarnos también por los cinco puntos definidos por la CONFECh en conjunto con todos los actores educativos. Vamos por la condonación de la deuda educativa, el fin efectivo al lucro, una gratuidad sin bancos, mejores condiciones laborales para las y los trabajadores de la educación y lo fundamental: la construcción de un Sistema Nacional de Educación Pública. Este segundo semestre debe ser de avances para el movimiento estudiantil.