Varios han sido los escritores que han reclamado acerca de la forma en la que se selecciona al Premio Nacional de Literatura. Volodia Teitelboim, es uno de ellos, quien el mismo año que fue galardono con este reconocimiento (2002), dijo a los medios de comunicación que el gran problema es el lobby existente.
Pareciera que no sólo se trata de la prolífica carrera de un autor o la calidad de su obra, sino también de los grupos de apoyo y las redes en las que se mueven.
Al respecto comenta Silvia Aguilera, directora de LOM, editorial que ha logrado los premios 2006 a José Miguel Varas y 2008 a Efraín Barquero, y que hoy postula al escritor Jorge Guzmán.
La gestora explica que su carta de navegación consiste en el llenado del formulario. “Nosotros no hacemos lobby, sino que mandamos cartas de recomendación de autores y críticos, más una reseña de los libros publicados”, dice.
Además añade que lo que se busca con este reconocimiento es un espacio para relevar la obra de los candidatos: “Esta es una posibilidad para destacar la obra y ponerla a disposición del público general y de la formación académica”.
Nueva campaña: “más ciudadana”
Hasta ahora los candidatos al premio, son: Guzmán, Poli Délano, Patricio Manns, Germán Marín, Antonio Skármeta, Francisco Casas, José Luis Rosasco, Francisco Rivas, Fernando Emmerich y Pedro Lemebel.
Quien levantó la candidatura de éste último fue el dueño de la librería Metales Pesados, Sergio Parra. Esto, luego que Diamelta Eltit decidiera bajarse del reconocimiento, cuenta. “Cuando vimos la posibilidad cercana que Skármeta fuera el triunfador, dijimos vamos, vamos con Pedro Lemebel”, sostiene.
“A 15 días del cierre de la postulación armamos una campaña que abrió las puertas a la opinión de la ciudadanía, cosa que no se había visto”, afirma Parra.
“Nosotros nos quisimos alejar de los intereses políticos que, por ejemplo, dieron por ganadora a Isabel Allende en un gobierno de derecha y que, claramente, muestra el sesgo de cómo se entiende la creación literaria (…) a través del best seller”, sostiene. Y agrega: “Lemebel y todos nosotros ya nos damos por ganadores, porque hemos visto el apoyo de la gente. Han venido de Rancagua y Quillota, incluso más lejos, a firmar por el autor, por eso creemos que estos premios para que sean más válidos deben contar con participación, y también con la inclusión de la ministra de Cultura, que todavía no es parte”.
El espectáculo
Independiente cómo se resuelva el ganador del Premio Nacional de Literatura, el director del Departamento de Literatura de nuestra casa de estudios, Horst Nitschack, señala que estos reconocimientos “son importantes para el espacio cultural de un país”
Sin embargo, el problema es que “estos galardones no siempre reflejan la calidad literaria expresada en la permanencia de la obra en un contexto. Y es ahí donde tengo ciertas dudas”, pues “a veces su importancia es de muy corto plazo”, sentencia.
“Obviamente se hace lobby para conseguir el reconocimiento, pero es como tiene que ser, no me parece mal, es parte de este espectáculo que es un tipo de performance, así vemos a Eltit que no quiso participar y a Lemebel que se sumó con algarabía, todo se hace parte de la escena literaria de Chile”.
En definitiva, “el premio no refleja la calidad, sino un cierto ambiente literario, y eso es lo interesante, porque da a conocer a quienes lo necesitan más y a los que no, es el caso de Skármeta quien no necesita promoción, en cambio Germán Marín sí”.
El resultado se sabrá a mediados del mes de agosto, cuando se reúna a dirimir el ministro de Educación, Nicolás Eyzaguirre; el Rector de la Universidad de Chile, Ennio Vivaldi,el rector de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (Umce), Jaime Espinoza; el ganador 2012, Óscar Hahn; y el poeta Pedro Lastra que representa a la Academia Chilena de la Lengua.