A cien años de la Primera Guerra Mundial

  • 30-07-2014

El pasado lunes 28 de julio se cumplieron 100 años del inicio de la primera guerra mundial. Esta conflagración significó en su momento, el conflicto bélico de mayores dimensiones de la ya iniciada época imperialista del sistema capitalista mundial.

Aunque la historiografía tradicional ha señalado como causa del conflicto el asesinato del Archiduque Francisco Fernando de Austria en Sarajevo, en realidad ese fue el motivo de la misma. Las causas profundas dicen relación con los cambios en la base productiva, -en particular la militar-industrial- que vivían las potencias en pleno desarrollo del imperialismo. Tal fenómeno produjo respuestas particulares de los poderes mundiales de acuerdo a factores geopolíticos, estratégicos y a sus características socio culturales. Esto comenzó a generar transformaciones en las alianzas políticas existentes , las que condujeron al rompimiento del equilibrio económico y al potencial bélico de los factores de poder global y sus coaliciones.

Debe recordarse que la definición más conocida de guerra es aquella de Clausewitz que señala que la misma es la continuación de la política por otros medios. En esa medida, hacer referencia al conflicto  solo en su desarrollo bélico es algo válido para aquellos estudiosos o interesados en la historia militar, sin embargo en el trasfondo de la conflagración subyacen una serie de condicionantes de orden económico y político donde se debe buscar el origen de esta guerra y de cualquier otra.

Más allá del desarrollo de las hostilidades en el escenario de combate, la primera guerra mundial y el colapso de las potencias centrales (imperio austro-húngaro, Alemania, e imperio otomano) se debió  a su incapacidad  de desarrollar las fuerzas productivas a fin de forjar un proceso de producción económica e industrial que les permitiera mantener su status.

Al finalizar el conflicto, surgió un poder diferente en Rusia alternativo a los existentes a partir de la toma del poder por los bolcheviques. Así mismo las potencias centrales desaparecieron, dando paso a otros  países, que consumaron un nuevo reparto del mundo, en particular de Medio Oriente y el norte de África, dando origen a la mayor parte de los males que esa región ha vivido en los últimos cien años y que ha tenido desde entonces -dada su importancia como mayor fuente de energía del mundo- valor estratégico en el tablero mundial.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

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