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Friedrich Nietzsche y el Pueblo Judío


Domingo 10 de agosto 2014 21:57 hrs.


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Hace poco días atrás releí el artículo “Friedrich Nietzsche y su Actitud Hacia el Pueblo Judío”, de Jacob Golomb (“Tribuna Israelita”, Semanario Hebreo, Uruguay, 1999). Llama la atención que un hebreo eche mano a Nietzsche a fin de “llevar agua a su molino”. Sabido es que hay quienes asocian la obra del filósofo alemán con el nazismo y otros que rechazan este punto de vista.

Jacob Golomb  afirma que “la actitud de Nietzsche está lejos de ser antisemita. Al contrario, si cediéramos a la inclinación de poner etiquetas a los grandes hombres de espíritu, deberíamos etiquetar a Nietzsche como un gran escritor filosemita con profunda empatía hacia el pueblo judío.”

Golomb señala que la  actitud filosemita de Nietzsche surge directamente de su doctrina filosófico-psicológica general y de su lógica interna, que su actitud anti-antisemita surge de su actitud atea y antimetafísica. Pues, una vez que Nietzsche mató a todos los dioses e ídolos, no podía suscribir el antisemitismo teológico-metafísico que había prosperado en base a la acusación de que los judíos fueron los asesinos de Dios.

El Concepto de Poder en Nietzsche

En opinión de Golomb, “el pivote que une la totalidad del pensamiento de Nietzsche es el concepto de poder (Macht). Es la única “raíz común” de la cual ha surgido su “árbol filosófico” en torno al cual se “entretejen y entrelazan” sus primeras y últimas opiniones”.

El poder en la psicología de Nietzsche es el instinto básico del alma humana, demasiado humana, escribe Golomb.

Sin embargo, continúa Golamb en su interpretación de Nietzsche, “este poder no es idéntico con la pulsión bruta, el efecto animal, violento e incontrolable al que Nietzsche llama Kraft (fuerza).”

Según Nietzsche, prosigue Golomb,  en tanto criatura creativa como instintiva el hombre también encarna una voluntad de poder dirigida hacia una moralidad y una cultura auténticas y creativas.

La idea de “superar el propio yo” constituye el componente esencial del concepto nietzscheniano de voluntad de poder. La voluntad de poder óptima- continúa Golomb en su interpretación de Nietzsche-,  se encuentra en el Ubermensch (superhombre) y en la nación de poder.  En opinión de Nietzsche, Golomb continúa, el pueblo judío es justamente esa nación.

Según Golomb, la explicación psicohistórica de la voluntad de poder óptima que Nietzsche atribuye al pueblo judío se halla en la dialéctica del sufrimiento a la que el pueblo judío se ha visto enfrentado a lo largo de su historia (diáspora y persecuciones).

La superación de ese sufrimiento aumenta el poder y hace posible el proceso de autorrealización. Según Nietzsche, los judíos son “la raza más fuerte, resistente y pura que vive hoy en Europa; saben cómo prevalecer” y que “si hubieran querido o si se les hubiera forzado a ello incluso podrían tener preponderancia y, de hecho muy literalmente, dominio sobre Europa, eso es seguro; igualmente seguro es que no lo buscaron ni hicieron planes para ello.” (Más Allá del Bien y del Mal).

Esa certeza, continúa Golomb, la extrae Nietzsche de su creencia de que los judíos están dotados de genuino poder y no necesitan logros políticos para tranquilizarse.

Sin embargo, Nietzsche también expresó opiniones como las siguientes sobre el pueblo judío. En el Anticristo, apartado o capítulo 24 señala: “Desde el punto de vista psicológico, el pueblo judío es un pueblo que manifiesta una fuerza vital tenacísima, y que, colocado en una situación imposible, toma voluntariamente, por la más profunda habilidad del instinto de conservación, el partido de los instintos de la decadencia, no ya dejándose dominar por ello, sino habiendo adivinado en ellos una fuerza con la cual se puede desarrollar contra el mundo. Los hebreos son lo opuesto a todos los decadentes: tuvieron que sostener el partido de los decadentes hasta dar la ilusión, y con un non plus ultra del genio histriónico supieron colocarse en el vértice de todos los movimientos de decadencia (en calidad del cristianismo de Pablo). Para aquella especie de hombres que en el judaísmo y en el cristianismo llegó al poder, la decadencia es una forma sacerdotal, es sólo un medio: esta especie de hombres tiene interés vital en hacer que la humanidad enferme y en invertir, en sentido peligroso para la vida y calumniador para el mundo, los conceptos de bien y mal, verdadero y falso”. Durísima reflexión y que Golomb soslaya.

Jacob Golomb recurre a Nietzsche para tratar de “llevar agua a su  molino”. Sin embargo, lo hace mostrando con evidente sesgo el pensamiento del filósofo.

Fernando Curiqueo Vásquez

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