Las derrotas intensifican la crisis. Semana a semana los cruzados se hunden en un abismo sin fútbol, brillo o ideas.
La eliminación de Copa Sudamericana caló hondo en la hinchada: redes sociales inundadas de duros comentarios marcaron todo el partido y se endurecieron hacia el final.
La rabia es generalizada. La cabeza de los dirigentes es exigida en San Carlos. La temperatura del camarín tampoco ayuda a la tan anhelada calma.
Desconfianza, confusión, inseguridad son algunos de los reflejos del equipo de Falcioni en cancha, un técnico que con trayectoria, pero sin triunfos no ha podido validar su presencia en el cerro.
Expulsiones, impotencia, descontrol, así se resume un partido donde los nacionales no estuvieron a la altura. El 3-0 aplastó ya no los sueños, sino las esperanzas cruzadas.
La derrota ante River Plate de Uruguay fue una gota más sobre un vaso que ya no aguanta más agua. La eliminación de la Sudamericana es un nuevo sin sabor que deberá ser olvidado pronto, veloz, antes que los fantasmas vuelvan a inundar San Carlos de Apoquindo, esta vez frente a O’Higgins el domingo, por el campeonato nacional.