El ministro de Relaciones Exteriores, Heraldo Muñoz sostuvo en una carta enviada al diario El Mercurio, el domingo 28 de diciembre, que la estrategia chilena hacia Latinoamérica será la “convergencia en la diversidad”, en vista de los distintos proyectos políticos que enarbolan los distintos gobiernos de la región, lo que dejaría espacio al pragmatismo en la concreción de acuerdos de desarrollo de cada uno de los estados.
Además, el canciller se refirió a otros tópicos de política exterior en los cuales Chile, y el gobierno de Bachelet en específico, se ha querido centrar, siempre con la inclinación prioritaria hacia le región, en tanto que es a través de ella y en su conjunto, que se puede ejercer algún grado de influencia en el sistema internacional, dominado por las grandes potencias.
Si bien el académico del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, Gilberto Aranda, reconoce que en estos nueve meses el Gobierno ha intentado establecer lazos más allá de lo meramente económico y comercial con los países vecinos, es difícil para el país sacudirse de veinte años de política exterior centrada, principalmente, en esta área
“Chile en estos nueve meses de una nueva administración ha hecho esfuerzos por insertarse no sólo en el nivel comercial y económico en la región, sino que verdaderamente apostar a una interlocución y un diálogo político que lleve a la postre a un proceso de integración latinoamericano, pero a pesar de esta intención y de emprender una política a este respecto, no ha sido fácil por lo que ha sido la política de los últimos veinte años”.
Aranda además expresa que esta predilección de Chile por una política exterior marcadamente económica y de comercio abierto, se ha granjeado la animadversión del resto de Latinoamérica, no obstante el analista sostiene que en la región se está viviendo un proceso de “atenuación ideológica”, que tiene entre sus ejemplos más claros el acercamiento entre Cuba y Estados Unidos, lo que podría favorecer el pragmatismo que el canciller Muñoz pretende imponer en las relaciones entre gobiernos con proyectos políticos disímiles.
Por su parte, el analista internacional Raúl Sohr, señala que en Chile se han tejido mitos en torno a la política exterior, por ejemplo con el caso de Perú, al creer que se pueden mantener relaciones comerciales por separado con las vicisitudes políticas –la tesis de las cuerdas separadas-, sin embargo eso no impidió que nuestro país terminara en La Haya dirimiendo sus problemas limítrofes con el vecino del norte.
“Allí quedó de manifiesto una serie de mitos, en las relaciones exteriores chilenas. Uno de los mitos era que a mayo comercio, mejor eran las relaciones entre los países, y bueno el comercio y las inversiones entre los dos países han aumentado, y eso no impidió que nos llevaran a La Haya y se perdiera algo –aunque no fue dramático-, pero se perdiera alguna soberanía marítima”.
Uno de los puntos más sensibles de la política exterior chilena, y que en realidad atraviesa gran parte de nuestra historia, tiene que ver con la demanda marítima de Bolivia que ahora está alojada en la Corte Internacional de Justicia que deberá decidir si se puede obligar a nuestro país a negociar una salida soberana al mar para el país altiplánico
Paz Milet, académica del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, enfatiza en la estrategia comunicacional boliviana sobre este tema y que ha logrado tensionar aún más las relaciones, de por sí deterioradas, entre ambos países
“Sin duda ha sido un año especialmente tenso, no sólo por la presentación de la demanda boliviana frente a La Haya, sino por toda la estrategia comunicacional que se ha desarrollado por parte de Bolivia, y de alguna manera el tensionamiento de las relaciones por un intento, no sólo de la estrategia comunicacional, sino de multilateralizar el tema, que Chile considera que debe enmarcarse en el ámbito netamente bilateral”.
Cristina Moyano, historiadora de la Universidad de Santiago, sostiene que la política exterior del Gobierno durante 2014 ha expresado las tensiones políticas que se viven al interior de la Nueva Mayoría, hacia la relación con los países vecinos que tienen gobiernos de carácter progresista, con quienes no ha logrado establecer lazos sólidos debido a las reacciones que en los partidos políticos del bloque oficialista se provocan.
“Se declara un gobierno que va a realizar las reformas estructurales que van a terminar con la herencia dictatorial, y en ese sentido uno puede decir bueno, la política internacional también debería ser coherente con construir lazos hacia aquellos países que han puesto como elemento central políticas más progresistas, pero como no ha logrado resolver eso este gobierno, ese ha sido su gran problema durante este año, lo mismo se expresa en la política internacional”.
Un aspecto mencionado por el ministro Heraldo Muñoz en su balance, son las negociaciones que Chile sostiene para la adopción del Acuerdo Transpacífico (TPP por sus siglas en inglés), que incluye a países como Estados Unidos, Perú, México, Canadá y Japón entre otros, y que ha despertado la inquietud en diversos círculos, sobre todo por las cláusulas relativas a propiedad intelectual y patentes, que eventualmente podrían perjudicar a las sociedades de los países más pequeños que están en el proceso de firma del tratado.
Raúl Sohr es enfático al señalar que todo el proceso de negociación del TPP es una “vergüenza” para nuestro país, debido a la poca transparencia con las que se han llevado adelante, y por las condiciones que, según han trascendido, pueden ser muy beneficiosas para las grandes empresas estadounidenses, pero muy perjudiciales para la población del resto de los países.
En este sentido, el diputado del Partido Liberal y miembro de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara, Vlado Mirosevic reconoce que los diputados han pedido información con respecto a este acuerdo, pero no han logrado obtener mayores datos al respecto, ni con el gobierno de Piñera ni con la actual administración.
“Lo que sí puedo decir es que a lo menos uno tiene sospechas con que el TPP no va a ser muy beneficioso para Chile ya que en varios rubros puede verse afectado. Yo me mantengo, dada la poca información, en una posición de sospecha, no soy un optimista para nada y me preocupan los temas de propiedad intelectual y de derechos digitales que pueden afectar a Chile. No tengo mucha información, por lo que mantengo mis dudas, sospechas y recelo al respecto”.
No obstante los académicos estiman que las relaciones de Chile con el resto de América Latina estarán teñidas por la demanda marítima boliviana y la solidaridad que le han expresado algunos países, reconocen que hay avances con respecto a las relaciones con Brasil, por ejemplo, lo que abre otras posibilidades de inserción en el concierto latinoamericano, que pueden reportar beneficios para el país durante la administración Bachelet.