El Tribunal Constitucional ha sido criticado en los últimos días. Con requerimientos de inconstitucionalidad presentados por la Alianza en contra de la Reforma al Binominal y Educacional, desde la propia oposición reprocharon las resoluciones del TC.
Después de que el Tribunal se pronunciara a favor de cinco de seis requerimientos del proyecto que pone fin al lucro, la selección y el copago, el asesor de la Alianza en esta materia, José Francisco García, enfatiza que desde su punto de vista, la tan criticada politización del TC sería preferible ya que “no hay que ser cínico” en esta materia, aseguró, porque es mejor que “la política esté arriba de la mesa y no bajo de ella”.
El rol políticos de los ministros del Tribunal Constitucional, ¿han afectado el pronunciamiento del organismo?
En general, hay una discusión en el mundo de que dentro de la justicia, los Tribunales Constitucionales son los más políticos del sistema de administración de justicia de un país. Esto ocurre precisamente porque está puesto en un lugar institucional que lo obliga a dirimir una serie de materias entre los distintos órganos del poder político. Y también porque tiene el poder de revisar la constitucionalidad de las leyes y esto ya en sí mismo es controversial.
En el mundo esto es un gran debate y en esto no podemos ser parroquianos. Obviamente, cuando uno mira la estadística del trabajo que hace el Tribunal Constitucional, hay que precisar que se revisan en promedio desde 400 a 500 casos.
Estos fallos controversiales que típicamente son controles preventivos, obligatorios o eventuales de leyes, son materias que la constitución pide obligatoriamente al Tribunal pronunciarse o bien es un control eventual porque los parlamentarios o el presidente los someten al Tribunal.
Aunque son muy pocos casos al año los requerimientos como el Binominal o la Reforma Educacional. Nunca son más de tres o cuatro y alcanzan como máximo un 5 al 10 por ciento.
Por esto cuando se mira cuan politizado está el Tribunal Constitucional y se analiza este discurso que lo cataloga como una “tercera cámara legislativa”, en realidad se habla de un conjunto muy pequeño de estos casos al año. A veces hay demasiada ignorancia en atribuir esta idea de la tercera cámara porque el 90 por ciento de los temas que ve no lo hace como control preventivo, sino más bien, como controles posteriores.
¿Se debe mantener la forma utilizada para escoger a los miembros del Tribunal Constitucional?
Obviamente que el mecanismo de asignación como en todos los países es controversial. Pero aquí creo que no hay que ser cínico. Prefiero que la política esté arriba de la mesa y no bajo de ella. El hecho de que la política esté arriba de la mesa implica que órganos como el Senado también participen en la designación de ministros.
Lo que me preocupa a mí es que el examen y el escrutinio sean muy intensos. Por lo que uno esperaría que existan concursos públicos, exámenes rigurosos ante la Corte Suprema y el Senado. También que la opinión pública y los medios de comunicación participen intensamente. Lo que está faltando en Chile es lo que ocurre en Estados Unidos cuando van las famosas audiencias públicas en donde los candidatos a la Corte Suprema Norteamericana, que en la práctica ejercen un poder similar al de los ministros del TC, son examinados intensamente. Más allá de quién designa el Tribunal.
Me parece bien que exista este modelo para nombrar ministros de la Corte Suprema, en que el presidente designa y el Senado ratifica, un modelo como éste a mí me parece correcto. Pero no me parece mal que intervenga la política, está bien que esté por encima de la mesa. Pero tienen que haber exámenes muy intensos para los candidatos, con mucha transparencia y publicidad.
¿Le parece correcto que la Presidenta pueda nombrar a tres miembros del Tribunal?
En general me gustan los sistemas en donde existan contrapesos y no que el Presidente nombre discrecionalmente a tres ministros. Yo preferiría que todos los ministros sean nombrados por el Presidente con el acuerdo del Senado. Ni siquiera que participe la Corte Suprema.
Al igual que en el Banco Central, los consejeros tienen tendencias políticas muy marcadas, lo mismo con sus filosofías económicas. Sin embargo, todos son economistas muy respetados.
El debate en el proyecto que pone fin al lucro, el copago y la selección estuvo marcado por la polarización ideológica en el Congreso y al parecer esta ideología se reflejó también en el TC, con un empate en cinco de un total de seis requerimientos…
Cuando vemos las sensibilidades frente a los temas de educación de los ministros, uno entiende esa alineación de cinco a cinco. Este es el tema. Porque es curioso que pase esto, en cinco de seis temas que tenía el requerimiento, y teniendo una jurisprudencia del Tribunal Constitucional y una constitución que ha sido criticada desde la izquierda por ser excesivamente liberal o por ser demasiado protectora de las garantías de los sostenedores de establecimientos educacionales.
Me parece muy raro que en cinco de seis temas en ningún tema, un ministro de sensibilidad progresista se haya sumado al grupo conservador y liberal.
La Presidenta Michelle Bachelet ya había presentado el 2006 un proyecto de reforma constitucional que sostenía que la libertad de enseñanza era demasiado liberal. Por lo tanto, mirando el fallo uno encuentra escasas razones para sostener por qué un tribunal no siguió su propio precedente.
¿Por qué piensa que no continuó con este precedente?
Porque el componente ideología pesó más que los 20 años de jurisprudencia del Tribunal.