Obama se reúne con Castro y Maduro en Cumbre de las Américas

El presidente Barack Obama se reunió con Raúl Castro en Panamá, en donde sostuvieron un diálogo cordial en el que confirmaron su deseo de avanzar en la reconciliación entre Cuba y Estados Unidos, tras más de medio siglo de antagonismos. De la misma forma, la máxima autoridad de estadounidense se congregó con Nicolás Madura en un encuentro privado.

El presidente Barack Obama se reunió con Raúl Castro en Panamá, en donde sostuvieron un diálogo cordial en el que confirmaron su deseo de avanzar en la reconciliación entre Cuba y Estados Unidos, tras más de medio siglo de antagonismos. De la misma forma, la máxima autoridad de estadounidense se congregó con Nicolás Madura en un encuentro privado.

Todos los analistas coinciden en que queda mucho por hacer y que la reconciliación total entre los antiguos “mejores enemigos del continente” sólo se conquistará con un esfuerzo sostenido de ambas partes en los meses y años venideros. Sin embargo, la Cumbre de las Américas en Panamá parece haber sentado sólidas bases para lograrla.

Por primera vez en más de 50 años, los presidentes de Estados Unidos y de Cuba intercambiaron un cordial saludo, se sentaron en la misma mesa y discutieron ampliamente sobre el proceso de restablecimiento de sus relaciones bilaterales decidido por ambos.

Hace algunos meses nadie habría imaginado una inflexión política tan pronunciada. Pero los archienemigos de ayer mostraron que la decisión de cambiar la historia es firme e irrevocable.

El encuentro entre Estados Unidos y Cuba sella un proceso de acercamiento que ambos países anunciaron sorpresivamente el 17 de diciembre y cierra uno de los episodios más álgidos de la Guerra Fría.

“Ha sido una historia complicada la de nuestros países”, admitió Raúl Castro. “Pero estamos dispuestos a avanzar” y a “discutirlo todo”, incluso “los asuntos de derechos humanos”, afirmó el líder cubano, quien por primera vez fue convidado a tomar asiento en este foro regional creado en 1994.

De su lado, Obama se mostró igualmente conciliador. “Esta es obviamente una reunión histórica (…). Después de 50 años de políticas que fracasaron era hora de intentar algo nuevo”, dijo antes de entrar al recinto donde habló con Raúl Castro.

El mandatario estadounidense tomó, en esta cumbre de Panamá, el camino que ninguno de sus predecesores quiso tomar.

No obstante, quedan muchos escollos por resolver. Cuba exige a Estados Unidos la derogación completa del embargo comercial que desde 1962 asfixia a su economía y recuperar Guantánamo, donde Washington tiene una base naval.

Por su parte, Estados Unidos exige verdaderos avances en temas de derechos humanos en la isla comunista.

Pero más allá de las diferencias que todavía separan a los dos países, esta Cumbre de las Américas en Panamá se desarrolló en el mejor ambiente, aunque de entrada se sabía que no habría documento final.

Eso se debió a las tensas relaciones que sostienen Estados Unidos y Venezuela. En efecto, el presidente Nicolás Maduro hizo planear el temor de que se aguara la fiesta con su diatriba” antiimperialista”, luego de que Obama emitiera un decreto, en marzo, donde declaraba a Venezuela como una amenaza para su seguridad nacional e impusiera sanciones contra siete funcionarios venezolanos.

De todas formas y generando una de las sorpresas de la Cumbre, los dos mandatarios se reunieron en privado. Desde la Casa Blanca explicaron que el diálogo se había extendido solo por algunos minutos.

El presidente de Venezuela pidió este encuentro en la sesión plenaria de la Cumbre, en donde aclaró “yo le tiendo mi mano para resolver los asuntos” entre Estados Unidos y Venezuela, aunque le solicitó la derogación del decreto “desproporcionado”.

Asimismo, Maduro exigió que Estados Unidos termine con “la maquinaria militar” que hay en su embajada en Caracas.

Los principales aliados de Venezuela en la región, Argentina, Bolivia y Ecuador mostraron su apoyo incondicional a Caracas.

La próxima Cumbre de las Américas se celebrará en una fecha por definir, en Lima. La de Panamá cerró sus puertas entre aplausos y elogios.





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