Buyumbura amaneció este jueves con enfrentamientos armados entre grupos leales al presidente Pierre Nkurunziza y militares golpistas, un día después de que un ex general anunciara la destitución del mandatario, que aún se encuentra en Tanzania. La presidencia desmiente el éxito del golpe de Estado, mientras ambos campos se adjudican el control del poder.
La capital de Burundi despertó este jueves con nuevos enfrentamientos con armas pesadas entre militares golpistas y afinas al presidente Pierre Nkurunziza cerca del edificio de la radiotelevisión nacional, según testigos y fuentes castrenses.
Cada campo reivindica el control del poder. El miércoles por la noche, el jefe del Estado Mayor del ejército de Burundi, Prime Niyongabo, aseguró por la radio nacional que “el intento de golpe de Estado liderado por el general Godefroid Nyombare fue frustrado”.
Niyongabo afirmó que el palacio presidencial está en manos de militares leales y llamó a los golpistas a entregarse.
Por su parte, los militares liderados por el ex jefe del servicio de inteligencia burundés Godefroid Nyombare aseguran que controlan la casi totalidad de la capital, además del aeropuerto.
El cierre del aeródromo frustró de hecho el regreso del presidente, que intentó regresar de Tanzania, donde se encontraba para una cumbre regional sobre la crisis desatada luego de que anunciara que se presentaría a un tercer mandato, considerado inconstitucional. Según fuentes presidenciales, el mandatario continuaba este jueves en un lugar secreto de Dar es Salaam.
Entretanto, los medios de comunicación, principalmente las radios, son blancos de ataque de ambos bandos, que se enfrentan con armas pesadas. Una fuente golpista indicó que el edificio de la RTNB fue atacado de madrugada después de que el jefe del Estado Mayor de Burundi, Prime Niyongabo, leal al presidente, anunciara en la radio el fracaso del golpe.
El intento de golpe de Estado llega tras varias semanas de protestas populares. Los opositores a un tercer mandato consideran que sería anticonstitucional y contrario al acuerdo de Arusha, que puso fin a la larga y reciente guerra civil (1993-2006) de la que el pequeño país del África de los Grandes Lagos apenas se recupera.