Este miércoles, y como parte de su gira de tres días por Estados Unidos, el Papa Francisco habló ante el pleno del Congreso, transformándose en el primer Pontífice en participar de esa instancia.
Su mensaje de casi una hora cruzó por diversos temas, muchos de ellos que generan divisiones entre los legisladores, como la inmigración, tráfico de armas, cambio climático y pobreza.
Luego de ser recibido en el edificio del Capitolio por el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, el Papa dio inicio a su discurso, ante la presencia también del vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden.
“La actividad legislativa se debe basar en el cuidado de la gente”, manifestó Francisco, mientras se sucedían diversas alusiones a figuras como Abraham Lincoln, Dorothy Day, Thomas Merton y Martin Luther King, además de citar parte de la Declaración de Independencia de ese país.
También aludió a que “ninguna religión es inmune a diversas formas de aberración individual o de extremismo ideológico”, agregando que “debemos estar particularmente atentos a toda forma de fundamentalismo, tanto religioso como de otro tipo. Sabemos que en el afán de querer liberarnos del enemigo exterior podemos caer en la tentación de ir alimentando el enemigo interior”.
En cuanto al conflictivo tema de los inmigrantes y refugiados, aseguró que “nosotros, las personas de este continente, no les tememos a los extranjeros, porque la mayoría de nosotros fuimos alguna vez extranjeros. Les hablo como hijo de inmigrantes”, expresó, agregando que “es difícil enjuiciar el pasado con los criterios del presente”.
En esa línea, a propósito de la crisis de refugiados que afecta a Europa y Medio Oriente, el Papa hizo una relación con los inmigrantes que llegan a Estados Unidos, provenientes principalmente de México. “En este continente, las miles de personas que se ven obligadas a viajar hacia el norte en búsqueda de una vida mejor para sí y para sus seres queridos, en un anhelo de vida con mayores oportunidades”. Esto, en el contexto del rechazo de los republicanos a las medidas del presidente Barack Obama sobre inmigración.
El Pontífice también se centró en temas como el aborto y la pena de muerte, considerando que varios estados de ese país aún la aplican. “La regla de oro también nos recuerda la posibilidad para defender la vida humana en cada etapa de su desarrollo. Esta convicción me ha llevado a apoyar desde el principio de mi papado por la abolición de la pena de muerte”.
A eso, agregó que “estoy convencido de que esto es la mejor forma de proteger cada vida sagrada. Cada vida es sagrada, cada persona humana está dotada de una dignidad inalienable y la sociedad sólo puede beneficiarse de la rehabilitación de aquellos que han cometido algún delito”.
En cuanto al tráfico de armas, considerando que otra de las reformas que el Partido Republicano mantiene bloqueada en el Congreso alude a restringir su acceso, apuntó a que “estar al servicio del diálogo y la paz significa estar determinado a minimizar y en el largo plazo poner fin a los muchos conflictos armados que hay en el mundo”.
“Aquí tenemos que preguntarnos por qué se están vendiendo armas letales a aquellos que planean generar sufrimientos indescriptibles a personas y a la sociedad. Tristemente la respuesta es por lo que todos sabemos: por el dinero. El dinero que está empapado de sangre, a menudo, sangre de inocentes”, sentenció.
El cambio climático también tuvo palabras en el discurso de Francisco, al citar de paso su encíclica Laudato Si. “Aliento el esfuerzo valiente y responsable para reorientar el rumbo y para evitar las más grandes consecuencias que surgen del degrado ambiental provocado por la actividad humana. Es el tiempo de acciones valientes y de estrategias para implementar una cultura del cuidado”, desafió.
En ese sentido, destacó la urgencia por abordar de manera integral el “combatir la pobreza, devolver la dignidad a los excluidos y simultáneamente cuidar la naturaleza”.
El siguiente destino del Papa es la ciudad de Nueva York, donde este jueves dará un nuevo discurso en la sede de las Naciones Unidas.