“El Sínodo no es un Parlamento para alcanzar un consenso o un acuerdo. El único método del sínodo es abrirse al Espíritu Santo”, fueron las palabras del Papa Francisco al inaugurar este lunes el Sínodo de la Familia, donde pidió a los obispos presentes expresar sus opiniones “con coraje apostólico, con humildad evangélica y con oración”.
La asamblea consultiva busca debatir sobre la concepción de la familia contemporánea, para “ponerse al día con los tiempos”.
Para el director de la Revista Mensaje, el Padre Tony Mifsud, este Sínodo tiene cosas “bastante novedosas”. Por ejemplo, el hecho que se ha realizado una consulta dos veces a todas las iglesias para ver el sentir de los católicos en el mundo, es nuevo. “En el Sínodo mismo habrá Asambleas Generales y después se harán grupos por idioma, para que todos puedan participar. Además, el Papa ha insistido en la necesidad de hablar con libertad, de decir lo que se piensa con libertad”, dijo.
Según el religioso, este mismo método es parte de la postura dialogante que construye el legado del Papa. En ese sentido, se comprende el llamado a “no apuntar con el dedo a los otros para juzgarlo”, sino “tenderles la mano para volver a levantarlos, sin nunca sentirse superiores a ellos”, en una frase que se interpretó como una señal para los sectores más intransigentes, que se oponen a cualquier apertura a las personas heridas, como los divorciados vueltos a casar, uno de los temas que más dividen en el sínodo.
El presidente de Fundación América Solidaria, Benito Baranda, aseguró que los temas a tratar tendrán que ver con poner en debate todas relaciones “sexuales fuera del matrimonio, especialmente antes de la unión en el caso de los jóvenes, cuando la iniciación social se ha anticipado mucho en Occidente y los matrimonios se postergaron también. Además es importante debatir la participación del matrimonio dentro del gobierno de la Iglesia, de las parroquias, las capillas. Está también el tema de la comunión en la misa de los divorciados vueltos a casar y, finalmente, la posición ante la homosexualidad, que el Papa ha estado hablando en repetidas ocasiones”, afirmó.
El tema de la homosexualidad es relevante, cuando el Papa antes se ha preguntado ¿quién soy yo para criticar a una persona homosexual? En este contexto es que el Sínodo comenzó con una polémica cuando, a pocos días de partir, un alto funcionario del Vaticano, de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, confesó ser homosexual y tener una pareja, y luego fue expulsado de sus funciones.
Para Baranda el revuelo que se ha causado con esto puede convertirse en una oportunidad, si se desarrolla debidamente el tema en el Sínodo. Sin embargo, no todos son tan optimistas. El académico de la Universidad Católica Silva Henríquez, Jaime Galgani, experto en temas de la Iglesia Católica, indicó que es difícil que surjan grandes revelaciones, ya que estos encuentros suelen ir bastante atrasados.
“Generalmente las reuniones eclesiales, como todo el aparato eclesial, son reactivas. No es un organismo creativo, inspirado, carismático, que vaya como punta de lanza en torno a los nuevos tiempos, sino que siempre van reaccionando en torno a lo que se va necesitando. Van considerando aspectos que la sociedad misma ya ha considerado e incluso ha resuelto”, sostuvo.
“Es difícil imaginar que el pensamiento del Sínodo se adelante y sorprenda cuando el propio Papa Francisco se ha venido viendo acorralado y mostrando sus propias contradicciones”.
Para otros, en cambio, el pontífice tiene en este evento una nueva encrucijada, para lograr llevar a cabo un propósito transformador, a pesar de las fuerzas reactivas de la Curia.