Continúan sin realizarse las reformas estructurales anunciadas por la Presidenta de la República, aun después que ella anunciase el comienzo de la nueva reforma constitucional.

Esto se debe a dos razones. Falta de decisión presidencial y de la Derecha para acometer un acuerdo entre ella. En realidad, la actual oposición y la derecha económica no quieren un acuerdo y prefieren dejar las cosas tal como están, no modificando el sistema.

Esto porque la mayoría y sus oponentes no están plenamente convencidos de la necesidad de cambios en el sistema. Por un lado, no hay convicción en la Democracia Cristiana ni tampoco en fuerzas como el PPD y los socialistas de llegar, en seis años más, a una nueva Carta Fundamental, por razones que tienen que ver, entre otras, con los intereses de los políticos actuales.

Así los diez y seis años que duró la dictadura tenderían a mantenerse otros tantos: 16 años de falsa democracia y 26 de pseudodemocracia. Es decir, el mismo régimen.

¿Valía la pena? ¿Y vale actualmente? ¿Esperar tanto tiempo para tan poco? Muchos dicen que no y que lo frustrante del reciente anuncio presidencial es que en realidad no garantiza gran cosa. Solo un tal vez, a lo mejor, y alguno que otro cambio.