Eran 16 manzanas del centro de Santiago las que serían completamente remodeladas. Entre las calles Santo Domingo, Agustinas, Amunátegui y Almirante Barroso se levantaría un moderno proyecto que contemplaba construir 625 mil metros cuadrados, la mitad de ellos dedicados a vivienda. El sector se dividiría en cuatro manzanas autosuficientes, dejando espacio preferente para el transporte público y estableciendo dos circuitos peatonales en altura. Además, resguardaba edificios patrimoniales de la zona, como la Iglesia Santa Ana y la Basílica del Salvador.
Por supuesto, la iniciativa nunca se concretó. Era parte de las políticas de vivienda y urbanismo que desarrollaba el gobierno de Salvador Allende y el golpe de Estado la dejó suspendida para siempre.
La idea comenzó a trabajarse en agosto de 1972, mismo año en que la Corporación de Mejoramiento Urbano (Cormu) había llamado a un concurso, patrocinado por la Unión Internacional de Arquitectos. 87 propuestas llegaron a Santiago, provenientes de países como Argentina, Brasil, Unión Soviética y Bulgaria. Finalmente, los ganadores fueron una decena de arquitectos e ingenieros argentinos, vinculados a la Universidad Nacional de La Plata.
42 años más tarde, la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile (FAU) acaba de recuperar esa historia a través de Diseño urbano inclusivo para Santiago Centro, un libro de casi 200 páginas.
Para el arquitecto Emilio Sessa, uno de los creadores del proyecto, rescatarlo del olvido es importante “porque propone revisar una manera integral de trabajar sobre el tema de la construcción de la ciudad”.
“Significó complementar la demanda de inclusión social con los problemas emergentes de las grandes infraestructuras, de la multiplicidad de actividades de áreas centrales de nuestras ciudades y de la integración de la vida cotidiana”, dice desde Argentina.
La académica María Isabel Pavez, editora de la publicación, sostiene por su parte que “poner a este proyecto nuevamente sobre la mesa genera el contraste con lo que se hace hoy, un modelo desregulado que supone una planificación que se va adaptando a partir de esquemas extremadamente básicos, como si no hubiera necesidad ni de instituciones ni de proyectos. Vamos a golpes de inversiones puntuales que no se compadecen ni del paisaje, ni de la calidad que debe haber en los primeros pisos de la ciudad. Estamos en un marco que despliega mal el transporte público e intenta hacer todos los desplazamientos en autos privados, dejando al peatón arrinconado”.
Primer Premio. Primera Etapa Sector Santa Ana, Concurso Internacional: “Área de remodelación en el centro de Santiago de Chile”.
El libro, dividido en tres partes, presenta textos de distintos especialistas, documentos del proyecto ganador y otros participantes, además de innumerables imágenes, maquetas, afiches y otros archivos relacionados.
Uno de los autores incluidos es el arquitecto Miguel Lawner, ex director ejecutivo de la Cormu, quien considera que “es el proyecto más ambicioso emprendido en la historia del desarrollo urbano de nuestro país”.
“Fue la culminación de un proceso de concebir el desarrollo urbano como una actividad impulsada preferentemente por el Estado. Se inició, aproximadamente, en los años del Frente Popular. Desde entonces, fuera el gobierno de centro, izquierdo o derecha, ninguno supuso que otra entidad sino el Estado podía velar por el desarrollo urbano en beneficio de la comunidad y no de intereses particulares”, enfatiza.
El libro fue presentado en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la U. de Chile.
El libro Diseño urbano inclusivo para Santiago Centro fue presentado a mediados de octubre y se encuentra disponible a través de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU) de la Universidad de Chile.
