Como parte de una nueva alianza militar, Francia y Rusia atacaron este martes distintas posiciones del Estado Islámico en Siria, cuando alrededor de diez aviones de combate Rafale y Mirage 2000 despegaron desde Emiratos Árabes Unidos y Jordania para bombardear la localidad de Raqqa.

Así lo confirmaron los ministros de Defensa francés, Jean-Ives Le Drian, y ruso, Serguei Shoigu, además de solicitar a los socios de la Unión Europea el apoyo a las nuevas operaciones militares.

Esto, luego de que los presidentes Francois Hollande y Vladimir Putin mantuvieron una conversación telefónica para coordinar los ataques, además de fijar una reunión en Moscú para el próximo 26 de noviembre.

Los bombardeos se suman a los ataques realizados durante la noche del lunes, cuando Francia declaró destruir en Raqqa un centro de comando y un recinto de entrenamiento del Estado Islámico, tal como lo informó el Estado Mayor.

Sin embargo, desde la cadena Al Jazeera han dado a conocer testimonios que aseguran que los ataques aéreos de Francia han golpeado áreas donde no existen combatientes del Estado Islámico, afectando a la población local.

Nueva publicación de Charlie Hebdo

Sobre un fondo rojo, la satírica publicación francesa Charlie Hebdo publica la ilustración de un joven bebiendo champagne, aunque acribillado por los tiroteos de los terroristas. “Ellos tienen las armas. ¡Que se vayan a la mierda! Nosotros tenemos el champagne”, titula la portada del nuevo número que será publicado este miércoles.

En su editorial, el dibujante, editor y director Laurente Sourisseau, quien sobrevivió al ataque del pasado 7 de enero a las oficinas de la revista, justifica la portada con que “ésta es la única respuesta a los terroristas” frente al “terror inútil” que, según él, los medios y el Gobierno francés están tratando de crear.

Por su parte, el periodista Antonio Fischetti, redactor de Charlie Hebdo, escribió en la edición especial de PERFIL dedicada a la masacre en París, que “no tengo miedo. Lo peor que puede suceder en estos casos es tener miedo. Más bien, lo que vivo y lo que se vive en París, es la sensación de tristeza generalizada. Porque un atentado de este tipo –por dónde fue, por cómo fue– es inevitable que le llegue a gente cercana”.

Además, agregó que “nunca vi a París así, militarizada. Y lo que fue una reacción solidaria, intentar salir para ayudar en todo lo que podía, no fue tan fácil. La calle no es un lugar amigable hoy”, concluyendo que “estoy convencido que la vida de todos los parisinos cambió definitivamente a partir del 13 de noviembre de 2015”.