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Un pasito pa’ elante y dos pa’ trás

¿No le llama la atención que capitalesros españoles sean dueños de medios de comunicación tan estratégicos como las radios en Chile? ¿Han podido capitales chilenos invertir en medios de comunicación en España, como se condicionó cuando se posibilitaron estas compras? Los españoles pueden ser dueños de radios en Chile, pero los chilenos no podemos comprar radios en España: una vuelta perfecta a los cánones de la Colonia.

Vivian Lavín

  Miércoles 23 de diciembre 2015 15:35 hrs. 
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Una de las iniciativas de protección patrimonial más interesantes de este año 2015 fue la Ley que obliga a las emisoras de nuestro país a programar un 20 por ciento de música chilena. Una norma que implicó muchísimos años de trabajo por parte de los artistas nacionales que no cuentan, como otros grupos de interés en nuestro país, con recursos para influir en los congresales. Los esfuerzos dieron sus frutos y, desde abril pasado, Chile cuenta con una Ley de la República que obliga a todas las radioemisoras a programar un 20 por ciento de artistas nacionales, y dentro de ese porcentaje, un cuarto de ellos deben corresponder a bandas y cantantes emergentes.

A casi diezmeses de su publicación y por tanto, vigencia, a las emisoras de nuestro país les ha costado asumir que se trata de una Ley de la República y que por tanto, debe ser conocida y obedecida. Del total de las radioemisoras que emiten música, solo un poco más de la mitad de ellas ha obedecido el imperio de una ley que es necesaria en un país que no ha aprendido a valorar lo hecho en Chile ni tampoco aquilatar la importancia que tiene para nuestra escena musical, en momentos en de tantos cambios y cuando la música ya no se compra como antaño.

En la idea de valorar lo nuestro, y antes de que esta Ley fuera discutida, se creó en el año 2008, la Radio Uno, en el 97.1 del dial de la FM y cuyo objetivo fue programar solo música chilena. La propuesta fue valorada y recibida entonces con vítores por los artistas nacionales que encontraron por fin, una aliada en esta trabajosa tarea de sensibilizar a la audiencia con nuestros sones locales. No pasó inadvertido que Radio Uno fuera una de las radios que pertenece al grupo comunicacional español PRISA a través del conglomerado Ibero Americana Radio Chile, dueña o concesionaria, porque el espectro es de propiedad pública, se supone, de una considerable porción de emisoras de nuestro país. Era loable que un grupo empresarial extranjero hiciera una apuesta por lo chileno creando una Radio dedicada a la música nacional. Pero la fiesta duró poco y ya han anunciado el término de Radio UNO para dentro de unos meses, cuando cedan el dial a Radio Corporación, que emigra desde la AM a la FM. La razón principal del término del proyecto es la baja en la audiencia, lo que se traduce en una escasa rentabilidad, argumento irrenunciable en el país del lucro.

Para quien tenga más de cinco décadas en el cuerpo, el solo nombre de Radio Corporación le evoca una emisora comprometida con los cambios sociales del Chile de los 70y que cumplió un rol fundamental en la Unidad Popular, siendo una de las radios que hasta el último minuto fue leal al proyecto de Allende y a la Constitución de ese entonces. Esta Radio Corporación, no tiene que ver con la que ha adquirido la concesión de Radio Uno, cuando se trata de una emisora que nació dentro del grupo de Radio Portales y Carolina que durante la dictadura, se dedicaron a respaldar informativamente al régimen y a tocar música en inglés, la segunda. Radio Corporación en ese esquema, era una emisora residual del departamento de prensa de Radio Portales y comenzaba a vender sus espacios a los pastores evangélicos, los que finalmente, se apoderaron de toda su programación.

Las paradojas que se suscitan frente a este panorama son múltiples. Una, que en el año en que contamos con una Ley que protege a la música chilena, muere la única dedicada a ella; que la Ley sea obedecida por solo algo más 50 por ciento de las emisoras; que Radio Uno, haya sido una emisora de capitales españoles y la única que apostó hace ocho por la música chilena; que esa Radio decida cerrar, cediendo su concesión a grupos evangélicos… que sí han demostrado ser mucho más rentables a costa de la religión.

En todo este panorama no se ha mencionado intencionalmente la paradoja mayor: ¿no le llama la atención que capitales extranjeros, en este caso españoles, sean dueños de medios de comunicación tan estratégicos como las radios en Chile? ¿Han podido capitales chilenos invertir en medios de comunicación en España, como se condicionó cuando se posibilitaron estas compras? La respuesta es no. Los españoles pueden ser dueños de radios en Chile, pero los chilenos no podemos comprar radios en España: una vuelta perfecta a los cánones de la Colonia.

Es que acá en Chile, damos un pasito pa’elante y dos pa’tras.

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