La incansable búsqueda del joven desaparecido en Alto Hospicio

Familiares de José Vergara, quien desapareció después de ser detenido por Carabineros, se reunieron con el Fiscal nacional, Jorge Abbott. En la oportunidad, el persecutor manifestó su colaboración para gestionar la posible dedicación exclusiva del organismo para la investigación de este caso.

Familiares de José Vergara, quien desapareció después de ser detenido por Carabineros, se reunieron con el Fiscal nacional, Jorge Abbott. En la oportunidad, el persecutor manifestó su colaboración para gestionar la posible dedicación exclusiva del organismo para la investigación de este caso.

En una fría mañana en Santiago, Alicia Vergara sopla las velas de un pequeño pastel. Este es un cumpleaños más bien amargo: por primera vez su hermano, José Vergara, no está presente en la celebración. El joven de 23 años desapareció el 13 de septiembre de 2015 después de que Carabineros lo tomara detenido en su domicilio y hasta hoy no se tiene certeza de su paradero.

Si bien Alicia vive en la comuna de Alto Hospicio, en la Región de Tarapacá, su celebración coincidió con la reunión con el Fiscal nacional, Jorge Abbott, que tendría ella y su padre en Santiago, por lo que tuvieron que trasladarse a la capital por el día. Viaje que tuvo altos costos para esta familia nortina, pero aun así valía la pena la visita para poder agotar todas las posibilidades y así solicitar la dedicación exclusiva de la investigación a la fiscal Virginia Aravena.

Hace nueve meses que la familia Vergara vive el calvario de no saber dónde está el hijo, el hermano, el tío José que no perdía momento para jugar con sus sobrinos. No saben si hablar del pasado o pensar en el futuro. No hay certeza de sentenciar la muerte o alimentar la esperanza de encontrarlo vivo.

Para Alicia, su hermano era un niño en el cuerpo de un hombre. A falta de su madre, que se radicó en Valparaíso, la hermana mayor de la familia fue la mamá de José. “Él tenía cinco años y yo tenía que salir escondida para que no llorara. Siempre tuvimos una conexión muy grande: si él se enojaba o pasaba cualquier cosa en la casa, siempre llegaba a mi lado. Yo lo acompañaba a sus controles en el Cosam cuando comenzaron sus crisis”.

Cerca de los 16 años a José le detectaron esquizofrenia, por lo que comenzó a recibir medicación desde el Centro de Salud Mental (Cosam) Enrique Paris de Alto Hospicio. A medida que fue creciendo, las crisis que tenía se volvieron más violentas. A pesar de ello su familia comprendía que solo era parte de su enfermedad, ya que él era una persona cariñosa y alegre.

A medida que aumentó la violencia de sus crisis, la familia comenzó a recurrir a Carabineros para que lograran contenerlo, mientras llegaba el SAPU al lugar, quienes le inyectaban un medicamento que lo calmaba. A veces los funcionarios también lo trasladaban a la comisaría para tranquilizarlo. Luego de algunas horas, José volvía a su casa sin problemas.

Pero el 13 de septiembre de 2015, alrededor de las 8 de la mañana la situación fue diferente: otra crisis acechaba al joven, un episodio incontrolable por lo que nuevamente se llamó a Carabineros. El procedimiento en la casa de la familia Vergara ubicada en la población La Tortuga en Alto Hospicio fue llevado a cabo por los carabineros Carlos Valencia Castro, Ángelo Muñoz Roque, Abraham Caro Pérez y Manuel Carvajal Fabres.

No fue diferente que en otras ocasiones, solo que después de detenerlo, José nunca volvió a su hogar.

Días antes de su desaparición, Juan y José Vergara se dirigieron al Cosam. Las crisis habían aumentado y ambos decidieron que el joven debía hospitalizarse. Su padre relata que la cita con la asistente fue el 9 de septiembre y el trámite para la hospitalización fue tomado un poco a la ligera: “La orden fue dada para el 14 de septiembre, un día después de que desapareció el José. Yo creo que si no se hubiese tomado a la ligera, mi hijo estaría hospitalizado”.

La búsqueda de Alicia comenzó cuando se enteró que su hermano estaba desaparecido. En un principio su familia buscó en todos los lugares de la comuna de Alto Hospicio sin tener rastro de José.

El 23 de septiembre, las hermanas Vergara consultaron directamente a la comisaría si sabían del paradero de su hermano. El mayor Mauricio Cadenas les informó que no se había realizado procedimiento policial, ya que a la llegada de Carabineros al lugar, José no estaba. La información fue constatada por un audio de la policía donde se afirmaba la ausencia de Vergara.

“Cuando nosotros llegamos a hablar con él (el mayor Cadenas), hizo entrar a Carvajal que llevaba tres meses en la institución. El joven estaba nervioso y al preguntarle por el procedimiento no respondió. El mayor nos dijo ‘miren chiquillas, yo me comprometo con ustedes que en 48 horas tendrán noticias de él’, cosa que no sabemos a la fecha. Nos dieron 17 días y sin respuesta”.

Sin embargo, posterior al comienzo de la investigación que se inició en la justicia militar, pero que actualmente lleva el Ministerio Público, los ex uniformados tuvieron que desmentir los hechos, ya que el audio estaba adulterado.

En esa oportunidad, confesaron que ese domingo 13 de septiembre dejaron al joven abandonado en el kilómetro 6 de la ruta A-414 que lleva a Caleta Buena, una práctica que es denominada como “machetazo” o “dos cortos”, manera por la que se saltan los conductos regulares y abandonan a los detenidos en sitios eriazos del desierto.

Los carabineros fueron formalizados por los presuntos delitos de secuestro y falsificación de instrumento público, que hoy los mantiene en prisión preventiva.

A esto se le agregó el testimonio de un testigo que sostuvo haber escuchado a uno de los involucrados afirmar que a José lo habían golpeado hasta causarle la muerte y haberlo enterrado.

Pero la búsqueda no terminó ahí. A punta de palas y rastrillo la familia Vergara peinó la pampa y todos los cerros de Alto Hospicio. Incluso buscaron en pueblos cercanos como La Tirana y Pozo Almonte. Si bien la policía y Carabineros también realizaron peritajes, Alicia sostiene que no se hacían en profundidad.

En febrero de este año, en una de las tantas jornadas de búsqueda, el esposo de Alicia Vergara encontró un esqueleto humano en medio de la pampa. Luego de un estudio, se determinó que pertenecía a una mujer cuya data de muerte era de más de 40 años. Esto confirmó las dudas de Alicia respecto al incorrecto rastreo por parte de las instituciones, ya supuestamente esa zona ya había sido revisada.

“Ellos solamente caminan, ellos buscan en los basurales, pero nosotros no. En cada montículo de tierra, buscamos. Tratamos de que se pongan en el lugar de nosotros, pero no lo hacen”.

Frente a esta falta de ayuda y al posible cierre del caso, Juan y Alicia Vergara se reunieron con el Fiscal nacional, Jorge Abbott, para solicitarle la dedicación exclusiva de la investigación a la fiscal Virginia Aravena, tal como sucedió con el caso de la investigación sobre la desaparición de Kurt Martinson en noviembre de 2014 en San Pedro de Atacama.

“Nos vamos contentos, ya que logramos el objetivo de comentarle al Fiscal sobre la situación y tuvo disposición de conocer los antecedentes, además verá la posibilidad de exclusividad de la investigación para la fiscal Virginia Aravena”.

En tanto, en la reunión que sostuvieron con el subsecretario del Interior, Mahmud Aleuy, éste se comprometió en una semana más dar respuesta a la petición de la familia para el financiamiento del grupo de rescatistas “Los Topos” para que trabajen en la búsqueda del joven en Alto Hospicio, ya que según argumentan las instituciones regionales, por temas técnicos no han podido explorar completamente las 500 fosas y piques mineros. Con esta labor realizada, se podría descartar que el joven se encuentre en uno de esos 20 orificios de difícil acceso.

Juan tiene plena certeza de que su hijo falleció y que el cuerpo está escondido, información que afirma nunca tendrá en tanto los funcionarios de Carabineros tengan un pacto de silencio.

Mientras, Alicia aún espera que aquel a quien considera como un hijo más que su hermano aparezca por la casa de su padre con sus pantalones grises, zapatillas blancas y el chaleco que en algunas ocasiones tomaba prestado de su papá, vestimenta con la que José Vergara fue visto  por última vez.





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