La notable trayectoria del doctor Bernardo Arriaza, no solo ha contribuido a la comprensión de nuestra historia de más de 10 mil años de antigüedad, respaldadas por documentos formales y vestigios materiales y biológicos. Arriaza ha utilizado sus investigaciones para desentrañar nuestra historia milenaria, que ahora el productor español Marcos Moreno, llevará al plano de las imágenes en una película.
En conversación con Radio y Diario Universidad de Chile, el profesor Bernardo Arriaza, comentó la importancia de la cultura Chinchorro, sus características y porqué se ha producido un renovado interés por ella.
“Gracias a la conservación de los restos arqueológicos, podemos realmente comprender y estudiar los procesos delas poblaciones de miles de años atrás. Conocer sus enfermedades, como vivían, como han ido cambiando, como el entorno también los fue afectando. Bajo ese tipo de análisis son como una especie de biblioteca que nos permite estudiar el pasado de forma muy completa”, afirmó.
El también antropólogo de la Universidad de Chile, Bernardo Arriaza, ha dedicado la mayor parte de su trabajo a investigar la cultura Chinchorro y las teorías que se presentan sobre esta cultura que está presente en el norte de Chile.
Consultado sobre el rol que juega la tecnología en la investigación arqueológica de este grupo de pescadores que habitó las costas del desierto de Atacama, el investigador, indicó que ha sido un aporte fundamental, tomando en cuenta que antiguamente se deterioraban los restos encontrados. Como por ejemplo, el de las famosas momias Chinchorro, conocidas mundialmente.
“Antiguamente había mucho análisis que era más destructivo, se requerían muestra mucho más grandes y hoy en día gracias a nuevas tecnologías por ejemplo, los escáner, la microscopía en diferentes aspectos, los análisis moleculares, con pequeñas muestras podemos comprender y estudiar al individuo en cosas bien puntuales, como ver hasta su última cena por así decirlo”.
Bernardo Arriaza, también candidato al Premio Nacional de Historia 2016, agregó que la denominada cultura Chinchorro, a diferencia de cualquier otro grupo de pescadores y cazadores contemporáneos tenía un peculiar tratamiento de sus muertos. “Eran cuidadosamente tratados con el fin de que mantuvieran su aspecto de vida después de la muerte”.
Resaltó la importancia del patrimonio en común entre Perú, Bolivia y Chile. Donde habitaban los pueblos prehistóricos y que en ese entonces, no se conocía fronteras, destacando que la construcción cultural no fue confrontacional entre los pueblos.