Postcapitalismo, hacia un nuevo futuro

La tesis de Mason quizá se puede resumir en apenas un par de líneas, pero da lugar a toneladas de teorías. El capitalismo tal y como lo conocemos, sostiene el autor, está condenado a desaparecer.

La tesis de Mason quizá se puede resumir en apenas un par de líneas, pero da lugar a toneladas de teorías. El capitalismo tal y como lo conocemos, sostiene el autor, está condenado a desaparecer.

Hace un par de años atrás, el libro El capital del francés Thomas Piketty, se convirtió en un inesperado éxito editorial gracias a su documentada crítica de la desigualdad económica, aportando con nuevos estudios a ese encendido debate que parece infinito. Si el economista galo utilizaba el título del célebre libro de Karl Marx para dar nombre al suyo y al mismo tiempo definía su lugar en la discusión, ahora llega a Chile la versión en castellano de Postcapitalismo, hacia un nuevo futuro, del periodista inglés Paul Mason, columnista del diario The Guardian y editor de economía de Channel 4, un volumen de casi cuatrocientas páginas, dividido en tres partes, que intenta iluminarnos (¿librarnos?) en ese oscuro callejón sin salida llamado Neoliberalismo.

La tesis de Mason quizá se puede resumir en apenas un par de líneas, pero da lugar a toneladas de teorías. El capitalismo tal y como lo conocemos, sostiene el autor, está condenado a desaparecer, en especial en la vertiente neoliberal que la caída del Muro de Berlín contribuyó a reforzar. Al igual que ocurrió con el final del feudalismo, la sociedad evolucionará no gracias a una revolución de izquierda que acabe con el mercado, sino por la inevitable vía abierta por la tecnología y una sociedad basada en la información, que contradice la lógica del mercado, basada en la liquida lógica de la oferta y la demanda.

Según Mason, los tres pilares sobre los que se desarrollará esta nueva economía serían el auge espontáneo de la economía colaborativa, con proyectos como Wikipedia que se escapan a la lógica del mercado; la imposibilidad del mercado de fijar correctamente precios, gracias a las particularidades de la información; y, por último, y no menos importante, la disminución de la demanda laboral, algo que ya ha experimentado el trabajador del siglo XXI, que ha visto cómo la barrera entre el trabajo y el ocio ha desaparecido al mismo tiempo que los sueldos no han dejado de bajar. Puede que no todos compartan los vaticinios sobre el fin del neoliberalismo de Mason, pero sus apuntes se aventuran con lo que ocurrirá con el trabajo durante las próximas décadas.

Para Mason, “El futuro del neoliberalismo son los sueldos bajos. En los próximos 30 años, entre el 40 y el 50% de los trabajos desaparecerán y serán automatizados, sobre todo el comercio y los trabajos de oficina”. Y no sólo eso, sino que empleos para los que antiguamente se necesitaba cierta formación técnica también lo harán: “En mi trabajo en la televisión cada vez participa menos gente especializada a medida que el sonido y el montaje han sido automatizados”, concluye.

La diferencia frente a otras etapas de la evolución económica, señala Mason, es que en esta ocasión, la tecnología no creará más empleos, sino que los eliminará. Aunque la revolución industrial provocó la automatización de las cadenas de montaje y la desaparición de gran parte del sector agrícola manual, también generó nuevas ocupaciones para las que se necesitaba profesionales especializados. La desaparición del feudalismo permitió que humanistas, científicos, abogados y artistas encabezaran esa transformación social. Por el contrario, asegura el autor, actualmente muchos de los proyectos en los que invierten los empresarios están relacionados con trabajos de escaso valor añadido y largas jornadas laborales, como “cafeterías, bares, o locales de striptease”.

La tecnología de la información aún no ha modificado sustancialmente el mercado ni ha encontrado un nuevo lugar a la fuerza laboral, y ello se debe a que su lógica está completamente alejada de la del capitalismo neoliberal, explica Mason. Por eso ha sido tan complicado entender las dinámicas del capitalismo cognitivo en las que el valor añadido proporcionado por el conocimiento que se deposita en cada producto es más valioso que la parte física que se necesita para producirlos: frente al comportamiento del mercado, que se basa en la escasez, la información es abundante, fácilmente reproducible hasta el infinito a un costo muy bajo o nulo y muy difícil de evitar que caiga en manos de la población.

En su libro, Paul Mason advierte que estamos en una encrucijada en la que la mayor parte de los empleos pueden ser fácilmente simplificados o automatizados, pero al mismo tiempo, la creación de trabajo se centra en ocupaciones que aportan muy poco valor añadido y, por lo tanto, reciben sueldos muy bajos. Es lo que el antropólogo y activista anarquista estadounidense, David Graeber, llamó bullshit jobs. Como explica este antropólogo, en lugar de que los adelantos tecnológicos hayan provocado que la población mundial vea descender el número de horas dedicadas al trabajo, los empleos relacionados con la administración –de los recursos humanos a las relaciones públicas– han aumentado de forma increíble, hasta el punto que “parece que alguien esté inventándose trabajos inútiles simplemente por tenernos a todos haciendo algo”.

Así, en Postcapitalismo… Mason defiende su alternativa de futuro en la cual la economía colaborativa cambiará la forma en que los ciudadanos se relacionen con el trabajo. Citando el “Fragmento sobre las máquinas” de Marx, en el que el alemán vaticinaba una sociedad en la que las maquinas producirían bajo la supervisión del computador y en la que la principal fuerza productiva sería la información, para Mason la producción se realizará de forma colaborativa gracias al uso compartido de esta en las redes que la tecnología ha fomentado. “Estamos preparándonos para ser capaces de vivir esta vida que ahora es posible”, señala Mason. “Cazar por las mañanas, pescar por la tarde, recoger el ganado por la noche, discutir después de la cena”. En resumidas cuentas, si la sociedad evoluciona de la forma que la tecnología lo permite, terminaremos viendo cómo “el tiempo que se necesita para producir lo que la humanidad necesita se reduce al mínimo”. La utópica visión de Mason incluye a banqueros elegidos de forma democrática y una renta básica universal que permita que la gente “haga voluntariado, monte cooperativas, edite Wikipedia, aprende a utilizar software de impresión 3D, se jubile antes y empiece su carrera más tarde y cambie más fácilmente de trabajo”. El 1% se resistirá, pero el 99% puede conseguirlo, concluye Mason. Entonces, podemos afirmar que “El postcapitalismo nos hará libres”.

Postcapitalismo, hacia un nuevo futuro.

Paul Mason.

Editorial Paidos, 391 páginas.

 





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