Es jueves en la Perrera y alguien bromea. Dice que Angelo tiene el mal de Diógenes. Recoge cosas de la basura, acumula desperdicios y construye con ellos obras de arte: instalaciones, cuadros, escenas, imágenes, atmósferas.
Hay juguetes. Tapas de botellas. Billetes. Cartones, maderas, colchones. Botellas de plástico en un carro de supermercado. Tubos de pvc. Un camarote con globos desinflados y pósters que se encaraman por las paredes estrechas. Botellas vacías de colonias Avon. Latas de conserva. Autitos de juguete.
En el espacio contiguo, hay un colchón en el suelo. Hay cartones, billetes sobre lo que hace las veces de cama. Un brasero. Una foto con la cara del Che Guevara con motivos de pop art. Justo al lado, como si fueran demasiados los rostros e imposibles de recordar, se acumulan los portarretratos sin fotos, sin imágenes de familias sonriendo, sin imágenes de nada, imposibles para adornar las paredes.
Así es Mestizo, la exposición inaugurada por estos días, del artista visual Angelo Pérez. Catorce años después de la recordada exposición colectiva La literalidad del nombre, el artista radicado en Suecia, volvió a la Perrera Arte para presentar su último trabajo.
Y es que pareciera que no había en Santiago, un lugar más apropiado para exhibir Mestizo que la Perrera. El edificio que fuera un centro de reclusión y exterminio de perros vagos, devenido en centro artístico de vanguardia.
No había un lugar mejor incluso por la disposición del espacio. Lo que antes pudieron ser las celdas de centenares de animales, hoy día guardan la deconstrucción de los restos de la ciudad que contiene la obra de Angelo Pérez.
Y es que antes de estudiar arte y de irse a vivir en Barcelona y de establecerse como un artista de renombre en Europa, Angelo pasó largos años en uno de los hogares de acogida del Hogar de Cristo.
Angelo, con cinco años, llegó a vivir con su familia a Santiago. Su madre tuvo que emplearse en oficios domésticos puertas adentro y ahí vino una larga, larguísima estancia en las residencias para menores del Hogar de Cristo.
Ahí destacó inmediatamente por su imaginación y habilidades artísticas. Posteriormente entró a la Universidad a estudiar Arte y ese camino lo llevó a Barcelona y posteriormente a Suecia, donde reside actualmente.
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Mestizo es una instalación de 540 metros cuadrados en la que se fusionan las diversas técnicas que Pérez ha empleado en su carrera: el montaje escenográfico, la recolección de objetos, la pintura, el collage y la serigrafía.
“He trabajado en crear un estilo propio, algo difícil hoy en día es marcar nuevas tendencias con las técnicas. Yo creo que hoy en día como hay tanto de todo, se privilegia la materialidad, porque ya no necesitamos casi dibujar, porque ya están los dibujos hechos. Aunque si somos más creativos, podemos potenciar más la sensibilidad en ese sentido que lo técnico”, explica Angelo.
Y no sólo eso. La experiencia de Angelo en el Hogar se transformó en una metáfora, en la línea vertebral de su creación y trabajo como artista.
Recoger lo que a otros ya no les sirve, que no pueden o no quieren tener o cuidar. Reutilizar, dar una vida nueva. Angelo lo explica así:
“Todos los artistas han hecho de todo. Ahora tenemos que venir a perfeccionar lo que ya hicieron ellos y en ese sentido creo que es esencial trabajar con los niños, con las nuevas generaciones, como lo hacen instituciones como el Hogar de Cristo por ejemplo. Es la misma metáfora que yo hago: recoger objetos viejos, usados, que ya no sirven para nada, los tomo, los reintegro y los transformo en obras de arte. Es maravilloso. Es la metáfora de la reinserción social”.
Se ha dicho que la reinserción social no existe, que no funciona, y quizás tu caso es una prueba de que sí.
“Claro, yo creo que tiene que ver con la falta de oportunidades, con las faltas de espacios. Yo no digo que les den plata a la gente. no se trata de pasarle plata a un cabro que está recién drogado, porque aunque sea muy pobre no se le va a solucionar nada. Pero si hay centros culturales, o espacios se recuperaran, se construye un futuro con menos delincuencia y con menos maldad. La gente se vuelve buena con el arte”.
¿Cómo fue tu paso por el Hogar de Cristo? ¿Cómo pasaste de ser un niño en riesgo social a un artista?
“Cuando viví en el Hogar de Cristo fue un momento crítico de mi vida. Fue agua cuando tuve sed. No tengo palabras para describir toda esa ayuda y pienso que necesitan más recursos, para hacer más cosas. Entonces la gente tiene que quitarse el prejuicio, los grandes empresarios tienen que ayudar más y a veces no se trata de donar plata, sino que de crear proyectos que puedan interceder intelectualmente dentro de las personas que lo necesitan”.
Has señalado anteriormente que el arte tiene una función social ¿A esto te referías?
Claro, así como la medicina ayuda cuando uno esta enfermo, yo siento que el arte da lo más esencial. Incluso ahora está reemplazando a la religión.
¿En qué sentido?
Ahora la gente en vez de ir a la misa los domingos va al museo. En en ese sentido a reflexionar un poco con sus niños, que despierten en creatividad. El arte relaja y hace entrar en ambientes que ayudan al alma.
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Es jueves y en el patio de la Perrera está lleno de paneles de madera. Hay decenas de tarros de pintura látex, brochas, rodillos, plumones y latas de spray. Ángelo Pérez invitó a un grupo de niños del Hogar de Cristo para pintar con él. Se ve contento.
Hay pinturas oscuras, otras llenos de color. Una tiene un dibujo de Peppa Pig, aunque en la mayoría priman las formas abstractas.
Es la inauguración de Mestizo y el artista quiso que comenzara así. Más tarde hablará Benito Baranda y Antonio Becerro, director de la Perrera Arte. También cantará el coro Chileno Sueco y habrá un grandioso cóctel servido por personas con “discapacidad mental”, que forman parte de los programas de inclusión laboral del Hogar de Cristo.
Ángelo estará algunos días en Chile y dará charlas en Hogares como el que él vivió durante su infancia. Juan Cristóbal Romero, Director Ejecutivo de Fundaciones del Hogar de Cristo, señala que para los niños de las residencias es muy importante encontrarse con personas que hayan pasado por los Hogares y que pueden ser modelos ejemplares de superación.
“En general son niños que han vivido situaciones de mucha frustración y muchas dificultades y muchas veces tienen problemas de autoestima y seguridad. Han sido marginados de su familia y su entorno y por tanto, verse reflejados en personas que han tenido su misma experiencia y que han podido superarlas y tenido logros tan importantes como los de Angelo es muy importante”.
Y los niños no son los únicos felices. Angelo está contento de volver a Chile y de las marcas del Hogar de Cristo en la gran metáfora de su obra. Aunque si uno no supiera esta historia quizás asociaría Mestizo más a Andy Warhol, al Punk y a la vanguardia del color y el reciclaje fusión de Vivienne Westwood. Le preguntan por las técnicas, por los materiales y Angelo responde sin demasiado interés. Y es que él quiere hablar de su infancia y del futuro de los niños pobres de Chile.
“Estoy muy contento, emocionado con todo el reencuentro con la gente y me gustaría que se fomenten más actividades culturales. Bueno fue el reencuentro con los niños del Hogar, como yo estuve ahí también me sentí súper identificado. Me emocioné viendo a mi hija pintando. Es todo un circulo que simboliza que hemos superado ese peldaño pese a todas las dificultades, gracias a la creatividad y el arte”.
Mestizo puede visitarse en el Centro Experimental Perrera Arte, ubicado en el Parque de los Reyes s/n, en Avenida Balmaceda entre Bulnes y Cueto. La exposición permanecerá abierta hasta el 1 de diciembre en los horarios de 10 a 13 y de 17 a 21 horas.