El terrorismo es una lacra repudiable del mundo moderno y Chile no está exento de sus impactos, por lo cual es hora de abrir un debate de altura sobre el tema y para beneficio del país. Lo que no se puede hacer es quedarse en apreciaciones políticas intencionadas, las que solo nos pueden llevar a situaciones como las denunciadas en Iraq o Afganistán, lugares donde han utilizado la excusa de la amenaza “terrorista” para desobedecer el derecho internacional y cometer violaciones de derechos humanos.
Mas aún, por ese camino nos acercamos a los discursos racistas, de odio, que hoy surgen a raíz de la problemática migratoria en Europa, que en algunos políticos de derecha y empresarios se expresan para el caso del conflicto mapuche y que, bajo la excusa de la seguridad y la protección de valores democráticos, intentan eliminar derechos y libertades que se tardaron años en conseguir. Reiteradamente asocian con la connivencia de los medios de comunicación, hechos y situaciones particulares, sin esperar la comprobación o la acción de la justicia, con terrorismo, robo o violencia, intentando que estos calen en la población, convenciéndonos de aceptar, en bien de la seguridad, recortes drásticos en las libertades y derechos.
Hoy existe un consenso mundial sobre las dos grandes amenazas a la seguridad de los estados modernos, uno, el terrorismo, el que consiste en llevar a cabo actos violentos con objeto de infundir terror en la población, para conseguir objetivos mediante la amenaza de repetir estos actos, que frecuentemente producen grandes daños, tanto materiales como, desgraciadamente, en vidas humanas. Actos que suelen actuar contra la población indiscriminadamente, produciendo daños injustos en ciudadanos que no tienen ninguna relación con sus objetivos.
La otra gran amenaza es el crimen organizado, con fines de lucro, que se desarrollan tanto dentro de un país como internacionalmente; la esclavitud sexual, el tráfico de drogas, trafico de armas, órganos humanos, el blanqueo de dinero. Son mafias que se infiltran en los sistemas políticos y financieros a base de sobornos y presiones de todo tipo, como amenazas, chantaje, aprovechando la estructura del Estado para vulnerar sus leyes.
Enfrentar con éxito estas amenazas globales requiere algo mas que retorica, hasta ahora la derecha asume que el estado no ha hecho nada para parar el terrorismo, calificando como tal la situación que se vive en el sur del país, en EL TERRITORIO MAPUCHE. A pesar de que, y no es la primera vez, que el Relator Especial de las Naciones Unidas sobre Derechos Humanos y Contraterrorismo,[1] (como lo hizo en su oportunidad Ben Emmerson), a quien se mandató la elaboración de un informe sobre la situación de los Derechos Humanos respecto de la “cuestión mapuche”, concluyó en su oportunidad que en Chile no hay situación de terrorismo” y por ello “la autoridad debe derogar la ley antiterrorista o abstenerse de usarla”.
La ONU tiene razón, en Chile no hay terrorismo, hay acciones que pueden ser calificadas como tal, como la que recientemente sufrió el Presidente del directorio de Codelco, repudiable de manera radical y absoluta, pero mezclar ambos hechos para invocar el terrorismo y la ley antiterrorista para terminar con el conflicto creado en el sur de Chile entre las empresas forestales y madereras con las comunidades mapuches es equivocado.
Menos aceptable aún es lo que declaró el presidente de la SOFOFA y publicado en El Mercurio, “que no existe estado de derecho” en el territorio mapuche, esa es una declaración absurda, que nos vuelve a la memoria el método de las derechas en el mundo, quienes crean enemigos imaginarios con el fin de unificar recursos o para ocultar sus divisiones internas, como un distractor de problemas de fondo.
Chile, habiendo vivido una experiencia de terrorismo de Estado, no puede permitir que en democracia se utilicen, o se recomiende usar, métodos dictatoriales para reprimir a la disidencia pacífica, que se torture a quienes han sido detenidos por motivos de seguridad, se someta a personas a reclusión sin cargos ni juicio por tiempo indefinido u otros abusos, todo ello en nombre de la seguridad nacional.
En nuestro país para discutir sobre terrorismo se requiere de un repaso histórico, se necesita recordar que la etapa en la cual, si existió terrorismo, terrorismo de estado, fue durante los 17 años de dictadura. Periodo en que se sobrepasó el estado de derecho, se aplicaron políticas de estado para aterrorizar a la población y eliminar a sus oponentes.
En lo que si podemos concordar, es en que en Chile si hay terroristas y esos son los que están en Punta Peuco, mas los cientos que aún andan sueltos, torturadores y asesinos, protegidos por la impunidad reinante. A quienes nunca se les califica como tal, a pesar de que son culpables de crímenes de lesa humanidad y que sus acciones delictuales y terroristas las realizaron como agentes del Estado.
Por el contrario, la historia reciente se ha desfigurado de manera tal, que a todos quienes lucharon en contra de la dictadura. Quienes desafiaron y se levantaron en armas en contra de una tiranía cruel, quienes hicieron uso del derecho legitimo de la rebelión, cuando no había estado de derecho, se les califica hasta hoy por la derecha como terroristas.
Por lo tanto, discutir sobre terrorismo implica entonces terminar con una mentira histórica, inventada para justificar los crímenes de la dictadura, que el golpe cívico militar de 1973 y que las FFAA fue para terminar “con el caos que estaba viviendo el país, por las acciones del gobierno marxista de Allende”, para preservar la seguridad nacional, cuidar “el patrimonio de la Nación e impedir que este fuera entregado al comunismo, a Rusia y a Cuba”.
Implica tambien entender que la DSN (Doctrina de Seguridad Nacional), cuya esencia golpista aun esta presente en la formación de los oficiales en las FFAA, emerge de una concepción maniquea de la política y de una reacción frente a la realidad de las luchas revolucionarias y los procesos de cambio social, que en nuestro caso representaba el gobierno y el programa de Salvador Allende.
Sin estas reflexiones justas y necesarias, discutir sobre terrorismo como pretende la derecha, es irresponsable, en Chile hoy el conflicto mapuche no puede ser catalogado como terrorista. Involucra el legítimo derecho de las comunidades indígenas de nuestro país de ser reconocidas constitucionalmente y de cambiar las reglas del juego para incluirlas como así lo piden en el quehacer nacional, no sin antes comprender que somos un Estado multicultural con chilenos orgullosos de todos sus orígenes.
La Asamblea General de las Naciones Unidas [2] aprobó una estrategia global que es una referencia para abordar este asunto, contra el terrorismo, una estrategia que permite intensificar las iniciativas nacionales, regionales e internacionales de lucha contra el terrorismo. Mediante su adopción todos los Estados miembros acordaron por primera vez un enfoque estratégico y operativo común para luchar contra el terrorismo, no sólo enviando un mensaje claro de que el terrorismo es inaceptable en todas sus formas y manifestaciones sino tambien decidiendo dar pasos prácticos a nivel individual y colectivo para prevenirlo y combatirlo. Entre ellos se incluyen una amplia gama de medidas que van desde el fortalecimiento de la capacidad de los Estados para afrontar las amenazas terroristas a una mejor coordinación de las actividades del sistema de las Naciones Unidas relacionadas con la lucha contra el terrorismo.
Las medidas mas importantes dicen relación con, en primer lugar, poner de relieve, que las medidas por adoptar aseguren el respeto de los derechos humanos para todos y el imperio de la ley como base fundamental de la lucha contra el terrorismo. Medidas que reafirmen la promoción y la protección de los derechos humanos para todos y el imperio de la ley, como elementos esenciales de todos los componentes de la Estrategia, reconociendo que las medidas eficaces contra el terrorismo y la protección de los derechos humanos no son objetivos contrapuestos, sino que se complementan y refuerzan mutuamente y destacando la necesidad de promover y proteger los derechos de las víctimas del terrorismo.
Se reafirma que los Estados deben asegurar que todas las medidas que se adopten para combatir el terrorismo sean compatibles con las obligaciones emanadas del derecho internacional, en particular las normas de derechos humanos, el derecho relativo a los refugiados y el derecho internacional humanitario.
En tercer lugar, hacer todo lo posible por establecer y mantener un sistema nacional de justicia penal eficaz y basado en el imperio de la ley que asegure, de conformidad con las obligaciones dimanadas del derecho internacional, que se enjuicie a toda persona que participe en la financiación, planificación, preparación o comisión de actos terroristas o apoye tales actos, según el principio de extradición o enjuiciamiento, con el debido respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales, y que se tipifiquen esos actos terroristas como delitos graves en las legislación y los reglamentos nacionales.
En cuarto lugar, Apoyar la función del Relator Especial sobre la promoción y la protección de los derechos humanos y las libertades fundamentales en la lucha contra el terrorismo.
Por lo tanto, en Chile no queremos políticas derivadas de la Doctrina de la Seguridad Nacional, que sigue vigente, ahora aplicada por EEUU a nivel planetario, a la que sólo se le han hecho algunas actualizaciones “cosméticas” para adaptarla a la nueva situación internacional que se vive desde poco antes de comenzar el siglo XXI.
No aceptamos la herencia pinochetista, que hoy pretenden reinstalar a través de la aplicación de su ley antiterrorista, instrumento para la persecución política y usada como una maquinaria política de poder, destinada a disciplinar a la población en torno a la aceptación de un sistema económico desigual, uno de los mas desiguales del planeta.
Por eso no aceptamos llamados Irresponsables, que basados en la herencia dictatorial identifican al enemigo interno, en el vecino que piensa distinto, en el movimiento social y sindical, en el movimiento estudiantil y en las comunidades mapuches.
Como lo hemos dicho en ocasiones anteriores, es hora de terminar con uno de los principales argumentos que justifican las transgresiones y violaciones a los derechos humanos; que las FFAA actuaron para liberar a Chile del marxismo, una mentira histórica diseñada, junto al Plan Z para justificar la persecución política, la represión y los horrendos crímenes que se cometieron a nombre de la lucha antiterrorista y anticomunista.
Es hora de cambiar la doctrina de la seguridad nacional Pinochetista, aun vigente, que fue el origen de la represión en Chile y que continua hoy, siendo la fuente principal de la intolerancia. Herramienta para que los afiebrados derechistas Identifiquen al enemigo interno en el pueblo mapuche, calificándoles como una amenaza terrorista para la nación.
[1] Relator ONU: Ben Emmerson, En Chile no se debe aplicar Ley Antiterrorista por conflicto mapuche.
[2] La Asamblea General aprobó la Estrategia Global de las Naciones Unidas contra el Terrorismo el 8 de septiembre de 2006