Cada día el hombre azul se levanta a primera hora. Lo primero que hace es abrir la ventana y recibir el día: le gusta “mirar el aliento del respirar de la naturaleza”, dice.
El hombre azul lleva 65 años viviendo en la misma casa azul. Por allí también pasaron sus abuelos, el lonko Juan Chihuailaf y Rosinda Nahuelpán, sus padres, sus seis hijos y sus hermanos.
“Cerca de nuestra casa tenemos un bosque antiguo en el que se asoman los pájaros que habitan allí. Me gusta mucho ver cómo comienza la aparición de la luz y cómo el aliento de los ríos se refleja en el cielo”, comenta el poeta Elicura Chihuailaf.
El hombre azul, cuyo nombre significa piedra transparente y cuya obra ha sido traducida a más de 10 idiomas, también ha sido testigo de cómo el Golpe de Estado afectó al pueblo mapuche a la vez que ha constatado la represión policial que hoy enfrentan las comunidades en la región: “El abuso contra las comunidades es tremendo”, relata el escritor.
Azul: el origen
La obra de Elicura Chihuailaf se remonta a sus años como estudiante de obstetricia en la Universidad de Concepción. Sin embargo, uno de los factores que posibilitó su escritura fue su padre, un profesor normalista que fue importante dirigente social en la región. “Mi padre sin haber ocupado el cargo de ngenpin- dueño de la palabra- siempre estuvo preocupado por el quehacer colectivo. Él, en los años 30 aproximadamente, fue el primer presidente de la primera agrupación de estudiantes mapuches en Temuco. Ellos editaron un periódico y mi madre fue la secretaria de esa organización. Ahí ellos se conocieron y se hicieron compañeros hasta el final de sus vidas”, cuenta el escritor, cuyo trabajo ha estado marcado por el concepto Azul, es decir, el origen de la cultura mapuche.
“En ese diario mi padre escribió sobre la importancia de la palabra y el pensamiento. Después él fue elegido regidor. En ese tiempo la política era la poética del quehacer colectivo, porque implicaba dedicación y la remuneración no existía. Era injusto, claro, porque yo también vi que mi padre sacaba dinero de su bolsillo, de su trabajo como profesor, para poder desarrollar esa tarea. En una oportunidad, cuando yo ya me había titulado de la Universidad de Concepción y decidí no ejercer, mi padre me expresó su preocupación y yo dije que me había atrapado el quehacer de la escritura y que había aprendido la poesía de su labor como líder, como autoridad que intenta vincular el mundo mapuche con el mundo chileno profundo. Le dije que eso me parecía y me sigue pareciendo, mejor poesía y, entonces, en ese momento él dejó su preocupación”, cuenta el poeta.
El Golpe de Estado también generó una marca importante en la biografía del poeta, sobre todo porque su padre fue apresado el mismo 11 de septiembre de 1973: “Mi padre fue encarcelado un par de horas después de haberse producido este momento tan tremendo en la historia de Chile. Fue detenido, sacado del aula de clases. Entonces, era director de la escuela en la que trabajaba. Luego compartió esa detención en la tenencia de Cunco junto con dos amigos suyos: el doctor fue asesinado y la doctora, tuvo que salir al exilio. Mi padre fue enviado a la cárcel pública”, relata al respecto Chihuailaf.
En este sentido, advierte que este episodio afectó a chilenos como a mapuches de la misma forma.
La escritura desde un sistema occidentalizado
El año recién pasado Elicura Chihuailaf nuevamente fue postulado al Premio Nacional de Literatura. Sin embargo, pese a las expectativas, el premio cayó en manos del poeta Manuel Silva Acevedo.
El gesto no fue menor para el escritor araucano quien reconoce que su labor ha sido difícil en un contexto marcado por la cultura occidentalizada. “Este es un proceso que hasta el día de hoy estoy reflexionando, no como un tema central, sino que en la cotidianidad”, explica el poeta.
“Me parece que la única respuesta que tengo es que nosotros crecimos en una visión de mundo que responde a lo que es la visión de mundo mapuche. Entonces, claro había comenzado a llegar la vida occidental con sólo el hecho de que nosotros saliéramos fuera de nuestra comunidad y también antes, porque mis padres tenían una biblioteca y cuando ellos iban al pueblo traían libros, diarios, revistas que a nosotros nos comenzaron a interesar, entonces así, poco a poco, empezamos a respirar la chilenidad profunda. Todo eso era para nosotros desconocido porque nuestra vida concurría en la mapuchidad”, añade.
“Poco a poco se fue instalando un diálogo vivo entre mi espíritu y mi corazón y, así como amé y amo profundamente mi ser mapuche fundamental, también he aprendido a amar esa chilenidad profunda, por eso he construido un puente para que conversen tranquilamente mi mapuchidad con esa chilenidad que me llegó. Entonces, todo lo que hago lo intento comprender desde esa condición”, sostiene.
Infancia, violencia y comunicación
Los últimos años no han sido fáciles para La Araucanía y el poeta, más que nadie, lo sabe. El incremento de efectivos policiales y los últimos casos de violaciones a los DD.HH. en la región han revelado cómo hoy la violencia se ha vuelto el telón de fondo de una región marcada por la colonización.
Respecto este punto, el escritor comenta que la situación se ha vuelto “terrible”. “Hay niños, ancianos, mujeres y hombres que están siendo violentados cada día. A mi me duele despertar y preguntarme a qué hermano a qué hermana estarán vigilando, a quién estarán persiguiendo, a cuántos estarán quizás encarcelando, cómo estarán viviendo nuestros niños. Aquí el Estado y la sociedad están en deuda”, subraya.
“Todas nuestras comunidades están conflictuadas. Entonces, los que están sufriendo primero esta violencia son nuestras nuevas generaciones y esto va a determinar la situación futura y la posición futura de nuestro pueblo respecto de esta visión de la chilenidad y del Estado”, advierte.
Para el escritor, en tanto, hoy es un error hablar de incremento de la violencia en la zona, ya que en su opinión, esta situación se ha mantenido a través de los años. Por ello, insiste que para dar respuesta a la situación entre el pueblo mapuche y chilenos es necesario “abrir las páginas de la historia”.
Por otro lado, el autor de Sueños azules y contrasueños (1995) es crítico respecto de cómo los medios de comunicación se han hecho cargo de las violaciones a los DD.HH. en La Araucanía. En su opinión, el ejercicio informativo ha sido “sesgado e invasivo”. Frente a ello, plantea que actualmente en la prensa “está demasiado arraigada la declaración de blanquidad”.
“Entonces, se han olvidando muchas cosas que son fundamentales que es que todos los pueblos, de todas las culturas, han surgido de culturas nativas. La pretensión de la chilenidad solamente blanca es una idea que viene de la chilenidad superficial e imaginada que se apropió de los poderes del Estado, que impuso esa mirada. Hemos olvidado, por ejemplo, que los más ario de Europa tiene que ver con pueblos indígenas. Entonces, ahí creo que los medios de comunicación son muy importantes”, reflexiona el escritor.
Próximamente, el autor también presentará otros proyectos. Uno de ellos tiene que ver con un conjunto de poemas dedicados a los niños. “El libro se llama la La tierra sueña en el azul e invita a mirar la naturaleza para comprender las razones de nuestras luchas”, comenta el autor que durante este año también concluirá la segunda parte de sus memorias.