La música en suspenso: se agrava la crisis de la Orquesta y Coro de la U. de Concepción

La crisis en la corporación que administra a la Sinfónica de Concepción no se detiene: esta semana renunció el director del Coro UDEC y los músicos comenzaron los ensayos sin saber realmente qué ocurrirá durante la temporada. Mientras, los tribunales siguen dándole la razón a los artistas.

La crisis en la corporación que administra a la Sinfónica de Concepción no se detiene: esta semana renunció el director del Coro UDEC y los músicos comenzaron los ensayos sin saber realmente qué ocurrirá durante la temporada. Mientras, los tribunales siguen dándole la razón a los artistas.

En pleno de marzo, cuando los principales teatros del país ya inician sus temporadas artísticas, ni los integrantes ni el público de la Orquesta Sinfónica y el Coro de la Universidad de Concepción tienen claridad sobre los espectáculos que tendrán este año.

Lejos de solucionarse, en los últimos días se ha agravado la crisis que atraviesa la Corporación Cultural de la Universidad de Concepción (Corcudec), encabezada por el director de Elencos Estables, Alberto Larraín.

Primero, la Corte de Apelaciones de Concepción admitió el recurso de protección que presentaron los coristas Jorge Ibáñez y Daniela Díaz, que la administración expulsó en diciembre pasado.

El tribunal entregó una orden de no innovar y determinó que ambos cantantes debían ser reintegrados a la agrupación, lo que se cumplió en el ensayo del lunes pasado. “El hecho de que la Corte haya dado la orden de no innovar es algo fuerte para nosotros, porque están diciendo ‘ok, ustedes son voluntarios en el Coro, pero también tienen derechos’ -comentó Daniela Díaz. Significa que ellos ven que esta cuestión huele mal y que está rara la cosa. Por eso decidieron reintegrarnos”.

El fallo se suma al de febrero pasado, que determinó que los despidos del violinista Leandro Botto y su pareja, la chelista Cecilia Barrantes, fueron injustificados, por lo que Corcudec tuvo que indemnizarlos con poco más de tres millones y medio de pesos.

Pocos días más tarde, el Coro tuvo otro remezón: Carlos Traverso, su director desde 2008, presentó su renuncia: “Yo no podía seguir trabajando ahí, porque mi rol dentro del conflicto habría sido el de un mero espectador o, peor aún, ejecutor de políticas que no comparto”, explicó.

“Hubo actitudes concretas respecto al Coro, o más bien a la orden de expulsar a estas dos personas, que no acepté en su momento pero me vi obligado a cumplir. Aparte de haber sido planteadas de manera muy poco elegante, me parecían erradas”, detalló.

Carlos Traverso.

Carlos Traverso.

¿Por qué renunció ahora y no cuando se produjeron las expulsiones, que él mismo tuvo que comunicar a los involucrados? “Cuando se me ordenó expulsarlos, una de las poco elegantes actitudes que tuvo don Alberto fue decirme que si no lo hacía, me echaba de mi puesto, cosa que me parece innecesaria, porque alguien en su posición no necesita amenazar para dar una orden. Muy a disgusto me limité a cumplir una orden, pero fue el germen de dejar el Coro. Esperé a ver el desarrollo de los acontecimientos más adelante, pero no hubo cambios, así que tuve que tomar una decisión”, responde Traverso.

Pura incertidumbre

En este escenario, la temporada 2017 de la Orquesta y el Coro es apenas un esbozo. A diferencia de otros teatros e instituciones, que anuncian sus programaciones con meses de anticipación, Corcudec solo ha adelantado públicamente que hará 38 conciertos (entre sinfónicos, de difusión y de cámara), además de tres presentaciones de ópera, “montajes de danza” y “conciertos de música chilena”.

La información más precisa es sobre los conciertos de difusión, que se realizarán entre el 13 y 24 de marzo en ciudades como Talcahuano, Tomé, Chillán y Coronel, y que este año estarán dedicados a arreglos sinfónicos de Violeta Parra. Más allá de eso, nada. En su sitio oficial, la corporación indica que “estamos actualizando esta sección, pronto novedades”.

El problema es que los músicos y coristas tampoco saben bien qué ocurrirá. A fines de enero, justo antes de salir a vacaciones, recibieron una programación preliminar que no ha sido confirmada y en la que se repiten los ítems “por definir”. El pasado lunes volvieron a los ensayos para preparar los conciertos de Violeta Parra, pero no tienen certeza sobre los meses siguientes.

Un ejemplo: la programación preliminar contempla conciertos para el 7 y 8 de abril en los que se reinaugurará el Teatro UDEC, que fue remodelado en el verano. Sin embargo, para esos conciertos están convocados la Orquesta y el Coro, que ahora se quedó sin Carlos Traverso. “No sabemos qué va a pasar. Algo nos comentó el director (Carlos Traverso) sobre la temporada, pero solamente está seguro que vamos a cantar para la reapertura del teatro. Hay algunas sugerencias, se está viendo que tal vez se canten algunas cosas, pero todo se está estudiando, no hay nada definido para el año”, dice Daniela Díaz.

“Estamos a menos de un mes de un concierto que hay que preparar con un Coro que tiene dos tercios de personas integrándose recién, porque hace poco hicieron audiciones, y que ahora está sin director. Está complicado”, considera Javier Bustos, presidente del sindicato de la Orquesta UDEC.

De acuerdo al oboísta, la falta de información afecta el trabajo de músicos que, además de integrar la Orquesta, son profesores y participan de otras agrupaciones: “Es uno de los reclamos que hacemos constantemente. Ya sería mucho pedir el calendario del año, pero no sé a qué hora tengo que trabajar la próxima semana. Si me invitaras a tocar, yo no puedo decirte si puedo ir. En la vida de un músico eso es terrible, porque en la orquesta todos hacen clases o tienen actividades de cámara, por ejemplo”.

Antes, dice el dirigente, la programación se definía anticipadamente entre la administración y una comisión técnica, integrada por el director titular de la Orquesta, el concertino y algunos de los músicos. Hoy, los dos primeros puestos están vacantes y la comisión no funciona.

Según Javier Bustos, en conjunto con la administración, ese comité hacía una planificación que hoy no existe: “A fines de octubre la temporada ya estaba armada y aprobada por el directorio, que en noviembre confirmaba que estaba todo bien con las platas. Antes de salir de vacaciones se entregaba el calendario de actividades en general y el de horarios de todo el año. Después, mes a mes, se iba avisando si había alguna modificación por fuerza mayor, pero ahora es un cambio demasiado abrupto: yo no sé qué ensayos tengo la próxima semana”.

Ni Alberto Larraín ni otro funcionario de Corcudec respondieron a los llamados de Radio Universidad de Chile para obtener su versión de los hechos.

Fotos: Corcudec.




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