La tradicional condena al proteccionismo económico, que el G20 hace siempre, desapareció del comunicado final de cinco páginas que dejó la reunión de los ministros de Finanzas de las grandes economías y las principales naciones emergentes del mundo, celebrada el viernes y sábado en Baden-Baden (Alemania).
“Trabajamos para reforzar la contribución del comercio a nuestras economías”, es lo que se limita a decir la declaración laboriosamente negociada.
Se trata de una victoria simbólica, aunque con profundidad, ya que supone una demostración de fuerza de la nueva Casa Blanca, hostil a los actuales tratados comerciales multilaterales y a los acuerdos sobre el clima.
“El lenguaje histórico (del G20 en sus comunicados) no era pertinente, y lo que es pertinente es lo que hemos acordado como grupo: incrementar la contribución del comercio a nuestras economías”, comentó el nuevo secretario del Tesoro de Estados Unidos Steven Mnuchin, en conferencia de prensa al término de la reunión.
Mnuchin, un peso pesado de Wall Street, fue escogido por Donald Trump para llevar la cartera de Economía y predicar el nuevo ideario de Washington en las cumbres internacionales, basado en el nacionalismo económico como principal bandera.
Mnuchin hizo otra advertencia: “Algunas partes de la OMC no son aplicadas, y vamos a intentar con fuerza que se apliquen en interés de los trabajadores estadounidenses.” Y añadió: “Queremos reexaminar algunos acuerdos, hemos hablado de reexaminar el TLCAN (de Estados Unidos con México y Canadá).”
La OMC, con 164 países miembros, es el foro donde la comunidad internacional intenta, con enormes dificultades, hacer avanzar grandes rondas de liberalización del comercio, mediante eliminación de aranceles y subsidios en todos los sectores.
Clima
El comunicado del G20 Finanzas tampoco menciona el gran pacto de lucha contra el cambio climático, el Acuerdo de París de 2015.
El tema “no me incumbe”, se limitó a indicar Mnuchin al ser preguntado en rueda de prensa.
El texto final de esta reunión resume “un desacuerdo entre un país y todos los demás”, resumió el ministro francés Michel Sapin, mientras que la jefa del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, dijo que el gobierno estadounidense de Donald Trump está “en fase de adaptación” al G20.
Trump colocó a Scott Pruitt al frente a la Agencia de Protección Ambiental (EPA), un escéptico del cambio climático, y en su primera propuesta de presupuesto planteó recortar los fondos de este organismo en un 31%.
Ante los desacuerdos con a Estados Unidos sobre comercio y clima, la responsabilidad de hallar una solución -o de confirmar la ruptura- les puede corresponder a los jefes de Estado y de gobierno del G20, que se reunirán en julio en Hamburgo.
“La lucha contra el cambio climático requiere la movilización del conjunto de los países del G20, incluso el asunto de su financiación. Estoy seguro de que los jefes de Estado y de gobierno reafirmarán en julio el pleno compromiso de la comunidad internacional hacia el Acuerdo de París”, declaró el ministro francés Michel Sapin.