Los Cumaná: campeones sin corona de la música bailable

Vendieron decenas de miles de discos y tocaron en Estados Unidos y Europa, pero dejaron pasar oportunidades y su rastro se perdió en el tiempo. Un nuevo documental relata su intensa historia y abre la puerta a la rica historia de la música tropical nacida junto al puerto de Coquimbo.

Vendieron decenas de miles de discos y tocaron en Estados Unidos y Europa, pero dejaron pasar oportunidades y su rastro se perdió en el tiempo. Un nuevo documental relata su intensa historia y abre la puerta a la rica historia de la música tropical nacida junto al puerto de Coquimbo.

Junto al mar, Luis Tirado camina de un lado a otro. Hace indicaciones con los brazos y describe el antiguo balneario de La Herradura, en una playa cercana al puerto de Coquimbo. Aquí estaban las mesas con vista al mar, allá estaba la pista, todo esto era la pista de baile, dice. Aquí había un piano vertical blanco, indica más tarde.

El lugar era una de las primeras discotecas de la ciudad, pero de eso apenas quedan unas ruinas. “Mira cómo está esto -observa Tirado, de pie y de brazos cruzados ante un amplio galpón vacío, oxidado por el clima costero, completamente abandonado. El olor es el mismo, el olor de las algas. Eso es todo lo que queda”.

La mayor parte del tiempo, Luis Tirado habla con frases firmes y algo golpeadas, pero en esta escena la nostalgia alcanza a colarse entre sus palabras. En esa discoteca, de la que hoy apenas quedan vestigios, él tocaba el piano cuando era el director de Los Cumaná, uno de los grupos más populares entre los combos de música bailable surgidos durante los ‘60 y ‘70 en el norte de Chile.

Su historia está en Canción norteña, un documental que se estrenará en abril y que fue dirigido por Eileen Karmy y Martín Farías, dos investigadores también responsables del fascinante Archivo Tropical. En la película,  hacen un recorrido por la agitada biografía de Los Cumaná: desde su formación en una población coquimbana hasta su caída, luego de miles de discos vendidos, viajes, cambios de alineación, oportunidades desperdiciadas y ritmo, mucho ritmo.

Un mundo paralelo

“El grupo representa la historia de la mayoría de los grupos. No es una historia de éxito, triunfo y fama. Eran cabros de 20 años tratando de romperla en una época en que Chile y el mundo estaba lleno de grupos así. En un momento la rompen, pero después ya no la rompen más”, explica Eileen Karmy.

“Pero su historia es súper llamativa porque es muy intensa -añade Martín Farías. Hacen seis discos en cinco años y partieron súper chicos, en un momento en que había una sensación de lejanía con Santiago. Estar en Coquimbo era como estar en la Antártica”.

Posando en el Faro de La Serena, en 1970: Luis Tirado, Eduardo Poblete, Juan García y Tito Rojas.

Posando en el Faro de La Serena, en 1970: Luis Tirado, Juan García, Eduardo Poblete y “Tito” Rojas.

Iniciados en 1970, Los Cumaná construyeron su propio mundo desde el puerto. Grabaron un demo en la Radio Occidente, en apenas dos pistas, y con esa cinta probaron suerte en Santiago.

– ¿Cuántos hay aquí?, preguntó Roberto Inglez, el director artístico de RCA Víctor, cuando escuchó la grabación.
– Somos cuatro, le respondió “Lucho” Tirado.
– No, acá hay mucha más gente – insistió el ejecutivo.

Incrédulo, le advirtió a su joven visita que solo tenía presupuesto para grabar a cinco músicos, pero terminó aceptando la verdad. Aunque sonaban como una orquesta más amplia, Los Cumaná realmente eran cuatro: Luis Tirado Picarte en piano y coros, Héctor “Tito” Rojas en la voz principal y tumbadora, Eduardo “Mico” Poblete en bajo y coros y Juan García en timbaletas y coros.

“Ya, en 15 días quiero un long play”, dijo Inglez, un escocés cuyo nombre real era Robert Inglis, que había colaborado con Lucho Gatica y que ahí mismo cerró el trato. Tirado volvió a Coquimbo y trabajó en seis canciones junto al compositor Hernán Gallardo Pavez, a las que se sumó “Poco, poquito se me da” de Juan Sabando, el mismo autor de los himnos de Coquimbo Unido y Deportes La Serena. La otras cinco canciones de Ritmo caliente son versiones de Los Wawancó y de Los 5 del Ritmo, dos de las principales influencias del grupo.

“Canción, canción norteña / coquimbana y también atacameña / Canción, canción norteña / antofagastina y también tarapaqueña”, cantan Los Cumaná en ese disco, casi sintetizando toda su estética en dos minutos y medio: armonías vocales, pulso bailable y versos sobre mineros y pescadores, sobre noches en los puertos y en el desierto. “Yo he vivido en Tongoy / un pueblito pesquero / pasé mi vida entre redes / arenas y espineles”, cantan luego en “Yo nací junto al mar”.

Modelo 1972: Eddy Roa, Eduardo "Mico" Poblete, Carlos Rojas, Luis Tirado y Héctor "Tito" Rojas.

Modelo 72: el representante Osvaldo Osorio, Eduardo “Mico” Poblete, Juan García, Luis Tirado y Héctor “Tito” Rojas

Las canciones recorrían esos paisajes, pero también lo hacía el propio grupo. “Nunca nos interesó Santiago, siempre miramos al norte”, dicen en el documental. En poco tiempo forjaron su popularidad yendo y viniendo por tierra entre Arica y Coquimbo. Tocaban en las minas, en los pueblos del desierto y en los hoteles de la costa. Siempre llamaban la atención. Usaban un vistoso contrabajo eléctrico con letras enchapadas en oro, luego sumaron al guitarrista Carlos Rojas y Luis Tirado introducía efectivas innovaciones, como sumar un hi hat entre las percusiones.

Según Eileen Karmy, que el grupo eludiera Santiago “era una característica de la época más que del grupo. A casi todos los grupos del norte les convenía ir a las zonas mineras o directamente a Perú, por la distancia y porque Santiago estaba lleno de grupos también. Les pagaban bien y podían ir por la noche y volver”.

Era una escena regional, casi ignorada por la prensa capitalina. “Eso es súper notorio -dice Martín Farías. Los Cumaná comienzan a aparecer en revistas como El Musiquero cuando ya van en el tercer o cuarto disco y eran súper conocidos. Recién entonces los medios empiezan a decir que estaba este grupo, pero tampoco pasa de unas pocas notas”.

Tampoco importaba demasiado, porque era como si Los Cumaná no necesitaran de Santiago. Solo viajaban para grabar y siempre lo hacían en modo expreso: en cuatro pistas, ahorrando horas de estudio y dejando las cintas en manos del sello, que luego se encargaba de las carátulas y los detalles de la publicación.

En 1972, recibiendo el Disco de Plata en el Estadio Chile. De izquierda a derecha: Luis Tirado (piano), Carlos Rojas (guitarra), Héctor "Tito" Rojas (voz), Eduardo "Mico" Poblete (bajo) y Eddy Roa (timbaletas).

En 1972, recibiendo el Disco de Plata en el Estadio Chile. De izquierda a derecha: Luis Tirado (piano), Carlos Rojas (guitarra), Héctor “Tito” Rojas (voz), Eduardo “Mico” Poblete (bajo) y Eddy Roa (timbaletas).

Así fue también como más tarde registraron uno de sus hits. Un día, Roberto Inglez los llamó a Coquimbo y les dijo que los necesitaba en Santiago para grabar “Marinero”. Estaba seguro de que la canción de Caetano Veloso sería un éxito y tanto era su entusiasmo, que él mismo tocó el piano en la grabación, mientras “Lucho” Tirado observaba.

No se equivocó: Los Cumaná vendieron 36 mil copias con “Marinero” y tuvieron que volver a Santiago para recoger el Disco de Plata que Hilda Parra, la hermana de Violeta, les entregó en un evento que se hizo en el antiguo Estadio Chile. Sin embargo, ellos siguieron apuntando al norte.

Oportunidades que pasan

Las crónicas acostumbran a recordar los primeros años setenta como la era de la Nueva Canción Chilena, acaso del primer rock local, pero aquellos años fueron también de la música tropical. “Eso tiene mucho que ver con los relatos que se han hecho respecto de la música durante la Unidad Popular – subraya Eileen Karmy. Claramente, la música tropical la llevaba, eran los años de su apogeo”.

Aun cuando Los Cumaná crecieron en ese periodo política y culturalmente intenso y hasta tocaron en balnearios populares de la UP, estaban como en un mundo paralelo. Incluso ahora, no le otorgan tanta relevancia: Eileen Karmy y Martín Farías recuerdan que fuera de cámara, así como si nada, Luis Tirado les contó que una de las primeras presentaciones del grupo fue en la sede local de la Universidad Técnica del Estado, junto a los dos principales grupos de la Nueva Canción Chilena, Quilapayún e Inti Illimani. “Fue como ‘sí, también tocaron estos cabros’, sin darle mucho valor. Es decidora la anécdota, porque para él no es importante, era como un dato de la causa no más”, relata entre risas Martín Farías.

Sus caminos eran distintos. En 1971, Los Cumaná habían habían girado con artistas como Lucho Barrios, Fresia Soto y Luisín Landaez, al que acompañaron en escena, y en 1973 se fueron a tocar al Hotel Bolívar de Lima. En la capital peruana descubrieron la salsa, aún no popularizada en Chile, y a grupos locales como Los Destellos, Los Girasoles y Los Beta 5.

En vivo en Lima: Eduardo "Mico" Poblete (bajo), Eddy Roa (timbaletas), Héctor "Tito" Rojas (voz), Carlos Rojas (guitarra) y Luis Tirado (piano).

En vivo en Lima: Eduardo “Mico” Poblete (bajo), Eddy Roa (timbaletas), Héctor “Tito” Rojas (voz), Carlos Rojas (guitarra) y Luis Tirado (piano).

Días floridos: Luis Tirado, Juan García, Mico Poblete, Tito Rojas y Carlos Rojas posan junto a un policía en EE.UU.

Días floridos: Luis Tirado, Juan García, Mico Poblete, Tito Rojas y Carlos Rojas posan junto a un policía en EE.UU.

Sin embargo, ahí es cuando la historia de Los Cumaná comienza a torcerse. De Lima volvieron por tierra y a Coquimbo llegaron exactamente el 10 de septiembre de 1973, justo antes del golpe de Estado y el derrumbe de la vida nocturna. No había mucho que hacer en un país bajo toque de queda y desde antes ya teníanun contrato, así que en noviembre partieron a Tampa (Estados Unidos), donde se impregnaron de los ritmos de la comunidad latina y tocaron hasta en un hotel de la cadena Hilton. “Son cosas que uno sueña”, recuerdan en el documental, pero pronto se despertaron y pagaron el costo de su vertiginoso ascenso.

Sin la compañía de su representante Osvaldo Osorio, en Florida se pelearon y separaron, en la primera de varias desventuras. De regreso en Chile, Luis Tirado rearmó el grupo con Willy Betancourt como cantante y grabaron Prohibido escuchar sentado (1975), un disco que Roberto Inglez exigió dedicar al bimbo, un olvidado género que entonces estaba en boga. Adaptándolas al gusto del sello, Los Cumaná perdieron ahí una buena cantidad de canciones. “La cumbia no pasa de moda, pero del bimbo nadie se acuerda”, se lamenta Carlos Rojas en el filme.

Poco más tarde, tuvieron una nueva chance en el extranjero. Se fueron a Amberes (Bélgica) para ser la banda de la casa en un local bautizado con el mismo nombre del grupo, regentado por un primo de Luis Tirado. Entre las diez de la noche y las cinco de la mañana tocaban de todo: sus propias canciones, otras piezas tropicales, algo de música disco, algo de Santana y uno que otro éxito pedido por el público. Todo, intentando que se le movieran un poco las caderas a unos belgas que de español entendían poco y nada.

Cuando debían volver a Chile, sin embargo, cuatro de los cinco integrantes de esa formación decidieron permanecer en Bélgica y Luis Tirado explotó. “Subí al escenario y rompí todo, tiré todo pa’ abajo. Incluso tuve una pelea con Willy y con mi primo. No quería saber nada más de ellos, por eso nunca más formé el grupo”, recuerda en la película.

No está en el documental, pero hubo otro episodio en que Los Cumaná dejaron pasar una oportunidad dorada: Hernán Gallardo Pavez les ofreció una composición que tenía guardada, pero en ese momento tenían que partir a Bélgica y no alcanzaron a grabarla. Era la que hasta hoy es probablemente la pieza más popular del repertorio bailable, “Un año más”. “No tenían cómo saber que esa canción iba a ser el hit que es ahora – dice Eileen Karmy. Ellos grabaron muchas canciones de Hernán Gallardo Pavez, pero justo no grabaron su mayor éxito. Es paradójico”.

Y no es la única: “También pasó algo muy parecido con el ‘Negro José’, un tema que escucharon y tocaron como cumbia, pero nunca lo grabaron. Ellos estaban en Coquimbo y no podían llegar y grabar un 45 como un grupo de Santiago. En cambio, la Sonora Palacios se los escuchó, lo grabó y hoy es todo un éxito”, cuenta Martín Farías.

A quién no le ha pasado, parece decir Eileen Karmy: “Son como el común de las personas, a veces se equivocan y otras veces le achuntan”.

El estreno

Canción norteña: Los Cumaná de Coquimbo se estrenará a las 19 horas del próximo sábado 22 de abril en el Centro Cultural Palace (Aldunate 599, Coquimbo), con entrada gratuita. Luego también tendrá un estreno en Santiago.

Luego, a las 19 horas del martes 25 de abril, se exhibirá también en la Sala SCD Bellavista (Santa Filomena 110). La entrada también es gratuita.

Fotos: Gentileza de Archivo Tropical.




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