A principio de este mes, el Superintendente de Bancos e Instituciones Financieras (Sbif), Eric Parrado, entregó el Tercer Informe sobre la implementación de la ley que redujo la Tasa Máxima Convencional (TMC), en vigencia desde 2013 e impulsada por el Gobierno de Sebastián Piñera,
Durante la tramitación del proyecto de ley la banca proyectó que la disminución de la tasa desbancarizaría a cerca de 1 millón de personas. A tres años de esas proyecciones, el informe de la Sbif mostró que no existen caídas considerables en el número de personas bancarizadas, en el segmento de crédito de hasta UF 50 (1,3 millones de pesos).
Con todo, se afirmó que hubo una salida neta del rango de las 150 mil hasta 227 mil personas. En este sentido, el superintendente de Bancos ha afirmado que la ley que bajó la Tasa Máxima Convencional “ha tenido un impacto negativo en los sectores de menores ingresos, y eso nos preocupa”.
En una reciente entrevista, Parrado declaró que han estado trabajando en revisar la posibilidad de subir la TMC en algunos segmentos “especialmente en el primero (de entre 0 y 50 UF), donde ha habido un efecto más fuerte de desbancarización”.
En este sentido, la ley ha sido perjudicial porque ha dejado fuera del acceso a crédito en bancos a personas que son consideradas “de más riesgo”. Por lo mismo, actualmente la Sbif analiza la alternativa de dividir el primer tramo de créditos (que va llega a las 50 UF) en dos: uno de 0 a 25 UF y otro de 25 a 50.
La tasa máxima convencional es un límite estipulado por ley que se aplica a los intereses de los créditos. En 2013 una modificación a la ley de Bancos bajó la tasa, estableciendo que esta no podrá exceder en más de un 50 por ciento el interés corriente que rige al momento de asumir un crédito.
Actúa como una suerte de señal de mercado para el cobro de tasas de interés a colocaciones de crédito o a préstamos, a la deuda, aunque con la particularidad de que está segmentada según los tramos de solicitudes de deudas de créditos. Es decir, las tasas de interés están estratificadas según los niveles de riesgo a quienes se les presta el dinero o se les otorga el crédito.
Esta clasificación, de mayor riesgo a menor riesgo, es una figura utilizada por los bancos para clasificar el poder de pago de las personas. Quienes sean más pobres serán considerados más riesgosos, y quienes tengas más, menos riesgosos.
En este sentido operan dos figuras. Mientras más riesgosas sean consideradas las personas, primero, menos dinero se le prestará (con un rangos que varían entre las 50 y 200 UF) y segundo, más altos serán los intereses que deberán pagar.
El economista y académico de la Universidad de Chile, Joseph Ramos, explica que una tasa alta permite que haya personas más riesgosas que entren a tomar los préstamos porque la tasa alta los cubre y en la medida en que se sube la tasa, se hace más atractivo a que entren más personas.
“Pero también hay que ir en el otro sentido, que una tasa alta puede significar un ahogo para muchas personas y además un costo mayor para los que no son tan riesgosos. Cuando se bajó la tasa máxima, se hizo sabiendo que alguna gente iba a quedar desbancarizada, pero se consideró en ese momento que eso tenía sentido ya que los desbancarizados probablemente eran casos de personas con alto riesgo de sobreendeudamiento”.
El problema de fondo
El miedo a la desbancarización tiene un problema de fondo que alcanza las distintas estructuras del modelo económico y que radica, básicamente, que en Chile existe una gran cantidad de personas con menos ingresos que está bancarizada, tanto en los bancos, como en el denominado retail financiero (que no está regulado por la TMC).
Esta situación opera para que los hogares de bajos ingresos, que no tienen acceso a buenos salarios, a un sistema de seguridad social y que están abandonados por el Estado, puedan acceder a una forma de financiamiento. Es decir, con la desbancarización, lo que está en juego es que las personas no logren ingresar a un nivel de financiamiento que les permita solventar el día a día.
“En Chile el nivel de endeudamiento es bien particular, no es del tipo para aumentar patrimonio necesariamente, que es comprarse una casa, o un auto, sino que es más bien créditos de bajo monto. Créditos que están asociados al consumo de alimentos, al consumo de vestuario, al consumo de actividades recreativas. Por lo tanto, de lo que estamos hablando es que las condiciones de vida de las personas para poder mantener su hogar es lo que está en juego cuando se está discutiendo la TMC”, explica el sociólogo experto en financiarización y endeudamiento.de la Fundación Sol, Alexander Pavez,
Según las cuentas financieras de hogares del Banco Central, la carga financiera mensual de los hogares promedia, para los hogares que tienen deuda, cerca de un 50 por ciento, lo que significa que cerca de la mitad de los ingresos que obtienen los hogares mensualmente, se dedican a pagar la deuda, ya sea comisiones, intereses o los mismos servicios de la deuda.
Esta cifra encuentra un correlato dramático en los bajos salarios estructurales del país, donde el 50 por ciento de los trabajadores obtiene menos de 300 mil pesos líquidos mensuales.
Alexander Pavez explica que de esta forma, se configura una realidad en la cual, cuando se discute sobre la TMC, se discute también sobre la demanda interna que puedan tener los hogares de bajos ingresos, que es muy importante para obtener, por ejemplo, las altas ganancias del retail, que genera ganancias por sobre el 80 por ciento, aún cuando se ha dicho que el país atraviesa por un periodo de restricción económica.
“La TMC viene a regular la demanda interna vía crédito y a su vez, viene a solventar un problema de condiciones de vida de gran cantidad de familias. Entonces, lo que queda como pregunta es abierta es: ¿Por qué la única forma que tienen de solventar el día a día las familias más pobres de Chile tiene que ser mediante el crédito?, ¿Por qué no puede ser mediante salarios saludables, mediante un sistema de seguridad social efectivo que resguarde derechos sociales?”, argumenta Pavez.
El impacto que ha generado la discusión sobre la desbancarización, resulta en este sentido, sintomático de las fallas estructurales y de la forma contradictoria del modelo.
“Lo que se está haciendo es cargarle la mano a los hogares para mantener las altas ganancias de los bancos y para que el gobierno no tenga ningún incentivo para implementar políticas de Estado que aumenten la seguridad social de la gran mayoría de los chilenos y refuerce la capacidad que tengan los hogares trabajadores de negociar sus propias condiciones de vida”, dice el sociólogo de Fundación Sol.
“Hay una expropiación financiera muy grande de parte de los bancos sobre los exiguos ingresos que tienen la gran cantidad de los hogares en Chile. Es un peligro latente que lo único que hace es desplazar los problemas de liquidez que tienen gran parte de los hogares”, agregó.
El chantaje de los bancos
Joseph Ramos explica que la TMC es parte de la filosofía que tiende a cobrar tasas altas para cubrir a los que no pagan. “Pero por otro lado, le están cobrando mucho a gente que si son deudores “decentes”. El banco no sabe discernir quién pagará y quién no y ese es el argumento para poner un coto a la tasa máxima, junto con evitar que la gente tome créditos a tasas muy altas, que no esté en condiciones de pagar. Que se sobreendeuden. Eso es la legislación de bajar la tasa máxima que se aprobó en 2013. Que eso iba a afectar la cantidad de créditos, es es indudable, predecible y conocido, pero se consideraba que eso era un costo menor que el beneficio que estaba logrando”.
Cuando se aprobó la ley en 2013, los bancos advirtieron que podría ocurrir una masiva desbancarización debido a que, con la disminución de la TMC, a ellos ya no les “convenía” tener clientes riesgosos, más pobres, con créditos de poco monto. Pese a que las proyecciones no se cumplieron, continúan ejerciendo presiones para que la TMC vuelva a subir, al menos en los segmentos de riesgo.
“Eso puede ser tanto un chantaje de los bancos, que saben que la única forma de sustentar el día a día es mediante créditos de consumo o adelantos en efectivo y por lo tanto exigen tasas de interés más altas. Puede ser un chantaje del tipo: ´si nos bajan la TMC les vamos a generar un problema político, un problema social de gran envergadura´”, señala Alexander Pavez.
El sociólogo explicó que en esta materia el gobierno estaría entre la espada y la pared: “los bancos le dicen: ´tú me controlas la TMC y yo te desbancarizo a las personas`, lo que implicaría un problema político, de personas que no van a poder solventar su día a día, aumento del comercio informal, aumento de la delincuencia, aumento de la protesta social, anomia, en fin, todo lo que trae el problema de una pobreza aguda que esta solventado en la actualidad por una suerte de burbuja crediticia”.
Pese al enorme costo que ha significado para las personas, lo que no está regulado en nuestro país son las casas comerciales que entregan créditos. Los adelantos en efectivo de las tiendas de retail y supermercados, pueden llegar a tasas mucho más altas, incluso mucho más allá de la TMC.
Por lo mismo, el famoso “avance en efectivo” puede alcanzar irrisorias tasas de interés, lo que resulta dramático considerando que quienes normalmente acceden a estas formas de crédito son quienes precisamente urgen liquidez de forma inmediata.
En este sentido, la tasa de interés lo que ha hecho es una suerte de distribución del ingreso inversa, es decir, a los hogares de más bajos ingresos les cobra más caro que a los hogares de altos ingresos que pueden comprar las cosas en efectivo. “Eso es lo perverso de la discusión actual, en una sociedad tan desigual como la chilena, la tasa de interés y el acceso al crédito toman ribetes usureros en la medida en que los hogares no tienen otra posibilidad para sobrevivir que no sea acceder al crédito”, concluye Pavez.