Copa de las Confederaciones: Pese a traspiés, Chile es el favorito

Lo cierto es que lo bueno y lo malo que suceda en este campeonato deben servirle al cuerpo técnico nacional para fortalecer su participación en el tramo final de las eliminatorias y para enriquecer un sistema de juego y nombres propios que puedan trascender finalmente en la cita mundialista que es el mayor desafío.

Lo cierto es que lo bueno y lo malo que suceda en este campeonato deben servirle al cuerpo técnico nacional para fortalecer su participación en el tramo final de las eliminatorias y para enriquecer un sistema de juego y nombres propios que puedan trascender finalmente en la cita mundialista que es el mayor desafío.

El próximo domingo comenzará en Rusia la participación del seleccionado chileno de fútbol en la Copa de las Confederaciones. Este torneo que reúne a las mejores selecciones de cada una de las seis confederaciones de la FIFA, al campeón del mundo y al país anfitrión, servirá como un ensayo rumbo al mundial del 2018 y ofrecerá una vitrina inusual para nuestro fútbol y nuestros jugadores.

La Selección Chilena enfrentará a Alemania, Camerún y Australia en la fase de grupos y aunque son duros rivales, no debería tener inconvenientes mayores para superar la fase inicial y jugar su pase a una posible final contra Portugal, México o Rusia (dependiendo de si se clasifica como primero o segundo del grupo). La tarea inicial sería alcanzar las semifinales y soñar con un posible título después.

Y si bien es cierto que en los partidos preparatorios se han visto muchos errores y no se ha jugado de manera vistosa, no deberíamos preocuparnos demasiado por esos detalles. Los amistosos contra Burkina Faso, Rusia y Rumania no pueden servir de referencia ya que en ellos la Selección formó sin la totalidad de sus titulares y realizó muchos cambios que distorsionaron el trabajo. Además es obvio que tan cerca de un torneo importante, es normal que los mismos jugadores dosifiquen un poco y se cuiden más (como en el último encuentro con Rumania) pues nadie quiere perdérselo. Sin embargo, lo más destacable sería que pese a las ausencias y modificaciones, la dinámica, la intención y la intensidad si han sido reconocibles en cada partido.

En esta etapa previa se privilegió la preparación y se dieron muchos minutos a jugadores que habitualmente no son titulares. Un acierto del cuerpo técnico porque esta es la única forma de brindarles a esos jugadores experiencias internacionales e ir generando así el tan mencionado recambio. Hoy las diferencias todavía son enormes pero se aprecia una dedicación para ampliar las posibilidades y eso habla muy bien de Juan Antonio Pizzi y sus ayudantes, porque que denota un interés por mejorar  nuestro fútbol, más allá del tiempo que ellos se mantengan en la dirección técnica nacional.

Este torneo servirá para medirnos contra los mejores una vez más y saber que tan bien preparados podemos llegar al mundial. La impresión inicial es que, salvo algunos casos particulares,  la mayor parte de nuestros jugadores llega en un gran momento de forma y que la potencia del conjunto debiese marcar diferencias favorables. Además, a diferencia de otras oportunidades, Alexis Sánchez y Arturo Vidal, nuestros máximos referentes, llegan muy bien a la disputa y ello fortalece el sueño de conquistar el título. El delantero del Arsenal y el volante del Bayern de Múnich han completado una temporada a un nivel individual enorme y sin duda su alto rendimiento aumenta las posibilidades de éxito colectivo. Además y salvo que suceda algo extraordinario, la mayor parte de esta plantilla podría ser la que represente a Chile en el próximo mundial y ganar este torneo en el mismo país anfitrión sumaría optimismo, posibilidades y esperanzas para el futuro.

Lo cierto es que lo bueno y lo malo que suceda en este campeonato deben servirle al cuerpo técnico nacional para fortalecer su participación en el tramo final de las eliminatorias y para enriquecer un sistema de juego y nombres propios que puedan trascender finalmente en la cita mundialista que es el mayor desafío.

Celebremos el presente y estar donde juegan los mejores porque nunca antes estuvimos aquí. Esta generación y los cuerpos técnicos de este y los anteriores procesos, nos han enseñado un camino y nos han acostumbrado a pelear bien arriba y contra cualquiera. Ese esfuerzo lo reconocemos y lo disfrutamos todos. Hoy el orgullo es aún mayor porque esta vez nuestra selección representará a Sudamérica completa. Mostrar lo de siempre es una obligación y mejorarlo la meta. Chile es favorito por merecimiento propio y hay que ser fieles al estilo porque esa forma de juego es la que hoy todo el mundo aplaude y quiere ver.

Que comience la Copa.





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