Disfagia un tema pendiente para la salud chilena


Los trastornos de la deglución o disfagia corresponden a un importante problema de salud a nivel nacional e internacional. Esta condición se describe como la dificultad para transportar lo que ingerimos por boca hacia el estómago, dificultando el paso de los alimentos, los líquidos e incluso, en los casos más severos, la saliva.

La disfagia en adultos puede ser un síntoma de variadas enfermedades neurodegenerativas tales como la enfermedad de Parkinson, el Alzheimer y la esclerosis lateral amiotrófica; asimismo es una condición frecuente en daños cerebrales adquiridos a consecuencia de un ataque cerebrovascular, traumatismo craneoencefálico o tumor cerebral. Del mismo modo, se puede presentar en los adultos mayores como parte del proceso natural de envejecimiento – en este caso se le llama presbifagia –  y se plantea que esta condición debe ser considerada como uno de los grandes síndromes geriátricos.

La prevalencia más alta de disfagia se presenta en los accidentes cerebrovasculares, llegando a afectar incluso a un 90% de las personas que lo presentan.

Las complicaciones en la persona  con disfagia pueden llegar a ser muy severas, generando diversos cuadros. Alguno de ellos son: desnutrición, deshidratación, infecciones respiratorias y neumonía por aspiración. Dichos cuadros tienen como consecuencia un aumento de la institucionalización y morbimortalidad.

Por otro lado, debemos relevar la importancia que tiene este trastorno desde el punto de vista psicosocial, toda vez que la alimentación corresponde a un proceso intrínsecamente social que está fuertemente arraigado en nuestra cultura. Lo anterior porque es eje de muchas de las interacciones que una persona tiene con otros. Dado esto, no es de extrañar que una persona que presenta dificultades para alimentarse en forma oral vea afectada en forma muy importante no solo su condición de salud física, sino que además su salud mental, siendo frecuente el aislamiento social, la presencia de  ansiedad y/o de depresión.

Con todo lo  mencionado, el manejo de la disfagia por parte de los profesionales de la salud debiese ser una prioridad. Sin embargo, y a pesar de su alta prevalencia y graves consecuencias, continúa siendo una condición escasamente diagnósticada. Por tanto, la persona con esta condición no  son  atendidos de forma oportuna por un equipo de salud idóneo que otorgue las prestaciones necesarias para una mejora en la calidad de vida de la persona afectada.

En el mes de Junio se conmemora el mes internacional de la disfagia, espacio que busca concientizar y educar a la población en general sobre las características más relevantes de esta condición y sus posibles consecuencias. Con dicha conmemoración  se busca  fomentar la  consulta oportuna al equipo de salud correspondiente cuando sea necesario y  favorecer la comprensión por parte de la población sobre lo que es vivir con disfagia.

Si bien es el profesional Fonoaudiólogo el encargado de evaluar, diagnosticar y realizar un tratamiento de la condición deglutoria, el adecuado manejo de una persona con disfagia debe siempre considerar a un equipo interdisciplinario que involucre médicos/as, enfermeros/as, nutricionistas, entre otros. El equipo debe trabajar  de manera colaborativa en búsqueda de la mejor condición de salud posible.

A nivel nacional no se observa un reconocimiento sobre  la importancia que tiene este trastorno y sus consecuencias. Así, en el país la disfagia no forma parte de la evaluación rutinaria en los adultos mayores, a pesar de que el consenso internacional así lo recomienda.  Tampoco es una prestación que actualmente esté vigente en el sistema de salud a nivel público y privado, finalmente, los exámenes que aportan al diagnostico y al tratamiento, como la videofluroscopia, aún son de difícil acceso para la población general.

Pese a esto, creemos que las políticas nacionales en salud van avanzando en la dirección correcta, ya que se ha incorporado  la evaluación y el tratamiento de los trastornos de la deglución en la actualización de catálogo de prestaciones de FONASA. Además, se ha incluido, a partir del año 2006, como una garantía en las guías clínicas del manejo en personas con accidente cerebrovascular isquémico y hemorragia subaracnoídea a consecuencia de rotura de anuerismas cerebrales.

Para nosotros es claro, que este es un momento inmejorable que permite reconocer y relevar la importancia de la disfagia como una condición que requiere de mayor atención por el sistema de salud chileno. Lo anterior permitiría que su diagnóstico sea oportuno y su manejo terapéutico más eficaz, evitando complicaciones de salud y lo que es más importante, mejorando la calidad de vida de las personas afectadas.

Finalmente, invitamos a quienes leen esta columna a reflexionar e informarse sobre esta condición que puede llegar a impedir el realizar una de las funciones más básicas, esenciales y satisfactorias para el ser humano: comer.

*Por Rodrigo Tobar, Lílian Toledo y Sara Tapia

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