Existía en El Quisco, balneario del litoral central, un garaje cuyo mecánico merecía el apodo de “poquita fe”. Sacaba de apuros a medias, para que el vehiculo llegara apenas a San Antonio o un lugar para reparaciones mayores. Es cierto, los usuarios le tenían poquita fe.
En política existe un ambiente similar. El ciudadano regala un si, a quienes les solicitan un apoyo verbal con muy poquita fe. Nadie como en la novela de José Saramago, “Ensayo sobre la lucidez”, cuando todos los habitantes de una ciudad concuerdan de abstenerse de votar provocando una crisis de gobernabilidad.
Al estar ausente esa valentía al no, al contrario que en el plebiscito, regalamos ilusiones a candidatos que profesan ideologías, si es que la tienen aparte de la ambición de poder, o el dinero del congreso, core o gobiernos provinciales, diferentes a las colectividades que representan.
Un magallánico me aborda para señalar: “Voy por los radicales”, cuando era un adalid regionalista. Pero el PR carece de un candidato con un medio de comunicación propio, amen de los recursos, en consecuencia se incorpora a la lista.
En la D.C. peor, pues las descalificaciones van y vienen.
Este noviembre cada uno va por su lado, salvo en las presidenciales que Guilier y Sánchez sumarán sus votos al que pase a segunda vuelta, si es que la hay.
Porque en escasas ocasiones hubo una derecha tan unida y práctica, aunque se detesten sus lideres.
Curiosamente la mayoría de los medios de comunicación participan en este juego, porque es un juego ni siquiera peligroso. Cuando a Carolina Goic le va algo mejor en las encuestas, muestran sus peores fotos y no solo los diarios de El Mercurio; la exhibe también en The Clinic, “resucitada pero muerta. Chiste cruel pues la senadora tuvo cáncer, aunque se aluda a las encuestas. Cuando las cifras marcan decadencia, vuelve el rostro simpático de esta croata egoísta y pretenciosa.
Si esta desunión mantiene su perfil en las parlamentarias y Core, podríamos tener un congreso muy proclive a la derecha porque ingenuos que somos, ni siquiera advertimos que se han incorporado gente de derecha a las listas del “oficialismo” que en cualquier momento, pueden volcarse en contra, en marzo del 2018.
Tampoco ha caído bien en regiones, la imposición de candidatos desde la capital. Cosa inconcebible en Francia, por ejemplo. La descentralización es un mito, y lo sentimos quienes vivimos lejos de Santiago.
Finalmente, tenemos una Presidenta doctora y la salud pública es un espanto; un experto en relaciones internacionales, y la cancillería muestra una inseguridad inconcebible.
Un ejemplo con el tema de la salud publica para concluir: VRB, siquiatra residente en Punta Arenas me contaba que la disposición de camas en los hospitales, va de acuerdo a la cantidad de habitantes de la ciudad; existe una política de que a mayor conciencia de falta de camas, la gente concurrirá menos a los hospitales. Y efectivamente he escuchado: “¿Para qué voy al hospital clínico si no hay camas salvo para los infartos?
Asimismo, si no hay cupo para convalecencias largas pero que no requieren de cuidados de urgencia, ni siquiera son derivados a Puerto Natales donde si hay camas para pacientes que requieren reposo, pero los responsables del establecimiento prefieren silbar mirando al cielo.
Mejores sueldos, salud, educación, manidas promesas en las cuales hasta el ciudadano más indiferente o ignorante, tiene poquita o nada de fe.