El proyecto de ley sobre migraciones entró hace poco más de una semana al Congreso, y lo hizo con suma urgencia.
El Gobierno espera que la Cámara de Diputados despache en un plazo de 15 días (ahora quedan solo 7), el proyecto de ley que reemplace el decreto ley de extranjería impuesto en dictadura. Desde los diferentes movimientos migrantes han levantado la voz en contra del acotado periodo de tiempo que se ha dado para discutir el proyecto. A juicio de los opositores, este nuevo proyecto mantiene la misma lógica enfocada en el orden y la seguridad pública.
El hecho de que la ley haya quedado a cargo de los ministerios de Gobierno Interior, Hacienda y Relaciones Exteriores, dejando a Desarrollo Social fuera de las carteras responsables, es algo que hace ruido y genera incomodidad en los organismos promigrantes.
Por otro lado, la urgencia al proyecto coincide con la interpelación que realizará Chile Vamos al ministro del Interior Mario Fernández, precisamente a raíz de este tópico. En ese contexto, la Red Nacional de Organizaciones Migrantes y Promigrantes hizo un llamado a quitarle la urgencia. Eduardo Cardoza, secretario del Movimiento de Acción Migrante, da cuenta de lo negativo que es que el trámite se haga en plena coyuntura eleccionaria y tilda al proyecto de pobre: “Estamos frente a una situación que es el peor contexto para manejarlo, pero a su vez se le pone urgencia, y esto surge por una interpelación al ministro. Nos sentimos bastante mal al respecto, porque para nosotros es una cuestión seria, porque tiene que ver con el Chile de 20 años en adelante, con cómo la migración va a contribuir a la sociedad en su conjunto. Hay una cantidad de situaciones que se plantean que permiten decir que es bien pobre el proyectito”.
Desde el oficialismo no creen lo mismo. Ramón Farías, diputado de la comisión de Gobierno Interior a la que asistirá el ministro Fernández, señala que la urgencia es algo modificable y aprovecha de repasar la interpelación que ejecutará este martes la diputada de Renovación Nacional, Paulina Nuñez: “Encuentro que las interpelaciones son inútiles, no tienen mucho sentido, sobre todo ahora que la ley ya está ingresada. No estoy de acuerdo con que se esté tocando de forma superficial. La urgencia nos va a dar una manera rápida y profunda de trabajar. La importancia de darle celeridad es que lo podamos empezar a tratar desde ya, y que no quede para la cola. Siete días me parece poco, pero probablemente se vuelva a renovar la urgencia, de eso no hay problema. Lo importante es empezar a avanzar”.
Uno de los grandes reparos que ha despertado el proyecto es que diferencia con la que trata a migrantes y ciudadanos nacionales. La ley señala que los derechos de los migrantes quedan sujetos a que no exista otra ley que establezca requisitos especiales que los restrinja. Es decir, los derechos de los migrantes quedan sujetos a otras legislaciones, a diferencia de los derechos del resto de la ciudadanía. Esta es una de las grandes faltas que acusa Rodolfo Noriega, secretario general de la Coordinadora Nacional de Migrantes, quien dice que la ley falta a la Constitución: “Esta ley ha salido a pie forzado. Tiene errores técnicos garrafales. Viola abiertamente la Constitución, la recorta. Tiene medidas de orden regresivo, por eso la suma urgencia no cabe para discutir este proyecto. Preferimos que haya un debate de fondo, que los parlamentarios se informen bien, que las organizaciones migrantes tengan la oportunidad de debatir esto y esperamos que nos reciba la comisión de Gobierno Interior para dar cuenta de, por lo menos, los 21 puntos que nosotros hemos detectado y que hemos planteado que se deben modificar”.
Desde la Nueva Mayoría está abierta a extender el plazo de discusión del proyecto, esto en medio de la interpelación que mañana vivirá el ministro Mario Fernández para responder los cuestionamientos de la oposición sobre las demoras del ingreso de la ley.