Los años sesenta fue una época de intensos cambios sociales a nivel mundial. El advenimiento de una generación joven y crítica generó que el status quo de la política y la cultura fueran desafiados. En Estados Unidos, Europa y también Latinoamérica, voces se levantaron contra el orden establecido tanto en términos políticos y económicos como valóricos, en ese contexto el arte en general -y el cine en particular- fueron herramientas que permitieron expresar las inquietudes de esta generación y a la vez generar cohesión entre los jóvenes al ponerlos en el centro de la narración, tanto delante como detrás de cámara.
El Cinema Novo fue un movilizado por un grupo de jóvenes cineastas que entendían que el cine local debía estar conectado con la realidad propia del Brasil de la época. Nombres como Glauber Rocha, Nelson Pereira dos Santos y Joaquim Pedro de Andrade renovaron el cine de su país e inspiraron a realizadores de todo el mundo con su propuesta que mezclaba una mirada consciente y crítica a la realidad de Brasil con un estilizado riesgo en lo formal. El relevamiento del propio paisaje natural y humano, de los desafíos de su momento político, de su historia y personajes encontraron voz en una narrativa valiente y hábil que supo mezclar la libertad de la propia idiosincrasia con las lecciones aprendidas de los movimientos europeos como el formalismo soviético, el neorrealismo italiano y la nouvelle vague francesa.
En el documental Eryk Rocha – hijo de uno de los personajes fundamentales del Cinema Novo, Glauber Rocha- va mezclando material de archivo de entrevistas y conversaciones entre los cineastas con imágenes de las películas generando un relato que, tanto en su contenido como en su manera de narrar, fusiona la fuerza del movimiento original con una mirada contemporánea a su aporte y actualidad. No se trata de un documental clásico -de esos que normalmente vemos en televisión, en donde una voz en off va contextualizando las imágenes y poniendo en orden la narración- sino quemás bien es un homenaje, un ensayo visual que busca dejar que las propias películas y sus autores vayan presentando los valores y relevancia de este movimiento.
Porque si algo queda claro viendo este documental, y acercándose a las películas de estos cineastas, es que las inquietudes y motivaciones que movilizaron el Cinema Novo siguen estando vigentes. Los cines latinoamericanos siguen siendo marginales en términos de audiencia en sus propios países que ven la taquilla entregada a las grandes producciones hollywoodenses. Los cines locales siguen siendo algo ajeno a la mayoría del público que sigue alimentando su imaginario con imágenes lejanas. En Chile, como en casi toda Latinoamérica, más del 90% del cine que se ve, viene de Hollywood. El desafío sigue siendo conectar con nuestras historias, con nuestra gente y proponer películas que permitan reconocernos en pantalla con toda nuestra complejidad, con lo feo y lo bello de nuestro continente.
“Cinema Novo” es una deliciosa clase de cine para aquellos que admiran el aporte de los grandes creadores de nuestro continente, pero también es un recordatorio de un momento en que se tomó consciencia del cine como arte necesario, como herramienta política que sostiene y crea identidad y que puede ser, al mismo tiempo, una ventana para conocer a los otros que nos rodean y un espejo para mirarnos a nosotros mismos.