“Queridos padres: Mañana quizás ya esté muerto y es por eso que antes de partir les escribo estas breves líneas con el apuro que las circunstancias exigen. Quisiera por última vez expresarles que solo a Uds. debo todo lo que fui, que gracias a vuestras enseñanzas pude vivir mi existencia plena y verdadera. Fueron 26 años bien vividos con el amor de ustedes y el otro amor. Viví plenamente y por eso no me duele partir. Al fin y al cabo muero por lo que es justo”.
Esta carta de despedida pertenece a Humberto Lizardi Flores, profesor de inglés y militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) que fue fusilado el 11 de octubre de 1973 en Pisagua. Durante mucho tiempo este escrito permaneció oculto al igual que un sinnúmero de textos pertenecientes a las víctimas de la dictadura, quienes pese a estar encarcelados, intentaron de una u otra forma comunicarse con sus familiares.
Tal es el caso del Director General del Servicio de Prisiones y militante del Partido Comunista de Chile, Litre Quiroga, quien fue asesinado días después del Golpe de Estado y que antes de morir escribió a su esposa Silvia: “Son las 12:30. Ya bombardearon La Moneda. Parece que mataron al compañero Allende. Yo espero en mi oficina con la dignidad del caso. No sé qué será de mí, pero en todo caso cuida bien a mis niñitos. Que siempre recuerden a su padre y que la lucha nuestra tendrá que triunfar algún día. Cuídese y compórtese como corresponde a una compañera de un comunista. Nuestra lucha es larga y sacrificada. Nuestro hijo tendrá que nacer para que siga la causa del pueblo. Ayúdate en mis hermanos y trabaja firme por Chile y nuestra familia. Si no nos vemos más, recuerda a tu marido que siempre te quiso. Chao. Venceremos”.
Otro ejemplo es el del compositor Jorge Peña Hen, quien el 12 de septiembre se despide de su esposa e hijos: “Siempre tuve el sentimiento premonitorio que mi vida terminaría a los 45 años. Siempre pasó por mi mente esa idea fugazmente, sin definir, qué, cómo y sin intuir las circunstancias en que ello podría ocurrir. Presiento que mi fin está próximo (…) He querido por tanto, escribirles este póstumo mensaje lo cual creo que me alivianará y me permitirá afrontar con entereza la dura prueba (…)”.
Pero durante este periodo no sólo circularon cartas. Víctor Jara, por ejemplo, escribió en un pequeño papel, durante su presidio en el Estadio Chile, un texto que posteriormente se transformó en canción y que fue rescatado gracias al esfuerzo de un abogado y un médico. También hay otros casos: mujeres que desesperadas escribieron a las autoridades de la época para buscar información sobre sus maridos desaparecidos u hombres que en medio del dolor escribieron para pedir asilo.
Amor Subversivo, la correspondencia de la resistencia
En 1988 cerca de 60 cartas de víctimas de la dictadura fueron publicadas en Amor subversivo, epistolario testimonial de Ediciones Emisión. Su autora, la periodista Myriam Pinto, quien trabajó en Radio Chilena al mismo tiempo que colaboró con revista Análisis y el diario Fortín Mapocho, logró reunir estos escritos a través del contacto que tuvo con los familiares de las víctimas de la dictadura.
Este martes, Ediciones Radio Universidad de Chile publicó una segunda edición de este texto: Amor subversivo, epistolario testimonial 1973-2017.
En esta oportunidad, el ejemplar, de más de 200 páginas, incluye 80 escritos entre los que destacan el último texto de Víctor Jara, una carta de Miguel Enríquez y un escrito de Jorge Peña Hen, entre muchos otros.
Según la autora del libro, esta nueva edición da cuenta del “horror” de la dictadura, pero también hay un punto de vista ligado al amor. “Estas son cartas sobrevivientes y le puse subversivo porque estos papelitos salían escondidos de las cárceles. Salían ocultos en pañales de guaguas, en bolsas de fideos. Son registros de la correspondencia de la resistencia. Durante la parte final de la edición, a mi también me dio una crisis de llanto, porque aquí está todo el dolor, pero el libro en sí es una memoria del amor a la vida, el amor a la fidelidad al presidente Allende, el amor a las organizaciones”.
El libro fue comentado por Luis Schwaner, presidente del Colegio de Periodistas de Chile, y Marcia Scantlebury, integrante del Directorio del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, quien afirmó que esta nueva publicación “permite mirar el pasado” que los agentes de la dictadura intentaron borrar: “Es muy importante para las nuevas generaciones saber qué pasó, porque todos fueron afectados por la dictadura, la sociedad entera.Entonces, es imposible eludir lo que sucedió en ese tiempo, porque todavía lo estamos viviendo. Es un pasado que no pasa”, concluyó la periodista.
Amor subversivo, epistolario testimonial 1973-2017 se encuentra disponible en Ediciones Radio Universidad de Chile (Miguel Claro #509, Providencia) y en las principales librerías del país.