“El telón solo se abre con técnicos”, dice uno de los más llamativos carteles que desde este miércoles se podían ver en el frontis del Teatro Municipal de Santiago, donde decenas de trabajadores iniciaron una ruidosa protesta.
La manifestación se inició a las 9:30 de la mañana, luego que comenzara la huelga legal del Sindicato Técnico, que agrupa a 90 funcionarios encargados de iluminación, sonido, utilería, vestuario, pintura y mantención del escenario, entre otras tareas. “Bajo esta administración nos ha costado incluso cumplir nuestra negociación colectiva vigente. Han existido muchas situaciones impositivas y en un proceso de negociación colectiva estamos en igualdad con nuestro empleador para abrir muchos temas que no puedes comentar o poner en la mesa como en este proceso”, explicó la presidenta del sindicato, Emelyn Valenzuela, mientras sus colegas golpeaban tarros de pintura, hacían sonar pitos y levantaban carteles en plena calle Agustinas.
La huelga, la primera desde 2013, es inédita para el actual director del recinto, el francés Frédéric Chambert, quien asumió su cargo hace dos años. Se produjo luego que no hubiera acuerdo en el proceso de negociación colectiva, a diferencia de lo que ocurrió con los otros seis sindicatos que agrupan a los más de 400 empleados del Municipal.
“En la negociación colectiva pasada logramos un 3,5 por ciento de reajuste salarial. Sabemos que el teatro ahora no está en condiciones, pero creemos que el 1,1 que nos ofrece la corporación, más algunos bonos diferenciados, no es justo. Nuestras jornadas de trabajo son súper extensas, trabajamos en base a pautas impuestas por ellos que son imposibles de suspender o conversar, pero que tenemos que cumplir nosotros. Lo que el público viene a ver al Teatro Municipal es la escenografía, el vestuario, el complemento con nuestros compañeros del ballet, la orquesta y el coro”, dijo Valenzuela.
Según la dirigenta, su petición contemplaba un 2,6 por ciento de reajuste salarial sin los bonos ofrecidos por la administración, cumplir lo pactado en la anterior negociación y un mejor clima laboral. “Don Frédéric Chambert llegó a este teatro poniendo una querella por irregularidades en la mantención del escenario, responsabilizando a los trabajadores y con insinuaciones de boicot hacia nuestros espacios de trabajo. Eso nos parece gravísimo y luego tuvo que desistir de esa querella, porque nunca hubo pruebas. Obviamente, es complejo insertarse de esa manera en un espacio al que recién vienes llegando”, sostuvo.
La paralización, además, se inició justo un día antes del estreno de Lady Macbeth de Mtsensk, la ópera de Shostakovich que tenía seis funciones contempladas bajo la elogiada puesta en escena del argentino Marcelo Lombardero. Para la próxima semana también está programado el lanzamiento de la temporada 2018.
“Las funciones se llevarán a cabo en las fechas establecidas, con los elencos completos de solistas, coristas y músicos, en versión semi-escenificada, realizada por el director de escena, Marcelo Lombardero (…) La ópera es un espectáculo musical y, con la virtuosa interpretación de los solistas, la Orquesta Filarmónica de Santiago y el Coro del Municipal de Santiago, la esencia de la obra maestra de Dmitri Shostakovich seguirá presente en todas las funciones de este título”, informó el Municipal a través de un comunicado.
Este mediodía, sin embargo, Lombardero salió a conversar con los dirigentes para desmentir que la puesta en escena sea de su autoría. Visiblemente molesto con la versión oficial, replicada por varios medios, sostuvo un breve diálogo antes de retirarse junto al encargado de la iluminación del montaje, José Luis Fiorruccio. “Prefiero no hablar, porque esto es muy doloroso, es como un hijo cercenado”, dijo a este medio, declinando referirse al conflicto.
“Él no quiere hablar del tema, pero no está proponiendo una versión distinta. Don Frédéric es de la idea de salir de esta situación con un ensayo a la italiana, con los cantantes ahí y la gente mirando. Algo así se me ocurre, porque no lo entiendo de otra manera. Nuestras labores no son reemplazables. No puedes tener un escenario dinámico con cambios de escena, con iluminación, con un telón que se abra”, señaló Emelyn Valenzuela.
Se ha negociado con seis sindicatos y con todos se llegó a acuerdo. ¿Por qué no con el Sindicato Técnico?
Ese tema que comentan tanto yo lo entiendo por desconocimiento. Todos los estamentos tienen labores distintas y específicas. Por ejemplo, la orquesta no trabaja 45 horas a la semana, igual que el coro. Los administrativos, para las funciones que hay que cubrir adentro, no vamos a decir que tienen las jornadas normales por ley. Nosotros trabajamos en base a pautas impuestas y muchas veces nuestra jornada de trabajo excede las 15 horas diarias, entonces consideramos que las necesidades no han sido escuchadas porque no han sido entendidas, por lo menos por parte de la dirección de Administración y Finanzas. No puedes meter a todo un grupo que cumple funciones tan distintas y específicas en un mismo saco, necesitas escuchar a todos.
El alcalde Felipe Alessandri ha dicho que acceder a lo que piden sería irresponsable y que se están saneando las finanzas para que el teatro sea viable.
No sé si a ti te parezca que un 2,6 sea para una situación inviable o catastrófica en este espacio. Yo creo que no. Este teatro debería tener una mirada en términos organizacionales, estructurales, de cargos, de evaluaciones. Yo no entiendo que parte de nuestros directores ganen más de diez millones de pesos, un decimotercer sueldo, beneficios, cuando el promedio de los trabajadores en el teatro debe bordear los 600 ó 700 mil pesos. Obviamente que así es inviable, pero me gustaría que nuestro alcalde también se pronunciara respecto de esas cifras. Tenemos administrativos, gente que gana muchos millones de pesos, que no son precisamente lo que mueve un teatro, que finalmente es un escenario: la gente que canta, que baila, la puesta en escena. Eso es lo que vienen a ver ustedes.
¿Cómo es el clima laboral en el teatro?
No es un tema que se tenga que conversar en una mesa de negociación colectiva, aunque nosotros tenemos un punto en que pedimos a la corporación que se haga cargo de las relaciones humanas. Pero éstas no pueden ser impositivas. Hemos tenido bastante gente que se ha incorporado en el último año y no existen las mejores relaciones o el mejor diálogo. Hay muchas situaciones impuestas, que tienen que ser reguladas. Estamos en un espacio de trabajo, no en una casa donde yo llego a decidir o pedirle rapidez a nadie.
¿Es una crítica a esta administración o se arrastra desde antes?
El teatro viene con una situación de arrastre en términos de recursos humanos desde hace muchos años, pero (el ex director) Andrés Rodríguez, a pesar de las diferencias que podíamos mantener en alguna medida, entendía nuestros espacios de trabajo y la gente era escuchada. También se mantenía la palabra. Ahora tengo un director con un acta firmada para presentar algo distinto al 1,1 de reajuste y eso se desconoció en una mesa de negociación. También ha llegado mucha gente de escritorio, mucha gente que más que facilitar las cosas las ha dificultado con procesos bien engorrosos. Nosotros somos de hacer, de un oficio en el escenario, y obviamente eso genera asperezas y situaciones de poder que no vivíamos hace muchos años.