En medio del proceso de desmembramiento de la Universidad de Chile a fines de la década del 70 de por parte del régimen militar, nace la Corporación de Fútbol Profesional de la Universidad de Chile (Corfuch). En 1980, con el objetivo de hacerse cargo de la rama de fútbol de la casa de estudios, la Corfuch se desvincula de la Universidad y, con los derechos federativos que le permitían disputar el campeonato de fútbol, comienza la administración del fútbol profesional de la casa de Bello.
Hoy la Corfuch ya no vive días de plena actividad. Su quiebra, en 2006, terminó entregándole la administración –no la propiedad- de los derechos federativos a la concesionaria Azul Azul, una sociedad anónima deportiva que prometió hacerse cargo de la deuda que arrastraba la Corfuch para con sus acreedores, que a 2014 alcanzaba los $780 millones.
La Corfuch hoy no se encuentra operativa, pero continúa siendo la propietaria de los derechos que le permiten a la Universidad de Chile competir en el torneo local. A pesar de su nula operatividad, actualmente existe un juicio en curso por la deuda de la Corporación. En representación de la Corfuch está el abogado Gonzalo Cisterna, quien ha propuesto que dicha institución se transforme en una Sociedad Anónima Deportiva Profesional (SADP) con el objetivo de pagar a los acreedores con esta nueva SADP. En ese caso dejarían de haber socios para dar paso a accionistas, y los accionistas serían los acreedores.
Los derechos federativos no son liquidables, por lo que esta jugada condenaría a la Corfuch a convertirse en un piso para Azul Azul. Así, la parte social del club Universidad de Chile quedaría relegado para siempre, ya que son los derechos federativos prácticamente lo único que la mantiene en pie. En palabras fáciles: si se concreta esa jugada, los derechos federativos dejarían de ser solo administrados por Azul y Azul y para pasar a convertirse en su propiedad.
Eso es algo que algunos están empeñados en impedir. La Asamblea de Hinchas Azules (AHA), organización fundada con el propósito de “recuperar” al club de manos del empresariado, ha manifestado sus diametrales diferencias ante esta posibilidad. Así lo manifiesta Juan Carlos Gimeno, vicepresidente de la Asamblea: “El escenario es súper adverso, pero rechazamos categóricamente el hecho de que una Corporación, que es patrimonio de sus socios e hinchas, sea enajenada y vendida al mejor postor, sobre todo si los hinchas perdemos cualquier tipo de participación. No somos parte del juicio, pero queremos hacer lo posible para que el patrimonio de los hinchas, que son los derechos federativos de la U, vuelvan a ser administrados por los socios, no por el que tiene más plata, sea Azul Azul, Lino Díaz, o quien sea. Un club son sus socios, no acciones”.
El doctor René Orozco fue presidente de la Corporación por más de 11 años, antes de que esta se declarara en quiebra. A su juicio la génesis del problema dice relación con la legislación que abrió espacio a las sociedades anónimas en el fútbol y manifiesta sus reparos con una eventual transformación de la Corfuch: “Sería el fin de la Universidad de Chile como institución deportiva. quedaría en manos de los negociantes, que son los que tienen la plata en este país. Azul Azul está en manos de unas personas que han ganado mucho dinero. Con la Corfuch se van a quedar los que tienen la plata. Acá hay un problema de fondo, yo lo denuncié en su momento. El fútbol no es una actividad económica, es una actividad social”.
El juicio se encuentra detenido pero el escenario judicial indica que hay que realizar una junta de acreedores para resolver si se acepta la fórmula o no, pero la voluntad de los socios va por otro lado. Desde las organizaciones de hinchas azules apuntan a que sean los hinchas los que, a través de una convocatoria de la Corfuch definan el devenir de la alicaída institución.