Un episodio oscuro para su reputación vive por estos días el Banco Mundial, luego de que su economista jefe, Paul Romer, declarara a The Wall Street Journal que ciertas cifras respecto de Chile habían sido alteradas de manera intencional, lo que impactó directamente en la imagen ante los inversionistas extranjeros y en la gestión de la Presidenta Michelle Bachelet.
“Quiero disculparme personalmente ante Chile y cualquier otro país por la impresión equivocada”, dijo Romer el pasado sábado en la edición impresa del diario estadounidense.
Con el transcurso de las horas, el capítulo empezó a transparentar sus conexiones en territorio nacional. Primero trascendió una cercanía entre Cristián Larroulet y Arturo López Claros, economista encargado de la medición manipulada, sin embargo, el ex ministro de Sebastián Piñera desmintió la proximidad. Después apareció la imagen de un hombre que hasta el viernes pasado sonaba como una carta segura en el próximo gabinete del próximo presidente: Felipe Larraín.
En efecto, el director de Clapes UC aparece como miembro del consejo asesor del ranking Doing Business, junto a otros profesionales de distintos lugares del mundo. Si bien declaró a La Tercera que su aporte en la entidad se había limitado a participar en “dos reuniones, ad honorem” y que eso se había extendido hasta octubre de 2015: “nunca más fui contactado ni convocado a este Consejo Asesor, por lo que supuse había dejado de existir”. A la vez, manifestó sorpresa por la presencia de su nombre y curriculum en el sitio web del Banco Mundial, que lo individualiza como miembro del mencionado Consejo. Este último hecho generó desconfianza en sectores de la Nueva Mayoría.
“Yo creo que hay que investigar la complicidad directa. Hay antecedentes de que el señor Larroulet y el señor Larraín, por razones distintas, están vinculados muy cercanamente al equipo que adoptó esta decisión, digámoslo, criminal, ilegal, alterando cifras para perjudicar a un país”, dijo Sergio Aguiló, diputado de Izquierda Ciudadana.
Por su parte, Hugo Gutiérrez, parlamentario del Partido Comunista, apuntó a la cabeza de Sebastián Piñera y mostró preocupación por un eventual plan concertado para dañar al gobierno de Bachelet.
“La relación que se está evidenciando entre las cifras falsas que dio a conocer el Banco Mundial, y el círculo cercano a él, tiene que llevarnos a hacer una investigación exhaustiva para dar cuenta o no si es que el propio Piñera no está involucrado en haber facilitado ayuda para engañar al mundo entero”, manifestó.
Por su parte, Pablo Terrazas, secretario general de la UDI, explicó que entre Felipe Larraín y el escándalo del Banco Mundial “no veo ningún vínculo objetivo en lo que se dice que pasó. Obviamente que los buenos economistas –no solo de Chile Vamos, también de la Nueva Mayoría– conocen gente en todos los organismos internacionales. Todos intercambian información. Acá lo importante es que el Banco Mundial aclare una situación que tiene versiones contradictorias”.
Agregó que “no cabe duda que las reformas estructurales de Michelle Bachelet sí incidieron en la competitividad de Chile, independientemente de las responsabilidades que tendrá que buscar la entidad”.
Desde el Frente Amplio no se restaron y entregaron su opinión. Claudia Sanhueza, economista de la Universidad de Cambridge y militante de Revolución Democrática, declaró que lo importante es que el banco haga un reporte en serio, ya que “no basta con declaraciones en los diarios”.
Sobre la relación entre Felipe Larraín y la institución bancaria, Sanhueza dijo que le “sorprendió que Felipe Larraín haya estado dentro del consejo asesor y que al mismo tiempo no haya advertido que habían cambios metodológicos en el índice, que hacían que fuera no comparable”.