“Siento que voy a enloquecer de nuevo. Creo que no podemos pasar otra vez por una de esas épocas terribles. Y no puedo recuperarme esta vez. Comienzo a oír voces, y no puedo concentrarme. Así que hago lo que me parece lo mejor que puedo hacer. Tú me has dado la máxima felicidad posible”.
El fragmento es el inicio de la carta con la que Virginia Woolf se despidió de su marido, el periodista y editor Leonard Woolf.
58 años antes, la autora feminista había nacido en Londres con el nombre de Adeline Virginia Stephen como hija de un escritor y una modelo.
En 1915 publica su primera novela, “Fin de viaje” desde ahí comienza el camino de la instrospección, narrando personajes y emociones detrás de situaciones cotidianas. “Una habitación propia” y “Tres Guineas” identifican claramente su pensamiento político, el fin de Woolf era retratar la discriminación intelectual hacia las mujeres, hablar de cómo los hombres ejercían el poder y dominaban el mundo.
Es considerada como una renovadora de la lengua inglesa y la lengua moderna, también como una impulsora del movimiento feminista: “Una mujer debe tener dinero y una habitación propia si va a escribir ficción” es una de las frases que más se repiten de su prolífica producción.
“No hay barrera, cerradura ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi mente”, es otra en la que habla de la lucha de las mujeres.
Un transtorno bipolar la acompañó hasta su muerte, su suicidio. Estudiosos de su obra hablan de los detonantes de esta enfermedad situándola, algunos, en la temprana muerte de su madre. Otros, sin embargo, acusan a su medio hermano de haber desencadenado el problema: el hombre habría abusado sexualmente de ella y de su hermana, desatando así también parte de su rebelión contra el naturalizado poder masculino.
Su vida coincidió con guerras, fue luego de estallar la II, cuando bombardeos nazis destruyeron su casa en Londres, que decidió quitarse la vida. Su enfermedad le impedía trabajar a eso se sumaba el escaso éxito que había tenido la biografía de su amigo Roger Fry. No pudo más, así se lo hizo saber a Leonard.
“…Has sido totalmente paciente conmigo e increíblemente bueno. Quiero decirlo, todo el mundo lo sabe. Si alguien podía haberme salvado habrías sido tú. Todo lo he perdido excepto la certeza de tu bondad. No puedo seguir arruinando tu vida durante más tiempo. No creo que dos personas pudieran ser más felices de lo que hemos sido tú y yo…” concluye la carta redactada antes de llenar sus bolsillos con piedras y lanzarse al río Ouse, cerca de Sussex, localidad donde vivía.
En su obra destaca Fin de viaje; Noche y día; El cuarto de Jacob; El faro; Las Olas y Entre actos.
Hoy se cumplen 136 años desde su nacimiento, el mundo la recuerda con diversos homenajes.
“La vida es sueño; el despertar es lo que nos mata”.