Justo a la mitad de su discurso ante el Congreso norteamericano, Donald Trump plantó las bases de un acuerdo bipartidista en orden a rehacer las políticas inmigratorias en Estados Unidos sobre cuatro pilares fundantes. Primero ofreció que 1.8 millones de inmigrantes indocumentados que llegaron al país siendo niños, cumplan con ciertos requisitos de educación e idoneidad laboral y muestren cualidades morales, puedan convertirse en ciudadanos con plenos derechos.
El segundo punto fue la construcción del muro en la frontera sur y la contratación de nuevos agentes de frontera lo que, según Trump, implicaría el cierre de las brechas explotadas por criminales y terroristas para ingresar a Estados Unidos. El tercer pilar de la nueva política migratoria implica poner fin a la lotería de visas, práctica común en Estados Unidos que la actual administración quiere eliminar por completo y reemplazar por un sistema basado en méritos que admita en el país a personas que “puedan contribuir, amar y respetar a nuestro país”.
Fue al comenzar a explicar el cuarto punto de su plan, que se escucharon los únicos abucheos por parte de los demócratas presentes en el Capitolio, pues el Presidente propuso cortar de raíz la “migración en cadena” que consiste en que un inmigrante pueda llevar a Estados Unidos a un número ilimitado de parientes. El magnate pretende limitar los patrocinios a cónyuges e hijos menores de edad en lo que considera una reforma vital para proteger la economía, seguridad y el futuro de la nación.
En este ámbito, dedicó largo rato a hablar sobre los peligros que importan las pandillas y como estas se forman gracias a la flexibilidad para ingresar al país y que su política migratoria pondrá fin a esta “pesadilla” y que la limpieza ya comenzó con la expulsión de miles de miembros del MS-13 (Mara Salvatrucha), organización internacional de pandillas integrada, mayormente, por migrantes.
“Este es nuestro nuevo momento estadounidense. Nunca hubo un mejor momento para empezar a vivir el sueño americano”, recalcó el mandatario entre aplausos de los asistentes.
La reforma tributaria y el “alivio” a la clase media
“Millones de americanos contarán con mayor liquidez a contar del próximo mes” dijo Trump al referirse a la reforma tributaria impulsada por los republicanos y que permite una reducción de los impuestos federales a los sueldos de las familias de clase media. Los demócratas, sin embargo, alegan que tal reducción es solo a mediano plazo, pues finalmente los grandes beneficiados de la reforma son las grandes corporaciones y los más ricos ya que para el 2027, los ciudadanos de clase media pagarán más en impuestos que lo que habrían pagado con el sistema anterior. Además, la reforma implica que se anula la obligación de adquirir un seguro de salud so pena del pago de una multa, lo que desencadena en que 13 millones de estadounidenses dejarán de estar asegurados ante eventualidades de salud. A eso es a lo que Donald Trump se refiere cuando en su discurso se jacta de haber “repelido” el núcleo del Obamacare.
En el mismo ámbito, el jefe del estado norteamericano relevó el hecho que muchas empresas volvieron a instalarse en el país gracias a la nueva política impositiva, lo que ha llevado a la generación de nuevos empleos y citó a la empresa Apple con sus veinte mil nuevas contrataciones. También se refirió en numerosas oportunidades a la reforma tributaria como “la más grande en la historia del país” lo que fue inmediatamente refutado por analistas y expertos, según los gráficos publicados por “The Washington Post” ya que incluso dos de las reformas propiciadas durante los mandatos de Barack Obama fueron de mayor envergadura.
Lo mismo sucedió con la baja en las tasas de desempleo. Mientras Trump afirma que los desocupados alcanzan el número más bajo desde 1973, los análisis demuestran que en realidad la tasa de desempleo es la más baja en las últimas seis semanas y no en 45 años. Por otra parte, al referirse al número de empleos creados, también decidió redondear la cifra a 2.4 millones, agregando 30 mil nuevos trabajos a la cifra real.
Política exterior, carrera armamentista y Guantánamo
Donald Trump emitió una señal clara contra China al afirmar enfáticamente que “la era de la rendición económica se acabó. Protegeremos a nuestros trabajadores, nuestra propiedad intelectual mediante un reforzamiento de nuestras reglas de comercio”.
Por otro lado, propuso reducir las ayudas de Estados Unidos al exterior y centrarlas solo en los amigos, como calificó a quienes votaron a la par de su país en el reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel.
Trump también se refirió a las amenazas que “los estados parias, los grupos terroristas, y rivales como China y Rusia, que desafían nuestros intereses, nuestra economía y nuestros valores” suponen para Estados Unidos y pidió financiamiento garantizado para el ejército estadounidense, agregando lo fundamentel que es que se “reconstruya y modernice nuestro arsenal nuclear , de modo que sea tan fuerte que inhiba cualquier acto de agresión”.
Junto con relevar su política de sanciones contra Cuba y Venezuela, anunció su decisión de mantener abierta la prisión de Guantánamo, anulando el cierre ordenado por el anterior presidente, Barack Obama.
La respuesta demócrata: “Ustedes son parte de nuestra historia, no los dejaremos”
La respuesta del demócrata Joseph Kennedy III, nieto de Robert Kennedy, al discurso del “State of the Union” de Trump fue una férrea defensa a los llamados dreamers:
“Seré claro, ustedes son parte de nuestra historia. vamos a luchar por ustedes y no nos vamos a alejar” dijo el miembro del clan Kennedy y representante por Massachussets en un castellano fluido y claro.
“Los matones pueden dar un golpe. Pueden dejar una marca. Pero nunca, ni una sola vez, en la historia de Estados Unidos lograron igualar la fuerza y el espíritu de un pueblo unido en defensa de su futuro”, enfatizó y agregó que lamenta como Estados Unidos se transformó en un “país fracturado” gracias al caos que ha significado la presidencia de Trump.