El triunfo de Una mujer fantástica en los Premios Oscar sin duda marcará un precedente, sobre todo, por el debate obligado que deberán enfrentar las autoridades chilenas respecto del proyecto de Ley de Identidad de Género que desde 2013 se encuentra en el Congreso.
Desde el Movilh y Fundación Iguales ya han señalado que el reconocimiento internacional de la película representa un “hito para los derechos de las personas trans”. Por lo mismo, sostuvieron que debe acelerarse la discusión del proyecto que permite que las personas transgénero puedan cambiar su sexo registral.
“Tenemos el deber de avanzar en la ley de identidad de género y en políticas públicas que busquen terminar con la discriminación”, indicó Juan Enrique Pi, presidente de Fundación Iguales, luego de la premiación de Una mujer fantástica.
Pero, más allá de las reacciones en las organizaciones sociales, el galardón también generó otro tipo de movimientos. Por ejemplo, el senador Andrés Allamand (RN), manifestó que el proyecto de identidad de género “debiera salir de forma rápida”. Esto, pese a que a principios de enero el equipo de Sebastián Piñera y los principales timoneles de Chile Vamos acordaron rechazar una serie de propuestas, entre ellas, la iniciativa relacionada con los derechos de las personas trans.
Lo cierto, es que con Una mujer fantástica el escenario político cambiará, sobre todo, por lo incómodo que resultaría para las autoridades vanagloriarse de un Oscar que abraza los derechos de la población trans sin una ley de identidad de género.
Generando cambios
Ahora bien, ¿en qué minuto desde el cine comenzaron a surgir proyectos que no sólo tenían que ver con la obra, sino que también, con el generar cambios a nivel social y político? En 2017 se estrenó el Cine Arte Normandie una acción artística que pretendía crear conciencia respecto de la escasez del agua. El nombre del proyecto: Secos. La instancia contó con la participación de distintos actores, quienes abogaban por la protección de los recursos hídricos.
Otro caso es el del documental Los Niños de Maite Alberdi. Este trabajo, que abordaba la situación de un grupo de niños con Síndrome de Down, terminó por instaurar un debate respecto de las condiciones laborales de las personas con discapacidad. Esta discusión se amplió al Congreso, lo que dio como resultado la aprobación la Ley de Inclusión Laboral para Personas en Situación de Discapacidad, normativa que permitió que esta población no ganaran menos del sueldo mínimo.
Paola Castillo, directora ejecutiva de Chiledocs, entidad que ha apoyado las campañas documentales de impacto social, sostuvo que esta forma de trabajar los documentales “es algo que está todavía desarrollándose”.
“Esto es más bien relativamente nuevo. Es cierto que hay experiencias que han surgido hace más de diez o quince años atrás, sobre todo en el mundo anglosajón, pero en Latinoamérica esto se está haciendo un poco más permanente. Aunque también no todas las películas apuntan a la misma lógica”, dijo.
El documental Cuando respiro de Coti Donoso también es un ejemplo. Esto, ya que luego de su estreno el equipo de realizadores liderados por la documentalista creó una serie de guías que fueron difundidas en las escuelas. Estos textos permitían generar una reflexión respecto de los alcances de la contaminación.
Un nuevo escenario
Este martes el equipo de Una mujer fantástica llegará a La Moneda para ser felicitado por las autoridades. Sin embargo, la jornada, más allá del protocolo, también podrá ser evaluada respecto de los gestos políticos que existan en la cita. Y es que, la discusión que viene será compleja.
Sebastián Lelio, el mismo director de la película ya lo advirtió: “Ahora vamos a afrontar un nuevo gobierno de derechas, muy conservador, que será un retroceso. Por eso, espero que el premio amplifique el mensaje y ayude a dar relevancia a un asunto urgente”.
Desde otras veredas
En tanto, independiente de estas instancias mediáticas, todavía existen apuestas que pretenden generar cambios, pero a partir de un trabajo directo con las comunidades. Una de ellas es el Festival de Cine Social y Antisocial (Feciso), evento que cuenta con una historia de diez años.
Durante este tiempo, la actividad ha llegado a distintos espacios públicos. Fabiola Albornoz, una de las organizadoras de la actividad, sostuvo que desde su inicio el festival ha apuntado al cambio a partir de una mirada “territorial”.
“Feciso no es solamente un carnaval, sino que también es una instancia creativa donde se mezclan distintos lenguajes creativos, como la música, el cine, las obras de teatro. También se muestran películas que se han hecho dentro de la Escuela Popular de Cine que organizamos que es una instancia que me parece una resistencia dentro del sistema educativo y económico”, comentó.