En la Catedral Metropolitana habló este viernes el Cardenal Ricardo Ezzati a los medios presentes en el lugar. Se trata de su primera aparición pública luego del viaje que realizó, junto a todos los obispos chilenos, al Vaticano, donde sostuvieron una serie de reuniones centradas en las denuncias de abusos sexuales cometidos por sacerdotes.
En su encuentro con la prensa, el sacerdote ítalo chileno reconoció que la Iglesia vive un “clima de cuestionamiento doloroso” y específicamente respecto de las acusaciones recogidas en el informe de monseñor Charles Scicluna señaló que existió un “abuso de conciencia, en la libertad de conciencia de las personas y que ha tenido su expresión en el abuso sexual”.
A lo anterior añadió que los hechos que relatan las víctimas son “gravísimos, aunque hubiese sido uno solo” y fue enfático al señalar que “nadie tiene el derecho de usurpar lo más sagrado de una persona, su intimidad, su conciencia”.
Ezzati manifestó que jamás dudó de la veracidad de las denuncias de las víctimas y señaló que su asunción como arzobispo de Santiago fue posterior a la condena del cuestionado sacerdote. “Asumí la Diócesis de Santiago el 11 de enero de 2011 y al día siguiente el Nuncio Apostólico me entregó el decreto de la Santa Sede con la condena al párroco Fernando Karadima y que procedí su aplicación”.
Consultado respecto de su propio rol en los encubrimientos de los abusos sexuales cometidos por el sacerdote de la parroquia de El Bosque, en la comuna de Providencia, aseveró que tales conductas tambien constituyen una “novedad” para él, y que “el pecado y el mal no está porque se descubre, sino porque se realiza”.
Respecto del tenor de la carta entregada por el Papa Francisco a los obispos durante su primer día de encuentros en El Vaticano, el cardenal Ezzati señaló que la forma de expresarse del líder de la Iglesia Católica le es familiar. “Ese lenguaje lo conocemos desde la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano. Es el lenguaje sin tapujos del Santo Padre”.
Finalmente reafirmó que los obispos pusieron sus cargos a disposición del Pontífice y que es Francisco quien debe “decidir las acciones más oportunas”.
Con esto, solo queda esperar la comunicación de Roma respecto de quiénes serán los obispos que deberán abandonar el ejercicio del ministerio y quiénes serán los sucesores en esta nueva etapa de la Iglesia Católica en Chile.