Diario y Radio Universidad Chile

Año XVI, 19 de abril de 2024


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Factor común


Lunes 28 de mayo 2018 12:27 hrs.


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Señor Director:

Ante los numerosos casos de sacerdotes y religiosos implicados en relaciones sexuales con menores, mayores y mujeres en Chile, donde su ocultamiento produce ahora el efecto de descubrir un número importante de casos, pero también en varios otros países, la epidemiología, especialidad que se interesa, a los problemas de salud, en el sentido amplio de la palabra, que afectan a grupos, exige que se descubra el factor común que explique por qué todas estas personas han tenido estos comportamientos.

Es claro que la homosexualidad, la violación y la pedofilia se observan en todos los grupos humanos, pero aquí estamos observando que aunque se  consideren sólo los casos conocidos, estos ya superan la tasa, en su grupo, de aquélla del conjunto de la población.

La pregunta es entonces: Cuál es el factor común que tienen todas estos sacerdotes y religiosos católicos que explique el fenómeno observado?  En una primera aproximación se puede citar  un factor común presente en todos los sacerdotes y religiosos y sólo en ellos : El celibato impuesto por la Iglesia Catolica (IC).

Históricamente se sabe que aunque Jesús llamó al apostolado a Simón (Pedro) que era casado, desde el siglo VII y aún antes, empezó a considerarse, sobre todo en la Iglesia Latina, que el sacerdocio y las relaciones sexuales  eran incompatibles. En la práctica desde el siglo XII el celibato fue impuesto tal como se observa actualmente en el Código de Derecho Canónico en vigor. La razón dada en esa época para explicar esta medida fue que muchos sacerdotes llevaban una vida sexual incompatible con la moral. En realidad lo que ocurrió fue que los sacerdotes sin esposa ni hijos entregaban a los obispos sumas más importantes de la limosna y lo que el papado recibía permitió la construcción de basílicas y palacios en el Vaticano. Los obispos estuvieron muy de acuerdo con el celibato impuesto porque al no haber hijos de párrocos no había herederos de las parroquias y los obispos tenían entonces total libertad para nombrar los párrocos de su conveniencia.

Si se compara la Iglesia Romana con la Iglesia Anglicana en la que el sacerdote puede elegir si quiere ser célibe o casado, se observa que los casos de homosexualidad, violación y pedofilia en la Iglesia Anglicana tienen tasas próximas a aquéllas de la población general.

Segun la Organización Mundial de Salud (OMS) la homosexualidad no es una enfermedad sino una variante de la sexualidad humana. Los únicos problemas de salud, a causa de su orientación sexual, que puede tener un homosexual son aquéllos producidos por la homofobia es decir por la discriminación de los homosexuales, actitud y conducta fuertemente presente sobre todo en los paises latinos. No hay que olvidar que las relaciones homosexuales son consideradas delitos con los castigos correspondientes en varios paises del mundo y que en 8 paises el castigo es la pena capital.

La homofobia le deja al ser humano que se descubre homosexual en la preadolescencia sólo dos posibilidades :

  1. a) Aceptar su orientación sexual, vivir como tal y exponerse a la homofobia
  2. b) Esconder su orientación sexual y vivir como heterosexual. En este caso el celibato impuesto de la Iglesia romana le ofrece una posibilidad clara de alcanzar el respeto social al que todo ser humano aspira.

Es evidente que cuando el paso del tiempo le hace comprender al sacerdote célibe que nunca podrá satisfacer su necesidad sexual, una proporción de ellos comienza a considerar diferentes soluciones para este problema de vida. Sus superiores, concientes de que el celibato impuesto por su organización lleva a estos sacerdotes y religiosos a esta situación crítica, en la que ellos también están, tratan de disimular o aliviar los eventuales problemas de dos maneras a su alcance :

1) Ignorando las denuncias que en algunos casos se producen y que actualmente, animados por la reacción del Papa, se hacen más y más numerosas.

2) Trasladando a los sacerdotes implicados los que a veces continuan en contacto permanente con niños y/o adolescentes con las consecuencias conocidas.

Llama la atención que personas que parecen quierer sinceramente aportar una solución a la difícil situación actual, como el Papa, los obispos dimisionarios, los sacerdotes que hablan de democratización de la Iglesia, no evocan el celibato impuesto por la IC latina como el factor común de los sacerdotes homosexuales, pedófilos y/o violadores. Se trata quizás de una dificultad óptica debida a que están demasiado cerca del problema para verlo en su verdadera dimensión. También puede haber un deseo de evitar la crítica de una medida adoptada por su organización y, entonces criticar la organización misma.

Es por esto que es dificil imaginar qué medida puede adoptar la autoridad eclesiástica no sólo para resolver los casos identificados sino para prevenir además nuevos casos de este tipo.

Quienes no somos sacerdotes ni religiosos somos libres para preconizar las dos únicas soluciones posibles, si creemos que el mensaje de Jesus, (Lucas 7, 1-10; Mateo 8, 5-13; Juan 4, 46-54)  de fraternidad, de solidaridad y de misericordia merece ser mantenido para las generaciones venideras:

– Suprimir el celibato impuesto a sacerdotes y religiosos

– Luchar contra la homofobia, suprimiendo toda discriminación de los homosexuales acordándoles el reconocimiento que todo ser humano merece, en los medios de estudio, de trabajo, de habitación, en el Código Civil, adoptado el matrimonio entre personas del mismo sexo, como han hecho muchos otros paises, y el derecho de adoptar niños, y en el Código Penal.

 

 

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