Señor Director :
Nadie puede poner en entredicho ninguna de las reivindicaciones formuladas por
las mujeres en las manifestaciones recientes. Nadie tiene derecho de interrogarse sobre lo bien fundado de las movilizaciones que han llevado a las mujeres a expresarse multitudinariamente en la calle en los últimos días. Muy por el contrario, debiéramos preguntarnos porqué esta reacción ha tardado tanto en producirse y porqué las reivindicaciones son tan moderadas.
Es verdad que, como decía el historiador norteamericano Howard Zinn(Q.E.P.D), en la historia de la humanidad los comportamientos de sumisión son mucho más frecuentes que los comportamientos de rebelión. De allí quizás en parte la explicación de porqué las chilenas han demorado tanto en reaccionar masivamente frente a los abusos, el irrespeto y las discriminaciones. Pero ha habido también las ilusiones que han hecho planear sobre ellas una sociedad de consumo que ha hecho soñar que todo era posible en término de derechos, de vida social y de carrera profesional.
La realidad es, por lo tanto, muy diferente porque la doble sumisión a la que las mujeres están sometidas, frente al hombre, por un lado, y frente al jefe, al patrón o al superior jerárquico, por el otro, sigue vigente.
Sin embargo, en el terreno de las conquistas de derechos, las chilenas han combatido duramente durante el siglo veinte y hay que recordar que fue solo un par de decenios después que las sufragistas inglesas obtuvieran el derecho de voto (1928) que las mujeres comenzaron a votar en Chile, es decir incluso antes que otras grandes naciones europeas.
Pero conscientes de las limitaciones que tenía una lucha únicamente por los derechos políticos, muchas chilenas se comprometieron en las luchas sociales a lo largo de los tres cuartos del siglo XX, y pagaron un precio elevado en sacrificios, junto a los hombres, en pos de una transformación profunda de nuestra sociedad.
Este objetivo sigue vigente y no dudamos que él está presente en el espíritu de quienes animan las manifestaciones actuales para quienes la construcción de una sociedad más justa, igualitaria y no mercantilista es la única que puede garantizar que algún día nos sintamos todos formando parte de una verdadera y única humanidad.
El contenido vertido en esta Carta al director es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.