En mayo de este año, la Sociedad de Escultores de Chile (Soech) recibió una noticia: la Bienal Internacional de Escultura, que debía realizarse en septiembre de 2018 en el Centro Nacional de Arte Contemporáneo Cerrillos, había sido cancelada.
La información de inmediato colocó en alerta a los artistas quienes, en octubre de 2017, habían sido convocados por el mismo espacio para participar en el evento.
“A raíz de esto, tratamos de contactarnos con las nuevas autoridades del Ministerio de las Culturas, pero nunca recibimos respuesta. Entonces, decidimos hacer esto público, porque no comprendemos a qué se debe la cancelación de esta actividad que ya estaba organizada con artistas nacionales y extranjeros. Creemos que esto es muy injusto”, comenta Laura Quezada, presidenta del gremio de escultores.
El evento contemplaba la realización de distintas actividades como un simposio, un concurso de escultura contemporánea y una revisión de las obras de los grandes maestros del área como Carlos Ortúzar, Federico Assler, Osvaldo Peña y Marta Colvin, entre otros.
Además, para el financiamiento de la actividad, la Soech había conseguido que el antiguo Consejo Nacional de la Cultura y las Artes facilitara cerca de siete millones de pesos, monto que debía complementarse con aportes de privados.
En este sentido, Quezada advierte que la suspensión generó una gran molestia, sobre todo porque la organización asistió a distintas reuniones con las autoridades del centro para coordinar la actividad.
“Siempre hemos planteado que los espacios para la escultura a nivel de gobierno son muy limitados. La visibilidad que tenemos en el extranjero también es muy limitada. Entonces, creemos que es momento de sacar la voz y pedir lo que corresponde. Chile es un país de escultores, la escultura pública es una representación de la idiosincrasia del país, por ello consideramos que es una injusticia que un Gobierno y un Ministerio de las Culturas no nos valore”, recalca Quezada.
Un proyecto parche
La idea sobre realizar la Bienal Internacional de Escultura surgió a fines de 2016, en el marco de la inauguración del Centro Nacional de Arte Contemporáneo Cerrillos.
Entonces, la Soech tenía preparada una muestra que debía instalarse en la explanada del espacio cultural, sin embargo, a última hora, la exhibición fue suspendida.
“Dos semanas antes de inaugurase el centro se canceló nuestra participación”, dice Laura Quezada. “En ese momento, consideramos que esta decisión fue arbitraria, ya que se aludió a que la curatoría era personal, por ello, enviamos una carta al ex Ministro Ernesto Ottone pidiéndole explicaciones y diciendo que era una falta de respeto que no se considerara al gremio de escultores”, añade la artista.
Ante esta solicitud, el ex secretario de Estado convocó a una reunión en la que propuso generar una exposición a gran escala que debía realizarse en 2018. En esta línea, Quezada recalca: “El Ministro hizo esto para retractarse”.
En ese mismo contexto, el gremio de escultores recibió una carta firmada por la actual directora del espacio, Beatriz Salinas en la que se destacaba la importancia de la actividad: “Queremos destacar el valor que esta iniciativa tendrá para la ciudadanía, la cual podrá acceder a las obras y actividades dela Bienal de manera gratuita, aportando así a disminuir las brechas de acceso al arte contemporáneo”, decía el texto.
No obstante, luego de estas invitaciones y reuniones, las autoridades, según sostiene Quezada, comenzaron a distanciarse del proyecto.
La respuesta del centro: la falta de antecedentes
En junio de este año el Centro Nacional de Arte Contemporáneo emitió una evaluación del proyecto de la Bienal.
En el documento, el comité curatorial asesor del espacio señalaba que la propuesta artística de la Bienal era “irregular”; que el proyecto no era vinculante con “las líneas estratégicas del espacio” y que la Soech entregaba información “insuficiente”.
Por ende, se proponía aplazar la actividad para 2019.
En este sentido, Mónica Bengoa, artista visual y miembro del comité curatorial, advierte que se llegaron a estas conclusiones porque el proyecto era ambiguo y superficial en sus objetivos.
“La información era preliminar. Había pocos detalles. Tampoco había un texto curatorial que especificara en qué consistía cada una las instancias del evento. El simposio era tal vez lo más concreto, pero en general sólo había anuncios”, dice.
“Entonces, pensamos que era mucho más responsable proponer a la Soech que aplazara la actividad. En ningún caso planteamos suspender o cancelar, sino que básicamente propusimos que las condiciones fuesen mejores”, añade.
La Bienal: sí o sí
Para el gremio de escultores, no obstante, la suspensión de este proyecto no deja de ser desmotivante, sobre todo, porque desde los años 60 que en Chile no se realizaba un evento de estas características.
Frente a ello, la presidenta del gremio de escultores señala que el objetivo es que la Bienal se realice este 2018. “Si esto no es posible buscaremos otro espacio, porque ya hemos recibido varias invitaciones para concretar la Bienal. Lo que sí, queremos dejar claro que queremos igualdad de oportunidades”, concluye.