Expertos de la Universidad de Concepción y la CMPC ha analizado cerca de 50 hongos y bacterias de manera asilada que se han encontrado en muestras de raíces y ramas en la Cordillera de Nahuelbuta. Una de las hipótesis es un “estrés ambiental” que predispone a las araucarias a la acción de agentes, que antes eran inocuos, pero que en esta condición podrían ser letales.
“La mayor probabilidad es que estos árboles hayan sufrido algún tipo de estrés fisiológico y eso permite que el ataque de cualquier agente patógeno sea mucho más severo, fenómeno que en la fitopatología se denomina ‘predisposición’”, dijo Eugenio Sanfuentes, investigador de la Facultad de Ciencias Forestales y Centro de Biotecnología de la Universidad de Concepción.
“Probablemente este patógeno fue introducido en estas zonas hace muchos años pero llama la atención que un organismo como éste, que habita en el suelo, se encuentre en zonas altas con bosque nativo como es en la Cordillera de Nahuelbuta, indicando una posibilidad que el patógeno haya diseminado por la actividad humana en este tipo de zonas (tránsito de personas y vehículos)”, agrega, Eugenio Sanfuentes.
En los próximos meses, los expertos iniciarán pruebas de patogenicidad en follaje y ramas en plantas de araucarias, lo que implicará inocular los hongos y microrganismo detectados, en ejemplares sanos para corroborar o descartar la presencia de los mismos síntomas detectados en las primeras muestras obtenidas desde terreno. Esta segunda estapa de investigación se extendería por cuatro meses.
“Seguimos teniendo la esperanza que la araucaria, por ser una especie pionera, tenga la capacidad de adaptarse a estas condiciones cambiantes y pueda defenderse sola. Cuando vas a sectores en que la araucaria crece bien, por temas de suelo y disponibilidad de recursos, prácticamente no hay daño”, explica Jean Pierre Lasserre, gerente de Tecnología y Planificación de CMPC