El pueblo mapuche, desde tiempos ancestrales, existe junto a estos afluentes y en la actualidad solo en el sector de Pitrufquén viven más de 45 comunidades. Dicho territorio está amenazado por el proyecto hidroeléctrico Los Aromos que pretende desarrollar la infraestructura necesaria para la producción de 19.9 MW a partir del afluente del río Toltén.
La construcción y puesta en marcha de la central hidroeléctrica contempla una inversión de 91 millones de dólares y una intervención del territorio que podría llegar a las 112 hectáreas. La empresa detrás de esta megaconstrucción presentó el proyecto ante el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) el año 2013.
Desde ese momento las evaluaciones por parte de los seremi de Medio Ambiente siempre han tenido observaciones en las que se critica que el proyecto no cuenta con una definición y descripción exacta de los impactos que generará la iniciativa en la flora y fauna del territorio, ni menos una definición clara de cómo se resguardará la habitabilidad de las personas que viven en la ribera del río, ante la variabilidad del caudal del Toltén para la producción de energía.
La evaluación de impacto ambiental comenzó recién en junio de 2017 con las convocatorias a una consulta indígena, que por ley debe desarrollar una iniciativa que pretenda impactar en un sector como Pitrufquén, donde buena parte de sus habitantes son mapuches.
El temor del alcalde Jorge Jaramillo es que una vez que este proyecto llegue al consejo regional, donde los seremis de las diferentes áreas tienen la última palabra sobre la aprobación o rechazo de esta iniciativa, haya una posición favorable. Esto, porque según se ha anunciado desde el Gobierno existe la intención de viabilizar los proyectos a través de la Oficina de Proyectos Sustentables, lo que ha hecho despertar a trámite a muchos negocios que se encontraban esperando su oportunidad.
En este sentido, el edil expresó que “después de todo este tiempo de tramitación del proyecto recién se hizo la consulta indígena, en la que todas las comunidades de Pitrufquén rechazaron la instalación de esta hidroeléctrica. Aquí se afecta la cosmovisión de la cultura mapuche, porque en estos sitios las autoridades ancestrales desarrollan sus ceremonias y con esto se quebranta su espiritualidad”.
“Sumado a esto, este proyecto afecta de sobremanera el turismo y lo que nosotros como comuna hemos construido en torno al río. En este sector hay más de cien boteros que desarrollan su labor y viven del río Toltén”, añadió.
Dentro de las vocaciones territoriales del sector que se pretende impactar se encuentra la pesca deportiva, los boteros que hacen bajadas con turistas por el lecho del río, los artesanos del mimbre que obtienen su materia prima de la ribera del Toltén, así como también el turismo que se ha desarrollado sobre la base de la mantención y preservación del territorio.
El werkén de la comunidad Carilafquén, Pablo Huaiquilao, explicó que este proyecto “generaría diversos impactos que son significativos” y que “afectaría un lugar sagrado de las comunidades que es la unión de los ríos Allipén y Toltén”.
“A ese lugar le llamamos Trabunco y la connotación espiritual que tiene para las comunidades es enorme, por lo tanto, desde la perspectiva mapuche y de las autoridades ancestrales y en general de parte de la comunidad, es un lugar intocable. No puede haber una muralla de 250 metros de largo en ese lugar, ya que esto es una lesión a la cultura y la identidad mapuche. Ahí no hay nada que transar”, detalló.
Según el werkén, en ese lugar sus ancestros habitan desde antes de la colonización española e incluso existe un fortín mapuche que se utilizó para resguardar a las comunidades de los militares invasores.
Huaiquilao advirtió también que “durante la consulta indígena que se encuentra desarrollando la empresa se declaraban impactos que afectaban a un par de esteros, lo que según detectaron las comunidades es un daño marginal”.
El dirigente puntualizó que “lo que realmente importa y que pusieron de manifiesto en el SEA es que se afectaría el caudal del río, ya que se pretende desviar, generando un desabastecimiento en el agua potable rural, que se alimenta de las napas subterráneas que tienen su fuente en el Toltén y que se infiltran específicamente donde el proyecto busca desviar el caudal para generar la energía eléctrica”.
Dichos impactos no fueron advertidos por la Dirección General de Aguas, la que entregó los derechos de uso a la empresa hidroeléctrica.
El proceso de evaluación de este proyecto hidroeléctrico está en desarrollo y la municipalidad de Pitrufquén está en contra de la construcción de la hidroeléctrica, lo mismo que las comunidades indígenas.
La última decisión recae en el Consejo Regional de La Araucanía, posición que los habitantes de la ribera del Toltén esperan sea congruente con el Convenio 169 de la OIT, que hace vinculante la posición de los mapuche de la zona.