Hasta ahora, la legislación chilena establece que un homicidio puede ser calificado como femicidio solo cuando es cometido por un cónyuge, ex cónyuge, conviviente o ex conviviente. Todas las otras relaciones afectivas que puedan existir, u otros casos donde el delito sea cometido por odio, abuso o menosprecio en el marco de violencia machista están excluidos de la tipificación. Por ello, familias de las víctimas y parlamentarios piden ampliar la mirada de la Justicia: para ampliar las penas y para que de una vez por todas se establezcan, de forma concreta, políticas públicas que protejan a las mujeres de forma transversal frente a los hechos de violencia.
Chabelita
“Yo me enteré el sábado a las 5 que estaba desaparecida. Me entero por una de mis sobrinas que me dice que la Chabelita no ha aparecido, y yo me extrañé porque no dejaba a los niños solos. Fui el domingo temprano porque el sábado llovía tanto que no podía ir a Pudahuel, y el papá de los niños me dice que no, que no llegó”.
Así fue como Nelly Ascencio se enteró que su hija, Nelly Isabel Malo Ascencio, “Chabelita”, estaba desaparecida. Tenía 35 años, dos hijos y trabajaba de forma independiente vendiendo cosas en la feria. Estaba separada del padre de sus hijos y no se le conocía pareja oficial, aunque si se sabía que tenía una relación con un vecino de su barrio en Pudahuel.
Una vez que comprobó que su hija no aparecía hace dos días, comenzó a buscarla preguntando a todos los vecinos si sabían algo de ella. En paralelo, según informaron fuentes de la Fiscalía Occidente, su ex pareja y padre de sus hijos había puesto una denuncia por presunta desgracia en Carabineros.
“Mi sobrina me llama para decir que tiene un audio y le pedí que fuéramos a ver a este hombre, fuimos y él estaba ahí” —el audio correspondía a un mensaje de whatsapp enviado por Isabel Malo, donde contaba que se reuniría con un hombre en el sector de Noviciado de Pudahuel—. “Le pregunté si la había matado, dijo que no la había visto, le dije lo del audio y me dijo que no, que no la había visto. Empecé a buscar el lugar que se señalaba en el audio, preguntando a otra vecina, encontré al dueño y llorando le conté”, cuenta Nelly, la madre.
De esa forma, preguntando por el barrio, Nelly Ascencio llegó a una parcela en el sector de Noviciado en Pudahuel, donde Pedro Cortés Cortés, la pareja extraoficial de su hija, el hombre que ella mencionaba en su audio, guardaba los camiones en los que trabajaba. Allí, como luego confesó, mató a Isabel, la descuartizó y luego la quemó.
Una vez que Nelly entró al lugar, el dueño del sitio comentó que había visto algo extraño, un tambor quemándose con restos humanos dentro. En medio de su desesperación por ser descubierto, Pedro Cortés llegó también al lugar, sin saber que el dueño del terreno ya había llamado a Carabineros.
“Yo le insistí -dice la madre- y él negaba todo. Dijo que estuvo con ella, pero que se fue. Llegó Carabineros y cuando ellos lo presionaron dijo que sí. Fue terrible para mí, yo estaba ahí cuando lo dijo, y yo digo por qué tanta maldad, por qué se ensañó así”.
Lo que vino desde entonces fue un sinfín de confusiones. A raíz de su confesión Pedro fue detenido, y dos días después fue formalizado por homicidio, por lo que quedó bajo prisión preventiva durante los diez meses que se dictaminaron de investigación, pues los pocos restos óseos encontrados no se pudieron analizar en Chile: el ADN de Isabel debe ser comprobado en el extranjero. Sin embargo, Nelly Ascencio acusa que quedaron muchas pericias pendientes al momento de analizar el sitio del suceso.
Este es uno más de los crímenes que ha puesto en cuestionamiento la tipificación que hasta ahora tiene el femicidio y, ha demostrado, una vez más, las dificultades de distintas instituciones para enfrentar casos investigativos complejos como éste.
Otro femicidio sin ser reconocido
“Mañana nos juntamos allá donde guardo los camiones, a las 9.30, le tengo una sorpresa”.
Es la frase que enunció Isabel en su audio citando la invitación que su pareja le había hecho a través de whatsapp. El mensaje fue enviado el jueves 7 de junio, tres días antes de la confesión de Pedro Cortés, y ahora es parte de las pruebas de la investigación.
Isabel Malo y Pedro Cortés mantenían una relación hace tres años, pero no eran una pareja oficial porque él era casado. Sin embargo, aunque intentaron mantener el vínculo en secreto, en enero pasado hubo un episodio de violencia en el que la esposa de Cortés encaró en una fuerte discusión a Isabel. La disputa debió ser solucionada por Carabineros.
Aquella situación, más los audios y la confesión del imputado, dan cuenta de la relación sentimental, pero por no existir una convivencia entre ellos el delito no puede ser calificado como femicidio.
Este hecho es similar al ocurrido en el caso de Carolina Donoso y Gabriela Alcaíno, madre e hija que fueron asesinadas por el ex pololo de la joven, quien también está confeso del crimen y en prisión preventiva por el cargo de homicidio, ya que la convivencia y el carácter de la relación solo de pololeo lo excluye del delito de femicidio.
A partir de este doble crimen en Maipú varios parlamentarios levantaron la moción de una Ley Gabriela que establezca la tipificación de femicidio de cualquier mujer cuando existan motivos de odio, menosprecio o abuso sobre su género. Sin embargo, la iniciativa tiene un largo e incierto camino por delante.
Para Nelly Ascencio, la madre de Isabel, esta iniciativa es de suma importancia y debiese ser aprobada, pues según señaló “a las mujeres no les puede seguir matando solo por ser mujeres”. En el mismo sentido, destacó que es importante concientizar a los hombres para no maltratar y respetar a sus parejas.
Las condenas que están en juego
Hace un par de semanas, en una entrevista a nuestro diario electrónico Rodrigo Alcaíno, tío de Gabriela, declaró lo siguiente: “Hoy día, mira lo que te voy a decir, tenemos que estar felices porque la violaron para que él tenga una pena más extensa”. Caso similar al de Isabel Malo, pues si se comprueba la alevosía en el crimen, que es la intención de la Fiscalía, este sería un factor clave para igualar la pena del homicidio a la del delito de femicidio.
El abogado de la Universidad de Chile, Jaime Winter, comentó la diferencia de penas que existe entre un delito y otro. En el caso del homicidio, van desde presidio menor en su grado medio, lo que significa desde 10 a 15 años, mientras que en el femicidio van desde presidio mayor en su grado máximo, es decir 15 años y un día a 20 años hasta presidio perpetuo calificado, o sea cadena perpetua.
Es decir, el máximo de condena en un homicidio simple es el mínimo de condena en un femicidio. En el caso de que el delito sea homicidio calificado, las penas podrían igualarse a las del femicidio, sin embargo, la pena máxima de cadena perpetua puede ser revisada en 20 años, mientras que en el caso del femicidio no puede ser así hasta los 40 años.
El jurista aseguró que es necesario cambiar la tipificación, ya que en la actualidad solo se condena el femicidio cuando la mujer está en una relación familiar, es decir, solo se condena su crimen “cuando está en el rol histórico que se le ha atribuido”.
Las deficiencias del sistema investigativo en Chile
Otra arista que ha dejado en discusión este caso es la dificultad que tienen las policías y el Ministerio Público en nuestro país para poder investigar a fondo casos como éstos, donde conseguir pruebas para comprobar la culpabilidad del imputado son escasas y difíciles de conseguir.
Según declararon fuentes cercanas a la Fiscalía Occidente, inicialmente, esta causa fue tomada por ellos. Se contaba con los antecedentes de una denuncia por presunta desgracia a nombre de Nelly Isabel Malo Ascencio y, además, con el testimonio del dueño de la parcela que había visto algo quemarse.
Fue desde la Fiscalía Occidente donde se determinaron las primeras diligencias para revisar el sitio, sin embargo, la envergadura del caso obligó a que inmediatamente fuese derivado al Área de Delitos de Alta Complejidad, donde se encuentra hoy a cargo del fiscal Pablo Sabaj.
Para enfrentar la causa, Nelly Ascencio cuenta con un abogado que fue proporcionado por el Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género. Sin embargo, la madre asegura que los 300 días de investigación son excesivos, pues es un año más sin que se establezca una verdad para su hija.
Si bien desde la Fiscalía no han confirmado qué tipo de diligencias se han hecho o se harán en este caso, la madre de la víctima denunció que durante las primeras horas de investigación las pesquisas en el sitio del suceso fueron muy pocas, en parte por la poca capacitación de la Policía, y además porque la fuerte lluvia que caía ese domingo 10 de junio dificultó el trabajo de recolección de pistas.
Trinidad Steinert, presidenta de Asociación Nacional de Fiscales, explicó que sí están preparados para enfrentar estos casos, pero que es preocupante que se quieran buscar fiscales especializados en femicidios, como lo ha planteado la Ministra de la Mujer y Equidad de Género, Isabel Plá, pues los funcionarios no darán abasto.
“Si se siguen aumentando tipos penales, como aumentar a las relaciones de pololos, nos vamos a ver enfrentados siempre a la necesidad de fiscales para que cubran estás demandas, porque atender una víctima en violencia intrafamiliar demanda mucho tiempo para darle una atención adecuada”, indicó la abogada.
En ese sentido, comentó que, aunque exista la especialización necesaria, la cantidad actual de fiscales no les permite dedicarse como corresponde a un caso de este tipo y que , en un futuro, algunos casos podrían quedar incompletos.
Para Mailén Parodi, abogada de la Corporación Humanas, omitir estos casos como femicidios impide evidenciar de manera correcta los casos de violencia machista y los asesinatos que se comenten por este motivo. Además, señaló que es clave mejorar y capacitar el funcionamiento de las policías en esta área, pues hasta ahora no se ve como un problema de seguridad pública que deba ser intervenido de modo coherente desde diversos sectores de la institucionalidad.
Respecto del actuar de Fiscalía comentó que tal como en las policías, muchas veces se desestiman ciertos actos de violencia, lo que pone inseguras a las víctimas y hace que se desistan de sus denuncias.
“Debe haber un plan de política pública que esté destinado a perfeccionar los distintos órganos de persecución que se involucran en esta materia, que entiendan cuál es la perspectiva de género de la que estamos hablando. No es solo que pongan una funcionaria mujer, tiene que haber una tranversalización de la perspectiva de género en los servicios públicos”, aseguró.
Mientras, a un mes del asesinato de su hija Nelly Ascencio exige justicia, quiere que cualquiera que haya participado del femicidio de su hija pague, sin embargo, su prioridad es otra.
“Lo que más quiero es encontrar algo de ella, después que la justicia haga lo que tenga que hacer”, afirmó.