Señor Director:Hace cerca de un año y medio los datos de la Superintendencia de Salud apuntaban a un total de 47.833 psicólogos(as) titulados en el país. En marzo del presente, la cifra asciende a 55.338. Este crecimiento exponencial no obedece a una demanda real de nuestra profesión, sino a la carencia casi absoluta de regulación con respecto a las entidades que imparten la carrera. Si bien sigue resultando atractiva, por diversos motivos, a los(as) jóvenes que rinden cada año la PSU, las casas de estudio omiten información importante respecto a empleabilidad, sueldos y otros factores sumamente importantes.Es un hecho que esta precariedad laboral no es patrimonio exclusivo de la psicología. Baste señalar que la carrera de enfermería, hasta hace unos pocos años económicamente rentable para quienes la estudiaron, se ha convertido también en una apuesta arriesgada.Pregunto ¿Qué debe ocurrir en Chile para que las autoridades tomen conciencia del daño experimentado por nuestros gremios? ¿Hasta qué punto de tolerancia debemos llegar los profesionales para continuar adelante con nustra labor? Para recién titulados y veteranos la cesantía y el subempleo son la norma más que la excepción.Tras un largo y dificultoso proceso, logramos constituirnos como asociación gremial a comienzos de 2018. Nuestro fin último es procurar condiciones que permitan el desarrollo profesional íntegro de nuestros(as) colegas. Es un trabajo hermoso y reconfortante, pero en ocasiones sentimos que el Estado, más que apoyar nuestras luchas, constantemente pone piedras en el camino.Finalmente, quisiera hacer un llamado a la unión de los distintos gremios en asociaciones, federaciones y confederaciones. Creemos que la sindicalización es la mejor vía para obtener fuerza en la reivindicación de nuestros derechos.
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