En el Hospital Intercultural de Nueva Imperial se encuentra el machi Celestino Córdova.
Desde la noche de este jueves, la autoridad mapuche de la comunidad de Yeupeko es tratado por una “significante pérdida de masa corporal” tras cumplir 50 días en huelga de hambre líquida.
Según anunció el propio Córdova, este lunes iniciaría un nuevo periodo de huelga de hambre seca. Episodio ya transitado en 2017, cuando exigió sin resultados el que las autoridades le permitieran acudir a su rehue para renovar su espiritualidad.
El machi está condenado a 18 de años de prisión efectiva como autor de incendio con resultado de muerte en el caso Luchsinger Mackay. Desde 2013 se mantiene en prisión.
El hombre de treinta años pide a Gendarmería el poder realizar sus ceremonias en conjunto con su comunidad ubicada en Padre las Casas. Algo que ha sido negado en reiteradas ocasiones, argumentando que no existen las medidas de seguridad necesarias para garantizar el estado del machi mientras permanezca fuera del recinto penitencial.
Hace algunas semanas, las cátedras de Derechos Humanos e Indígena de la Universidad de Chile escribieron una carta de respaldo a la solicitud de Celestino Córdova. Según explican los docentes, el gobierno debe garantizar la plena libertad de culto, además del cumplimiento del Convenio 169, que ampara el derecho a la cosmovisión de los diferentes pueblos indígenas que habitan en territorio nacional.
Los médicos han señalado que la condición de salud del machi es delicada. El problema no es solo su debilitamiento corporal, sino también la afectación espiritual por no poder cumplir con su misión de guía espiritual de su comunidad.