Como histórico calificaron en la Unión Europea el fin del programa de ayuda financiera a Grecia que se extendió en los últimos ocho años.
En casi una década, el gobierno heleno debió soportar las imposiciones e incluso las determinaciones adoptadas por el sector financiero del bloque de naciones, en particular de una inflexible Alemania a través de su canciller, Angela Merkel.
Y si bien son los préstamos los que cesaron, aún el gobierno de Alexis Tsipras está prisionero de la deuda, la que a juicio del FMI es “insostenible”.
La crisis comenzó a fines de la década pasada por la alta carga fiscal, los altos presupuestos de empresas públicas y la falta de un desarrollo que fuera a la par con las demandas planteadas desde el sector productivo y fiscal.
El programa de austeridad llevó incluso a que sectores como la salud no lograra sostenerse, por ejemplo con la compra de insumos para los servicios primarios y hospitales, además del cierre temporal de otros sectores y oficinas del Estado.
Fueron los años que siguieron al 2010 cuando las calles de varias ciudades griegas fueron testigos de las masivas manifestaciones, entre las que se reclamaba además de una solución a la crisis social provocada por la crisis, el rechazo también del denominado “Paquetazo” de la Unión Europea que estaba imponiendo fuertes restricciones al gasto fiscal.
La crisis económica derivó al mismo tiempo en crisis política y en varios acuerdos con los sectores financieros europeos que terminaron por perjudicar los dos ingredientes más importantes para los trabajadores: salario y calidad de los empleos.
Si bien desde ayer Grecia terminó con los planes de ayuda desde la Unión Europea, aún uno de cada tres griegos está bajo la línea de la pobreza, mientras que los empleos si bien han aumentado, la mayoría son precarios y con bajos ingresos. Aun así, alrededor del 20 por ciento de la fuerza laboral está desempleada.
Ya en 2015, -en pleno desarrollo de la crisis que terminó en la salida temporal de Alexis Tsipras del gobierno de Grecia- el dirigente sindical y diputado del Consejo de los Helenos, George Mavrikos, advertía en conversación con Radio y Diario Universidad de Chile que la situación golpearía a los trabajadores más allá del juego geo estratégico donde su país no era más que “un títere”.
“Somos testigos de grandes juegos geo estratégicos entre los Estados Unidos y la Unión Europea, entre el dólar y el euro y el Gobierno griego no es más que un títere en este gran juego de geo estrategia”, precisaba entonces el representante, para quien “los problemas de la clase obrera de Grecia están aquí para quedarse y tenemos que luchar contra esos problemas”.
En los últimos años se han registrado incrementos significativos de las exportaciones desde Grecia con un aumento del 35 por ciento alcanzando los 28 mil 900 millones de Euros en 2017. En contraparte, el “Paquetazo” de la Troika Europea inyectó 300 mil millones de Euros a la economía griega, con severas restricciones.
Pierre Moscovici, comisario europeo de Asuntos Económicos, además de calificar el día de ayer como histórico para Grecia, sostuvo que “han sido ocho años difíciles, a menudo dolorosos que han estado marcados por tres programas sucesivos. Ahora Grecia puede finalmente pasar página a una crisis que ha durado demasiado. Lo más duro se ha hecho y quiero decir que aunque sé que existen debates y es natural, ahora lo más duro queda atrás”.
Ya en 2017, cuando el fantasma de una salida de Grecia de la Eurozona rondaba en medio de la crisis, el FMI calificaba la situación del país como grave considerando que no sólo el crecimiento económico permitiría aliviar la situación, sino que era necesario que sus socios del bloque le quitaran presión sobre la deuda. Por eso hoy el mismo organismo señala que el crecimiento anual proyectado sobre el 3 por ciento, si bien es alto para la precaria economía griega, no ayudará a terminar con el principal problema hoy que es, precisamente, su deuda.